Una amistad. Una crisis. Y la sororidad como motor de cambio. Esos elementos se conjugan en Las irresponsables, la nueva propuesta teatral de la calle Corrientes escrita y dirigida por Javier Daulte. Con tono de comedia, la historia combina buenas dosis de humor con instantes de reflexión. Allí, tres amigas deciden convivir de forma provisoria para acompañar el mal de amores de una de ellas. Pero nada sale como lo planeaban.

Julieta Díaz, Gloria Carrá y Paola Krum son las encargadas de interpretar a esas mujeres que se reúnen para exorcizar penas, liberarse y romper estereotipos. Ellas son Lila (Díaz), que acaba de separarse de su novio, y su hermana Fabi (Carrá) y su amiga Nuria (Krum), quienes la ayudan a atravesar el duelo. “Somos una potencia enorme arriba del escenario”, señala Carrá acerca del proyecto que presentan en el renovado Teatro Astros (Corrientes 746), los viernes y sábados a las 20.30 y los domingos a las 20.

Luego de un estreno con gran éxito en Barcelona, la pieza de Daulte tiene su versión local en la emblemática sala que hoy luce totalmente renovada y cuenta con la dirección artística de Andrea Stivel. “Que reabra un teatro, después de todo lo que pasó, es una fiesta. Y ser parte de eso nos enorgullece un montón”, celebran las actrices.

“Hacía varios años que queríamos hacer algo juntas con Gloria”, explica Julieta Díaz sobre la génesis de esta nueva apuesta. Fueron ambas, precisamente, las que promovieron el encuentro, y Daulte aportó su dramaturgia y también propuso sumar a Paola Krum al elenco. “El trabajo con Javier fue exhaustivo. No hay nada librado al azar. Y la obra es absolutamente catártica, porque en esta historia se ven personas que hacen algo que no se debería hacer”, comenta Krum, y Carrá agrega: “Los espectadores son nuestros cómplices, y a ellos les pasa lo mismo que nos pasa a nosotras, porque se ríen pero a la vez se preguntan: ` ¿De qué nos estamos riendo?’”.

- Esta puesta, de alguna manera, desmiente el mito aún vigente de que las mujeres somos competitivas, porque precisamente entre estas tres amigas hay mucha complicidad.

Paola Krum: - Sí, el compromiso entre mujeres es muy hondo.

Gloria Carrá: - Es que las mujeres profundizamos mucho. Tenemos charlas muy sanadoras, y eso lo sabemos todas. A veces, los hombres son un poco más superficiales cuando se juntan. Nosotras cuando nos juntamos nos reímos, lloramos y vamos al hueso. Hace poco, casualmente, un hombre me hizo una nota y me preguntó cómo nos llevábamos las tres, y yo dije que somos muy amigas y que la pasamos genial. Y me contestó: “Vamos a ver cuánto duran”. Y a nadie se le ocurre preguntarle eso a un elenco de varones, porque nunca dudarían del hecho de que se lleven bien. El tema es con las mujeres, porque el patriarcado funciona así.

Julieta Díaz: - Que eso pase en los medios de comunicación quiere decir que hay una bajada de línea con respecto a eso.

G.C.: - Sí, pero creo que venimos haciendo un camino y demostrando que esa competencia entre mujeres de la que se habla tiene más que ver con el pensamiento de algunos hombres, y con lo que a ellos les conviene, que con lo que realmente nos pasa a nosotras. Porque las mujeres tenemos mucha fuerza cuando nos unimos.

J.D.: - Sí, y nosotras nos sostenemos mucho como artistas. Queremos que a la otra le salga todo bárbaro, y cada una se siente muy tranquila con eso.

- En una escena, Lila menciona que está por cumplir cuarenta años y que pensaba que iba a llegar a ese momento con mayor estabilidad. ¿Siguen pesando en las mujeres esos mandatos sociales acerca de lo que se supone que se debe hacer a cierta edad?

J.D.: - Sí. A mí me interpela ese texto. Javier nos contaba que a él también le pasa sentir que, a pesar de que ya pasó los cuarenta, en algunas cosas todavía se siente un adolescente inseguro. Y yo también siento eso. Yo tuve a mi hija a los 37 años, y a esa edad todavía me sentía inmadura. Creo que la obra permite ese lado b, se ríe de eso y también abre un juego de quererse igual.

