Hoy es posible afirmar que la aparición de Página/12 el 26 de mayo de 1987 fue la última gran epopeya de la historia del periodismo gráfico en la Argentina del siglo XX. Eran momentos cruciales en nuestra historia. Aún golpeaban las esquirlas del pasado violento, dictatorial, y la necesidad de construir una democracia duradera. A pesar de inclemencias políticas, sociales y económicas que sobrevinieron desde aquel momento fundacional, hoy Página/12 cumple 35 años. Hoy, festejamos que Página/12, contra viento y marea, se ganó un lugar en el corazón y la vida cultural y política de los argentinos. Y se transformó en un faro que marcó, y marca, de manera indeleble la ruta del pensamiento crítico y las mejores tradiciones del periodismo y la comunicación de la Argentina.

Hoy es posible recordar con orgullo lo dicho hace ya 6 años en que arreciaba el modelo neoliberal y desalentaba cualquier emprendimiento crítico con raíces nacionales y populares. Al presentar la fusión de Página/12 con el Grupo Octubre-, que dirijo en nombre de los trabajadores de edificios, organizados en el SUTERH (Sindicato Único de los Trabajadores de Edificios de Renta Horizontal), verdaderos dueños de todas las obras culturales, de capacitación y de comunicación que tengo el honor de gestionar en su nombre, dije que lo haríamos desde una mirada distinta, desde la cultura del trabajo. Y con el más absoluto convencimiento de que colaboraríamos para que los argentinos pudieran contar con medios independientes, críticos del poder allí donde se despliegue, dando lugar a la enorme multiplicidad de voces que atraviesan el debate público de nuestro país y que sedimentan la libertad tal como la entendemos: amplia, generosa, múltiple, indetenible en su construcción de sentido.

Dijimos también, como ahora decimos, que entonces nos guiaba la defensa de la cultura del trabajo, determinación que nunca traicionaremos a pesar de los golpes de crisis económicas y de intolerancias políticas nacidas de modelos de exclusión social de las mayorías. Reitero hoy como ayer que esta decisión es el verdadero legado y patrimonio de los trabajadores de edificios dueños de este periódico que cuenta hoy no sólo con un plantel excelente de periodistas y profesionales tanto en la gráfica como en las áreas de desarrollo de nuevas tecnologías de la comunicación. Es también uno de los faros más luminosos de la comunicación en América Latina y en el concierto de la modernidad.

A 35 años de su nacimiento, Página/12 tiene hoy un balance del que enorgullecerse ya que llega a alrededor de 10 millones de usuarios únicos por mes según la medición de Comscore, pero también tiene el desafío de intervenir en el concierto comunicacional de América Latina y del mundo, transido por crisis, pandemias y guerras. Página/12 ha sabido comunicar a los argentinos las aristas más luminosas y también más oscuras de la humanidad. Las enfermedades y las guerras y las fallas políticas y humanitarias que transformaron el mundo en un lugar hostil. Y hemos sabido comunicarlo porque siempre creímos que la tarea de comunicar es una verdadera misión humanitaria. Porque creemos que la libertad de expresión es uno de los derechos más importantes para construir ciudadanía. Hombres y mujeres informados con veracidad, sin manipulación que limite su capacidad para elegir a conciencia su futuro. En este tiempo hemos creado uno de los sitios web de noticias más visitados de Latinoamérica.

Hemos desplegado el portal de noticias que informa al 23 por ciento de la población digital estimada en 35 millones de personas conectadas a Internet. Hemos batallado por el combate a la manipulación informativa que inunda el oficio de la comunicación y determinan la plaga de las fake news.

Y, así, nada de lo hecho hubiera sido posible sin el sostén y la generosidad de los trabajadores de edificios nucleados en el SUTERH que me honra dirigir. Y sin la colaboración de los mejores escritores, artistas, intelectuales, periodistas, científicos y dirigentes sociales y políticos que fielmente siguieron eligiéndonos. Así como Página/12 los sigue eligiendo para comunicar sus sueños y sus luchas, sus acuerdos y sus críticas, con una voz cada vez más potente para que se escuche en todas las latitudes de nuestra patria, de nuestra América y del mundo. Ese es nuestro privilegio y destino.