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VIOLENCIAS

Su nombre era Luna

Luna Marianella Ortiz salió de su casa de Benavídez el viernes pasado para postularse a un trabajo en una zapatería. Apareció muerta al otro día, cuando miles de personas marchaban por Ni Una Menos, en la casa de un fulano. Las cámaras de seguridad del Casino de Tigre registran cuando éste la saca de ahí casi desvanecida y lo siguen en un recorrido por diversos lugares que se pierden dentro de una villa. No era la primera vez que Luna desaparecía, ya otra vez había vuelto con signos de abuso y sin querer contar demasiado de lo que había vivido. Pero claro, Luna consumía drogas y aunque ahora estaba en rehabilitación, para la policía y para la Justicia esa precariedad la convirtió en un problema menor. Muerte por sobredosis, le dijeron al papá y a la mamá, que la buscaban, y les mostraron una foto en blanco y negro impresa en papel común de su hija inerme. Por orden del fiscal no pudieron identificar el cuerpo hasta después de la autopsia. Ahora reclaman el esclarecimiento de lo que sería un entramado mafioso de captación y descarte de adolescentes, eso que podría estar detrás de la constante desaparición de niñas en los barrios populares.