Reprimir con balas de plomo a periodistas que cubrían un desalojo de un centro cultural no corresponde con un delito de prisión efectiva, o al menos para uniformados de la ya extinta Policía Metropolitana. Así lo consideraron los tres jueces del Tribunal Oral en lo Criminal N° 7, quienes absolvieron a los agentes Miguel Ledesma y Maximiliano Nelson Acosta y condenaron al oficial superior Gabriel Pereira de la Rosa a tres años de cárcel en suspenso por abuso de armas. Los policías, en cambio, habían sido imputados por “triple tentativa de homicidio”, agravado por pertenecer a una fuerza policial, tras el violento desalojo de la Sala Alberdi, en 2013, donde resultaron baleados con munición de plomo los comunicadores populares Esteban Ruffa y Germán de los Santos, y el manifestante Mario Fumaroni. “Es un claro mensaje para darle luz verde a la fuerzas represivas a que hagan lo que tengan ganas”, aseguró a PáginaI12 la abogada querellante María del Carmen Verdú.

Diez minutos antes de escuchar la sentencia, el ex oficial de la Policía Federal Pereira de la Rosa, quien confesó su participación en la represión de diciembre de 2001 en Plaza de Mayo (ver aparte), se reía en los pasillos de Tribunales mientras se sacaba selfies junto a su familia. Afuera del edificio, en cambio, la policía reducía el ingreso al edificio y los dos fotógrafos baleados por la Policía Metropolitana en 2013 –hoy Policía de la Ciudad– debían elegir qué compañeros los acompañarían en la lectura del veredicto. Sin saberlo, estas dos escenas dieron un indicio al desenlace del juicio a los oficiales que participaron del desalojo en la Sala Alberdi del Centro Cultural San Martín. En la sala del Tribunal N°7, los jueces Gustavo Valle, Gabriel Vega y Gustavo Rofrano dictaminaron, en primer lugar, condenar al oficial superior Pereira de la Rosa por el delito de “abuso de armas” y la inhabilitación por cuatro años de la función pública. Es decir, al ex agente de la Metropolitana, también presente en la represión del Parque Indoamericano, no le corresponde ni un día de prisión efectiva.

Ni bien salió la condena, la sala explotó de bronca por el fallo. Pero aún quedaba mucha tela para cortar. El juez Rofrano siguió con la lectura del veredicto, donde en el punto tres se resolvió absolver a los oficiales de la Metroplitana Ledesma y Acosta por el delito de triple homicidio agravado que estaban imputados. Si bien los argumentos de los jueces verán la luz recién el próximo martes cuando se publique el fallo completo, se sospecha que los magistrados acompañaron la posición del fiscal Oscar Ciruzzi, quien durante el juicio desconoció a los oficiales en las imágenes y consideró que los policías “no dispararon continuamente, por lo cual no se puede  decir que hubo intencionalidad de matar”. “Durante los alegatos, la defensa de los imputados siempre buscó enmarcar este caso como un hecho aislado de un loquito que salió a tirar con balas de plomo. Así, esconden el mecanismo policial y defienden el aparato”, sostuvo Verdú. 

Por su parte, en el último punto del fallo, los jueces aconsejaron al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires prestar más atención con el armamento utilizado en las manifestaciones, algo que se contradice con la creencia de que la represión en el desalojo en la Sala Alberdi fue “sólo un hecho aislado”.

El enojo de los pocos militantes de la Coordinación compuesta por la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), la Red Nacional de Medios Alternativos y varias agrupaciones políticas que pudieron ingresar a la sala fue tal que el juez Rofrano no alcanzó terminar de leer la sentencia. A los policías se los acusaba de asesinos, pero los reprochen iban, sobre todo, a los magistrados. Ruffa, uno de los fotógrafos baleados aquella madrugada del 13 de marzo, no pudo con su oficio y registró, con lágrimas en sus ojos, este final en el Tribunal N°7. El llanto, contó después a este diario, no fue por el dolor de cargar en su pierna la bala de plomo que disparó la Policía Metropolitana, sino por la impotencia de ver a los policías que le dispararon, libres. “Hubo una clara intencionalidad política de avalar y legitimar el aparato represivo de las fuerzas de seguridad”. Myriam Bregman, dirigente del Partido de los Trabajadores Socialistas y presente en la sentencia, continúo con la misma línea, al expresar que este juicio (“a la mismísima Policía de Macri”, consideró) significa que en las próximas manifestaciones puede sucede lo mismo que en la Sala Alberdi. “O peor”, dijo la precandidata a diputada nacional.

A la salida de Tribunales, los dos fotógrafos baleados se fundían en un abrazo con cada militante que acompañó las siete audiencias que tuvo el juicio. Allí, en plena calle, la abogada querellante confirmó que van a recurrir a Casación para presentar la apelación, aunque agregó que “será difícil que cambie la ecuación en este contexto político”. El cierre le correspondió a la madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas. “Tal como repetí a unos pocos metros de acá, en el juicio del Kiki Lezcano, estas cosas no nos van a callar. Nosotros vamos a seguir peleando”.

Informe: Jeremías Batagelj.