Enhebrando sus propias palabras con citas del Papa Francisco la Comisión Episcopal de Pastoral Social, que preside el obispo de Lomas de Zamora, Jorge Lugones, emitió un documento con motivo del Día Internacional del Trabajador para expresar “nuestra cercanía con las personas trabajadoras”, al tiempo que pidió a empresarios, trabajadores y dirigentes, que comprendan que “es necesario que imaginemos la construcción de un nuevo futuro del trabajo fundado en una economía productiva y en condiciones laborales decentes y dignas y que promuevan el bien común”.

A “las personas trabajadoras” la Pastoral Social le agradeció “el enorme esfuerzo que están haciendo, sosteniendo la vida cotidiana de la Patria” y, frente a la situación de crisis nacional e internacional, pidió “dar prioridad, a la hora de dar respuestas concretas, a aquellos que se encuentran en los márgenes del mundo del trabajo”.

Como lo hizo en pronunciamientos anteriores, la comisión que preside Lugones reiteró que “es imprescindible cambiar definitivamente el paradigma del subsidio por el paradigma del trabajo”. Pero al respecto señaló también en la misma línea en la que se viene manifestando que “es necesario tener presente que el empleo formal debe abarcar las nuevas formas de la economía popular que viene creciendo en todo el planeta”. Se trata, dice el documento, de un “nuevo modo de economía de personas que fueron descartadas de los empleos formales pero que se han asumido como sujetos trabajadores y al tiempo que desarrollan innumerables emprendimientos laborales” se organizan como asociaciones o sindicatos. Tales iniciativas –dicen- reciben la calificación de “experiencias de salvación comunitaria”.

En el texto la Pastoral Social nacional recupera y hace suya una manifestación reciente de su par cordobesa en la que se afirmó que “en un país que tiene tantos recursos y posibilidades de multiplicarlos, pero que, paradójicamente, tiene altos índices de desocupación y de pobreza, es urgente reconstruir y extender la cultura del trabajo. Es imperioso que los argentinos volvamos a crecer en la conciencia de que el trabajo dignifica y amplía las oportunidades para todos”.

La comisión que expresa la perspectiva de la jerarquía católica en cuestiones sociales sostiene al respecto que “tal dignidad supone tanto la generación de empleo como la justa remuneración por el mismo”.

Hablando a los dirigentes sociales y políticos y a los gobiernos y retomando palabras del papa Francisco se les recuerda a todos que “el esfuerzo debe estar dirigido a organizar y estructurar la sociedad de modo que el prójimo no tenga que padecer la miseria”, propiciando “igualdad de oportunidades en acceso a programas del Estado para todos, sin exclusiones sectoriales, aun cuando no pertenezcan a organizaciones o movimientos mayoritarios”.

A los empresarios y a sus dirigentes –dice el documento- “los alentamos a que no olviden su verdadera vocación, que debe ser la de producir riqueza al servicio de todos, creando trabajo y producción sin dañar la naturaleza”, dado que “un trabajo que no cuida, que destruye la creación, que pone en peligro la supervivencia de las generaciones futuras, no es respetuoso con la dignidad de los trabajadores y no puede considerarse decente”.

A los representantes de los trabajadores y las trabajadoras, que “se enfoquen en las situaciones concretas de los barrios y de las comunidades en las que actúan, dando voz a los que no la tienen y defendiendo los derechos de aquellos más vulnerables”.

Y finalmente recuerda la Comisión de Pastoral Social que Francisco “advierte que es necesaria una transformación ética y cultural, es decir, una sincera conversión de las actitudes del corazón porque si no, ese cambio de estructuras termina a la larga o a la corta por burocratizarse, corromperse y sucumbir”.

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