El asesinato de tres uniformados ligados a la policía boliviana ha desnudado una compleja maraña de relaciones familiares entre el narcotráfico y la derecha boliviana que van incluso hasta la expresidenta de facto Jeanine Añez. Cuando los policías llegaron a La Bendita, la hacienda de Misael Nallar, encontraron un pequeño zoológico habitado por sesenta animales entre los que se hallaban tres pumas, una especie en peligro de extinción en el país. Pero además descubrió un depósito de armas de guerra de grueso calibre y nada menos que 37 cuatriciclos cuadratrack y teryx.

Avanzada la investigación, se encontraron papeles de que Nallar tenía una docena de inmuebles inscritos a su nombre. Pero, nadie puede dar información certera de a qué oficio o negocio se dedicaba este amante de la velocidad, millonario y ahora asesino de policías. La prueba del guantelete fue contundente: Misael Nallar disparó ese martes 21 de junio (feriado en Bolivia pues se celebró el año nuevo andino), y también lo hicieron sus dos guardaespaldas Esteban Beltrán (de nacionalidad colombiana) y el boliviano Rodrigo Gonzales Arriázola.

Ese día a las 16 00 hrs. el sargento mayor Eustaquio Olano de 44 años, el sargento primero Alfonso Chávez Flores y el voluntario del GACIP José Candia Orozco (27) fueron capturados, puestos de rodillas y con las manos en el piso, y les dispararon, según datos proporcionados por el comandante de la Policía, General Jhonny Aguilera, y el comandante departamental Erick Holguín.

La matanza se consumó en Las Cuchis muy cerca de Las Cruces.

Las Cruces son unas lomas de arena en el municipio de Porongo, vecino de Santa Cruz de la Sierra. Ahí se dirigen jóvenes a quienes les gusta manejar cuadratracks y motocicletas. Ahí se consumen bebidas alcohólicas y, según la policía, drogas. Hasta ahí fueron los policías asesinados. Cuando Misael Nallar se entregó a las fuerzas del orden apareció en la maleza con los brazos en alto gritando “por favor no me maten, no me toquen, estaba borracho”. Claro que además de embriagado estaba fuertemente equipado con armas de grueso calibre, difíciles de conseguir en Bolivia, además de estar acompañado de guardaespaldas.

No es la primera vez que en Las cruces se produce un hecho de sangre. En octubre de 2013 Jarly Gómez, otro corredor, mató a un universitario por haberle raspado el cuadratrack.

Lazos de familia

La Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico no ha logrado establecer vínculos entre Misael Nallar y el tráfico de estupefacientes. Sin embargo, su familia es uno de los clanes más poderosos del narcotráfico boliviano ligado al Cartel de Cali. Un informe de Human Rights señala que el abuelo de Misael, Amador Nallar, y el padre, Jorge Nallar, figuran entre los treinta más importantes narcotraficantes de los años 80, cuando la dictadura de Luis García Meza y después.

La hermana de Jorge Nallar Razuk, Carol Cintia, es esposa del opinador Carlos Federico Valverde Bravo, el hombre que denunció que supuestamente Evo Morales habría tenido un hijo con Gabriela Zapata, hecho que habría influido de manera determinante para que el expresidente perdiera el referéndum para habilitarlo a una nueva postulación en febrero de 2016. El No ganó por 136 mil votos. Valverde ejerció el cargo de jefe nacional de de Inteligencia durante el gobierno de Jaime Paz Zamora. En 1993 fue detenido en el caso “Estatuillas” pues se determinó que habría participado en el tráfico de pequeñas estatuillas que mezclaban cocaína y porcelana para su exportación.

Extrañamente, el hoy opinador estuvo apenas unas horas en Chonchocoro para después ser trasladado a San Pedro, una cárcel de menor seguridad ubicada en el centro de La Paz. Ahí estuvo preso aproximadamente un mes y luego dejado en libertad siendo el único caso de alguien juzgado por la ley antidrogas que es liberado antes de que concluya la etapa de investigación que, mínimamente, dura dos años. Junto a Valverde también detuvieron a Nado Gutiérrez.

Pero las relaciones familiares continúan. Misael Nallar se casó con Fernanda Lima Lobo cuyo padre, Jesús Einar Lima Lobo, fue capturado en 2019 por un pedido de extradición del Brasil, pero en el gobierno de Jeanine Añez logró huir, para ser recapturado una vez que Luis Arce fuera posesionado como presidente de Bolivia, y enviado al vecino país donde cumple una condena de catorce años por haber llevado trescientos kilos de cocaína al estado de Mato Groso del sur.

Y los contactos siguen, Einar Lima Lobo tiene una hermana, Carmen, cuyo esposo fue Célimo Andrade Quintero, representante del cartel de Cali en Bolivia que estuvo varios años preso en la prisión de máxima seguridad de Chonchocoro en el altiplano paceño. Carmen y Célimo a su vez son padres de Adhemar Andrade, quien en 2017 fue apresado en Brasil con 480 kilos de droga. Fue detenido además Carlos Andrés Añez Dorado, hijo del hermano de la expresidente de facto Jeanine Añez.

La familia Lima Lobo, igual que Jeanine Añez, son de San Joaquín, una pequeña población en el departamento del Beni.

Operación Alcatraz

Tan importante era Célimo Andrade Quintero para sus jefes, los hermanos Rodríguez Orejuela, que enviaron un contingente de sicarios colombianos y brasileños para que intenten lo que se consideraba imposible: asaltar la cárcel de Chonchocoro y liberarlo junto a algunos de sus cómplices y al mencionado Nando Gutiérrez, según la Agencia de Noticias Fides de la iglesia Católica. Una fuente que estuvo esos años presa en ese penal de alta seguridad, agrega que el operativo llamado Alcatraz fracasó toda vez que el piloto que tenía que llevarse a los fugados se asustó y delató el plan.

El operativo consistía en secuestrar al gobernador del penal e ingresar con él hasta la prisión. Los sicarios estaban armados hasta con obuses. La policía boliviana logró desarticular al comando y detener a 4 de sus miembros que sí entraron a Chonchocoro pero en calidad de detenidos. Según el portal Urgente.bo basado en informes de la DEA norteamericana, Andrade tiene un legajo de 645 páginas y enviaba diez toneladas mensuales de cocaína a Colombia durante el gobierno de Jaime Paz Zamora.

La justicia boliviana determinó separar a los tres acusados de asesinato en cárceles diferentes y enviar a Misael a Chonchocoro en La Paz. De manera por demás curiosa, con una celeridad nunca vista sus abogados lograron que en revisión otro juez determinara pedir que se revalúe esto. Lo curioso es que no hubo el necesario sorteo para ver quien se ocuparía del tema sino que se nombró directamente al juez séptimo de sentencia Freddy Coronel, quien favoreció a Nallar. Al mismo tiempo la defensa de Nallar (nada menos que cinco abogados) presentaron un informe médico que dice que su defendido sufre gastritis y secuelas de covid, para lograr su libertad provisional.

“Es un caso policial muestra aristas políticas y empresariales y puede ser la punta del ovillo para investigar relaciones entre el narcotráfico y la derecha boliviana”, dice la analista Pamela Portillo. Por ello, una tarde de feriado con trago, pichicata y competencias, puede haberse convertido en una carrera hacia transparentar la estructura de la producción y del comercio de estupefacientes con el poder, mediático y político, en Santa Cruz de la Sierra.