El binder es, básicamente, un sistema de compresión de los pechos. Entre un corpiño deportivo y una faja, entre un vendaje post quirúrgico y una camisetita al cuerpo. Su función principal, apretar los pechos de manera pareja y plana, creando la posibilidad de llevar un pechito soñado, unos pectorales de fantasía. Mayormente lo usan personas trans masculinas y no binarias, aunque también lesbianxs, intersex, andrógines, queer, y mujeres que no les gusta llevar tetas vistosas. Todas las personas que no han optado, por elección, imposibilidad o espera del turno, la mastectomía bilateral pueden contar con esta indumentaria mágica y poderosa.

“Heredé el binder de un amigo, se operó, ya no lo necesitaba y lo hizo circular”. El binder es una prenda íntima y colectiva, es ropa interior personal pero al mismo tiempo, por su precio, poca accesibilidad e importancia dentro de la comunidad trans masculina y no binaria se hereda, se comparte, el binder, podríamos decir, también transita.

El mercado más fuerte viene de Asia, en particular, de China. Posteriormente se empezó a fabricar en Europa y Estados Unidos, pero en nuestra amplia región, desde el norte de México hasta la Argentina, era bastante inusual encontrar uno en el mercado. Hace apenas quince años atrás, quienes accedían a la información y contaban con recursos económicos, podían pedir el suyo por internet, siendo común que luego de la dulce espera y terrible ansiedad, el binder no calzara bien o el talle no fuera el indicado. Este es otro de los problemas, los talles de binders eran sólo para personas delgadas.

El binder y la salud integral

Los binders son importantes porque los métodos de comprensión caseros -fajas, cintas de embalar, cintas de papel, vendas, papel film de cocina- pueden traer problemas de salud. Dolor de espalda, dolor de torax, además el calentamiento de la zona, dificultad para respirar, picor, irritación de la piel, marcas y hematomas. A nivel subjetivo, también es complicado. 

No contar con un buen método de comprensión, puede producir inseguridad porque “se note, se corra”, fobia social, cero ganas de salir y compartir la vida con los demás, bajones de depresión entre tantas modalidades de la ansiedark. Por eso, tener un binder no sólo permite llevar una apariencia deseada, puede fortalecer considerablemente la dignidad y la valoración de unx mismx, contra el menoscabo de la autoestima. Proyectar la imagen de sí al entorno es una necesidad integral, física y subjetiva, para las personas trans y no binarias. Tal vez por eso, la mayoría de los usuarios lo llevamos puesto la mayor parte del día, para todas las actividades cotidianas.

Existe una dimensión no ortopédica del binder. Aunque la mayoría de este tipo prendas aún tienen un carácter muy sobrio y hasta para algunos poco erótico, en los últimos tiempos se empezaron a fabricar binders con telas despampanantes, recicladas, estampadas con animal print que también pretenden desconcertar a esa idea totalizadora de “masculinidad”, como sinónimo aquello que no llama la atención: y empezaron a volverse fun.

Armando Binders

Es mucho más que una faja porque está diseñado especialmente, “el tejido forma una malla de microelásticos de doble rebote, no tiene costuras que marquen o lastimen la piel, favorece la circulación central y la de los vasos que irrigan y nutren el tejido de la piel, sin dañar órganos, músculos, huesos o articulaciones. No se corre ni se afloja, permite al organismo el movimiento libre y la respiración fluida”, dice el prospecto de Armando Binders Argentina.

Mor Asir Navon impulsó este emprendimiento pionero en el país de manera artesanal y autogestiva hace casi diez años: “a medida que fui construyendo mi identidad propia como masculinidad trans fui construyendo la identidad de una marca, Armando Binders”

Al comienzo el acceso fue difícil: “Mi madre es médica e hizo el papel de dealer. En los Congresos Internacionales le llegaba un paquetito al hotel con un binder y gracias a eso puede tener y comparar distintos binders. Quería que otros tuvieran las mismas posibilidades que yo, un método seguro, saludable y confortable de fajarse producido en Argentina. Aprendí a coser para hacer accesible un bien de primera necesidad y de calidad para las personas trans y/ o no binarias”

Armando Binders es un espacio seguro de información, personalizado y también una experiencia confortable. “Durante muchos años hicimos algo que no se hacía en el país y eso implicaba no solo la responsabilidad de hacer un producto saludable sino proporcionar contención a muchas personas que necesitaban un binder. En los últimos años comenzaron a surgir emprendimientos locales no centralizados en CABA y eso es bueno, porque no sólo las personas tienen más opciones a elegir sino que nos aliviana un poco no ser los únicos que podíamos proveerlos.”

Políticas públicas: binders para quien lo necesite

Los diez años de la Ley de Identidad de género y la aplicación de la ESI han modificado considerablemente la relación de los usuarios de binders, y el entorno se ha vuelto mucho más amable. Según cuenta Mor al comienzo, llegaban al taller de Armando Binders pibis a escondidas o con adultos muy resistentes: “En el caso de adolescentes ya no es como antes que los padres llegaban enojados, con choque o negacionismo o no querían acompañarlos a buscar un binder. Hoy lo más frecuente es que escriba o apoye una madre, un padre o un tutor, preocupados por contener a sus hijes.”

Renato Felice, Salomón Félix Rempel, Tom Máscolo 

En este sentido, no es descabellado pensar en la posibilidad de que los binders dejen de ser considerados como cualquier ropa interior, o como algo cosmético o estético, sino parte del acceso a la salud integral trans. Ya que los precios varían oscilan por encima de los tres mil pesos cada uno y aún hay muy poca información. El acceso podría ser parte de los programas que impulsan las salitas, hospitales, además de la capacitación de médicos como un método recomendable.

Sobre esta idea asegura Mor: “Entendiendo que antes que una prenda o una faja un binder es un bien de primera necesidad para la expresión y el libre desarrollo de nuestras identidades. Lo he comentado con personas cercanas me han dicho que es una utopía, que soy un soñador. Hace poco, alguien me emocionó sobre volverlo parte de una política pública general de salud, lo cual me hizo sentir que es posible, como cuando hice los primeros binders y obtuve buenos resultados: me di cuenta de que podría hacerse realidad. Siendo además tan largas las listas de espera para quienes quieren operarse, entiendo que es parte del mismo derecho el fajarse dignamente sin lastimarse”

Más info en @armandobinders.arg