G.C.: - Los mandatos siguen estando, pero creo que los estamos desarmando. A veces me siento chica en algunas cosas, y en otros momentos logro resolver situaciones como puedo. Pero sigo aprendiendo. Mi hija Angela vino a vernos y me dijo: “Estas amigas son como adolescentes. Pero está muy bien, porque los cuarenta son los nuevos treinta (risas)”. Y es verdad. Yo me he ido de viaje con amigas a Brasil, y fuimos muy adolescentes. Nos reíamos de la mañana a la noche. Y las boludeces que hacíamos no tenían fin (risas).

P.K.: - Yo creo también que eso se está desarmando. Parece que los adultos no pueden mostrar dudas o fragilidad. A mis padres les pasaba eso. Tenían que aparentar que todo lo sabían. Y yo ahora me permito mostrarle a mi hija todo lo que soy.

- Pero el mundo adulto sigue teniendo muchas cargas…

J.D.: - La adultez está sobrevalorada (risas).

G.C.: - Quizá el público que viene a ver la obra espera ver a estas tres mujeres hablando de las problemáticas femeninas o criticando a los hombres. Y en realidad lo que propone este material es un juego para divertirse pero con profundidad.

J.D.: - La obra sirve como metáfora. Hace poco me preguntaron en qué soy irresponsable, y respondí: “En el pensamiento”, porque una siempre siente el impulso de mandar todo a la mierda, pero después volvés a la realidad porque hay que ser responsable y poder responder a los hijos y a las hijas, a un compromiso o a un vínculo. Tampoco vamos a hacer apología del desastre (risas).

- ¿Les ocurre lo mismo?

G.C.: - Me pasa igual. Soy muy responsable desde chica, y no encontrar en mí una irresponsabilidad me hace sentir mal. Como Julieta, a veces me pasa de pensar que no tengo ganas de hacer algunas cosas, pero después termino adaptándome y cumplo.

P.K.: - Sí. Yo soy súper responsable también. En cambio, en la obra nuestros personajes son como niñas que juegan a algo extremo y van al límite. No sé si me permitiría hacer eso en la vida real. Por eso, esos permisos me los doy actuando arriba del escenario.

OTROS PROYECTOS

Aunque con matices, y una fuerte apuesta a la risa, Las irresponsables indaga en el mismo universo femenino que las actrices abordaron en sus últimos trabajos teatrales. Julieta Díaz viene de protagonizar Precoz, obra de Ariana Harwicz que propone una lectura políticamente incorrecta acerca de la maternidad. Y en una línea similar, Carrá integró el elenco de El recurso de Amparo, de Laura Oliva, que también objeta la idea del instinto materno. Por su parte, Krum interpretó en 2019 Después de Casa de muñecas, secuela de la reconocida pieza de Henrik Ibsen donde una mujer escapa de sus ocupaciones de esposa y madre. “Estamos en un momento de transición, pero estamos yendo a un lugar mejor”, reconocen.

Cada una lleva adelante otras producciones artísticas. Krum se luce en El primero de nosotros, la serie que emite actualmente Telefe, y Díaz y Carrá se embarcan en música, cine y teatro. Julieta Díaz prepara material musical junto con el artista uruguayo Diego Presa, y Gloria Carrá se encuentra grabando el tercer disco de su banda Coronados de Gloria. Pero hay más. Díaz estrenará en septiembre Asfixiados, película dirigida por Luciano Podcaminsky, con Leonardo Sbaraglia, Marco Antonio Caponi y Zoe Hochbaum, y Carrá dirige en teatro La mujer del vestido verde, de Jorgelina Aruzzi, en El Método Kairós (El Salvador 4530), los sábados a las 17. Además, a ambas se las verá este año en lo que será la segunda temporada de la serie de época Argentina, tierra de amor y venganza.

 

Juntas se potencian. Al igual que les sucede a Fabi, Lila y a Nuria en la ficción, las tres se acompañan y se divierten. “Planeamos seguir todo el año con la obra”, anticipan. “Hay una complicidad entre nosotras que existe por fuera del trabajo, y arriba del escenario es muy fácil conectar con eso”.