Londres despertó aturdida por la conmoción y la tristeza tras el atentado. Hoy, cuando comience la semana laboral, la ciudad intentará recuperar normalidad. Sin embargo, el atentado volvió a colocar en la mente de los londinenses el riesgo de vivir en una de las sociedades más multiculturales del mundo. “Uno de ellos (de los atacantes) gritó ‘Esto es por Alá’, y tenían a una mujer en el piso. La estaban apuñalando”, dijo el testigo Gerard Vowls a la cadena ITV News, relatando cómo una cálida y calma noche de primavera se convirtió en un baño de sangre. Empleados de un bar hicieron una barricada con mesas en la entrada para impedir el ingreso de los atacantes, que intentaron sin éxito romper los gruesos ventanales del negocio, contó otro testigo, que no quiso identificarse, al diario sensacionalista The Sun. “Vi como apuñalaban a un hombre cinco veces en el pecho”, dijo el testigo, y agregó que los agresores llevaban pequeñas garrafas o bombonas de gas adosadas al tronco, algo con lo que, según informó la policía, buscaban simular que poseían cinturones explosivos. 

La madre de un joven de 23 años herido en el atentado dijo que el agresor que apuñaló a su hijo afirmó, antes de clavarle el arma, que lo hacía “por el Islam”. A la salida del Hospital King’s College, sur de Londres, donde visitó a su hijo Daniel, Elizabeth     O’Neill explicó que el chico se encontraba con su novia saliendo de un local cuando fue agredido por un hombre que blandía un cuchillo. “Acababa de salir del bar y se le acercó corriendo un hombre que le dijo ‘Esto es por mi familia, esto es por el Islam’ y le clavó un cuchillo”, relató la mujer. La madre de Daniel O’Neill, que al parecer entró de nuevo en el bar tras ser acuchillado mientras su atacante huía, reveló también que el joven tiene ahora una “cicatriz de 17 centímetros que va desde el estómago hacia la espalda”.