Aún hoy, en ciudades iraníes como Shiraz, Isfahan y en la propia capital, Teheran, los poetas clásicos persas son venerados y respetados por la gente común, que se junta en los jardines y en las plazas para leer y recitar poesía. Con algunos poetas, esa admiración ha traspasado las fronteras iraníes y se despliega por los más diversos países del mundo.
Es lo que ocurre con Rumi (1207–1273), célebre místico sufí y exponente de la literatura persa clásica, que se ha convertido en una de las voces más potentes de la escena literaria y espiritual contemporánea. Tanto en mezquitas de Estambul como en los cafés parisinos hay gente que lee a Rumi. En la Argentina, el sello Koan acaba de publicar Rumi esencial, un libro exquisito que reúne textos diversos, atravesados por una cautivante simbiosis entre lo sensual y lo espiritual.
El volumen incluye poemas líricos (ghazales y rubaiyat) y fragmentos de una obra notable de Rumi llamada Mathnawi, una colección de pareados en los que el autor --un gnóstico musulmán que se ganaba la vida como consultor legal en materia de jurisprudencia islámica-- ofrece un interesante tapiz de cuentos, humor y enseñanzas espirituales.
Las apelaciones al amor sensual y la embriaguez son parte de las marcas de origen de la poesía sufí, una tradición que se diferencia de las tradiciones religiosas occidentales. Hay también un sentido del humor que ha atravesado los siglos. Como expresa uno de los Rubaiyat: "Dije: 'Tan solo un beso mi corazón desea'. / 'El precio de ese beso es la vida', dijiste. / Pero inmediatamente exclamó el corazón: 'barato te lo dejan, no andes regateando'".
Kabir Helminski, autor del prólogo, escribió: "En Rumi encontramos un modelo de la armonía posible entre lo físico y lo espiritual, entre el corazón y la mente, entre lo eterno y lo perecedero, entre lo humano y lo Divino".
El ingreso al mundo de Rumi es un viaje de ida y también puede funcionar como incentivo para disfrutar de otros notables poetas persas, como Hafez de Shiraz, Ferdousí y Saadi.