La Sala III del Tribunal de Impugnación rechazó los recursos de casación contra la sentencia de condena a 12 años de prisión efectiva al exsacerdote Rubén Agustín Rosa Torino por tres casos de abuso sexual contra dos exseminaristas y una exmonja. 

Los jueces de la Sala III, Pablo Mariño y Rubén Eduardo Arias Nallar, señalaron que ninguna de las impugnaciones contenidas en los recursos “se sustenta en elementos objetivos que autoricen la modificación de lo razonablemente resuelto. En razón de lo expuesto, corresponde desestimar el recuso de casación deducido por la representante del Ministerio Público Fiscal y por defensa técnica de Agustín Rosa Torino”.

El excura Rosa Torino cumple sentencia en la Unidad Carcelaria 1 de Villa Las Rosas, en la capital salteña. El año pasado el Tribunal de primera instancia integrado por los jueces Maximiliano Troyano y Roberto Faustino Lezcano y la jueza Norma Beatriz Vera, lo declaró "material y penalmente responsable" de los delitos de "abuso sexual gravemente ultrajante agravado por ser ministro de culto reconocido en perjuicio" de un exnovicio y de una exmonja, y de "abuso sexual simple agravado por ser el autor ministro de culto reconocido en perjuicio" de otro exnovicio.

La fiscala Verónica Simesen de Bielke había pedido 22 años de prisión para Rosa Torino durante el juicio y apeló la sentencia por la cuantificación de la pena. Para la funcionaria, el Tribunal que juzgó al cura cometió un vicio esencial respecto a la condena e impuso una pena inferior a la requerida durante los alegatos.

Simesen de Bielke manifestó en su presentación que debía tenerse en cuenta la naturaleza de las acciones y los medios utilizados por el sacerdote; además de la necesidad de considerar la extensión del daño físico y psíquico grave y el menoscabo moral y espiritual causado a las víctimas.

Los abogados del exreligioso, Humberto Oliver y Fabio Núñez presentaron un recurso de casación pidiendo que se revoque la prisión efectiva y se absuelva al sacerdote, con el argumento de que la sentencia "resulta arbitraria" e "incurre en una errónea apreciación de los elementos probatorios incorporados, (...) una errónea interpretación y aplicación del derecho". Los defensores sostenían que el sacerdote es inimputable, porque por su psicopatía no puede seguir las normas.

Los jueces de Impugnación resaltaron que en uno de los abusos el condenado actuó sobre el cuerpo de la víctima “sin su consentimiento y en un escenario en el cual ocupaba una ventaja emocional y psicológica sobre ella, al igual que respecto a los denunciantes varones, dada y sostenida por su condición de ser ministro del culto dentro del cual la mencionada también era religiosa". 

Rosa Torino se desempeñaba como responsable del instituto religioso denominado de los Hermanos Discípulos de Jesús de San Juan Bautista. Los abusos se concretaron en ese instituto del cual era fundador.