“¡Alerta, alerta, alerta que camina el antimanicomio por América Latina!”. La consigna envuelve las imágenes de Desmontar la máquina, el documental realizado por Francisco Díaz, licenciado en Audiovisión por la Universidad Nacional de Lanús (UNLa), que busca visibilizar los incumplimientos de la Ley Nacional de Salud Mental, pero también poner en valor las conquistas y el entramado territorial federal que se profundizó a partir de su puesta en vigencia en 2010. Porque, como plantea Díaz, más allá de la legislación “se vislumbra que la salud mental es comunitaria y democrática”.

El documental comenzó a caminar a fines de 2021, cuando fue exhibido en la UNLa, y ya recorrió las universidades nacionales de Quilmes (UNQ) y Moreno (UNM), en el conurbano bonaerense, y otros lugares del país. La próxima fecha será el 13 de junio en la Universidad Nacional de Villa María (UNVM). Pero además hay pautada una proyección fuera del país, en México, el 1 de junio, en el Instituto Latinoamericano de Estudios de la Familia (ILEF).

Desmontar la máquina nació del Proyecto de Investigación Orientada (PIO) CONICET-UNLa “Obstáculos y desafíos en la implementación de la Ley Nacional de Salud Mental 26.657”, dirigido por Marcela Bottinelli, que planteaba la necesidad de “actualizar los programas de formación a las necesidades del campo”.

El objetivo fue “diseñar un material pedagógico para incorporar en las clases en la formación de profesionales de salud y afines”, explicó Díaz en diálogo con el Suplemento Universidad.

Un año antes de que se cumpliera una década de la sanción de la norma, el equipo de trabajo tenía un diagnóstico trazado: “Además de plantear cómo tenía que organizarse la actividad y el trabajo de salud mental, la ley disponía que se cerraran los monovalentes, los centros de atención exclusiva y específicas de aislamiento, y ya se sabía que no se iba a cumplir ese objetivo”.

Dos hechos trascendentales se convirtieron en la base del documental: el tercer Encuentro Latinoamericano de Salud Mental y Derechos Humanos y la segunda Conferencia Regional de Salud Mental Comunitaria. “Ir a registrar en el campo los desafíos y los obstáculos era muy atractivo”, destacó Díaz.

“Ya habíamos visto mucho de lo que está mal y queríamos escaparle al documental bajón. La idea fue darle visibilidad a lo que sabemos que está bien y funciona. Además, lo lindo es que no hay que buscar afuera”, subrayó y puso como ejemplos los procesos llevados a cabo en Río Negro y Chubut, previos a la sanción de la ley nacional.

El registro audiovisual cuenta con una gran pluralidad de voces del campo de la salud mental. Díaz y su equipo llegaron a acumular más de 25 horas de crudo, que quedaron condensadas en 80 minutos. Para organizar el material, contaron con la colaboración del guionista Gustavo Gersberg.

“Queríamos escuchar a las personas que atravesaban procesos de salud mental”, señaló Díaz; por eso prescindieron de incluir referentes de la disciplina para priorizar la voz de quienes reclaman “sentirse acompañados, producir vínculos basados en la empatía, no ser cruelmente maltratados, y básicamente que se cumplan y respeten sus derechos”.