La gremial de los diplomáticos, Asociación Profesional del Servicio Exterior de la Nación (APSEN), tardó apenas 24 horas en salir a defender al exvicecanciller Carlos Foradori a raíz de lo publicado por Alan Duncan, el canciller británico. En su diario, Duncan contó que Foradori estaba en estado de ebriedad cuando acordaron varios puntos contrarios al interés argentino respecto de Malvinas. 

“APSEN expresa su profunda preocupación por que el profesionalismo de un asociado, miembro del Servicio Exterior, pueda verse empañado por acusaciones que no cuenten con el debido sustento”, dice el comunicado. 

Desde Moscú, el embajador argentino Eduardo Zuaín, que fuera vicecanciller en tiempos de Héctor Timerman, salió con los tapones de punta con el título de “La Doble Vara”, recordando que “hace unos meses solicité a APSEN que se pronunciara sobre una página vergonzosa del Poder Judicial: la causa armada sobre el Memorándum con Irán. No lo hice en favor de mi persona, sino en defensa del trabajo profesional diplomático. La respuesta -escribió Zuaín- fue una amable combinación de excusas con fingido desconocimiento del tema. Hoy leo la veloz y clara defensa del profesionalismo diplomático, en favor del colega que negoció cuestiones vitales de Malvinas en la embajada británica”.

En otras palabras, Zuaín les dice que miraron para otro lado cuando hubo una tremenda persecución a Timerman -Claudio Bonadio dictó su prisión preventiva-, al propio Zuaín y a otros diplomáticos con la grotesca causa del Memorándum y, en cambio, se abroquelaron de manera vehemente en defensa de Foradori. 

Un dato no menor es que el anfitrión de aquel encuentro, el embajador del Reino Unido en Buenos Aires, Mark Kent, defendió a Foradori con un único y pobre argumento: “Solo tomó agua”. O sea, quedó claro que la negociación por Malvinas se hizo en la bodega de la coqueta embajada de Recoleta y no en la Cancillería como correspondía.

Zuaín terminó su texto referido a APSEN de la siguiente manera. “Honestamente, no me sorprendió ya que desde hace tiempo una parte, respetable por supuesto, de la conducción de esa Asociación cayó en la tentación de expresar, consciente o inconscientemente, sus tendencias ideológicas. Importante deficiencia, sobre todo para cumplir el mandato principal que es defender a todos sus asociados con igual ímpetu y ocuparse, eficazmente, de temas como el previsional que afecta a los colegas más jóvenes”.

Como ya reveló Página/12, Foradori sigue teniendo el cargo de embajador, aunque no está asignado a ninguna embajada. Por lo tanto, está en su casa con un sueldo de 930.000 pesos, esperando que se haga efectiva su jubilación de 930.000 pesos.