Cambiemos entrará a las elecciones en un momento de bajísimas expectativas: siete de cada diez personas dicen que no mejorará la economía, ni la inflación, ni la desocupación, ni la pobreza, ni la inseguridad. En base a esa falta de expectativas se dibuja un escenario en el que, globalmente, los que se consideran a sí mismos como opositores (45 por ciento) superan claramente a los que se ubican como oficialistas (27 por ciento), mientras que la llamada ancha avenida del medio está más estrecha, pero creció en el último mes (26 por ciento). El gran problema para los opositores es que están divididos y eso convierte a la elección en muy competitiva. 

Si se hace una evaluación del voto a nivel nacional –elección que no existe este año, es por provincias–, el FPV-PJ supera a Cambiemos por dos puntos, mientras que el Frente Renovador (FR), por ahora, se ubica lejos, a 20 puntos, aunque está creciendo. Por último, la izquierda consigue algo más que el dos por ciento de los votos, siempre a nivel nacional. Hay que tener en cuenta que esta medición se hizo sin que estén todavía los candidatos, de manera que hay mucho camino por recorrer. Con los datos actuales, la lógica indica que habrá tres campañas muy diferenciadas. Cambiemos haciendo eje en la crítica al gobierno kirchnerista; el FpV-PJ señalando que el modelo no va, que está diseñado para los ricos y el FR golpeando por igual a Cambiemos y a lo que fue la administración de CFK. 

Las conclusiones surgen de una encuesta realizada por el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP) que lidera Roberto Bacman. En total se entrevistaron 1200 personas de Capital Federal, Gran Buenos Aires y el interior del país. En el trabajo se respetaron las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. Las encuestas se hicieron por teléfono. 

Expectativas

Como es público y notorio, las mayores dificultades del oficialismo y de Cambiemos están en la economía. Las expectativas vienen decayendo en forma evidente:

  • Sólo el 33,9 por ciento piensa que la economía mejorará en lo que queda del año.
  • El 78 por ciento considera que no habrá evolución en los índices de pobreza.
  • El Gobierno ni tiene mucha credibilidad en la cuestión de la inflación: apenas el 28 por ciento cree que va a bajar. 
  • Lo mismo sucede con la desocupación. 70 por ciento afirma que no va a mejorar la situación de empleo. 
  • En materia de inseguridad, uno de los caballitos de batalla del PRO en la época del gobierno kirchnerista, tampoco hay expectativas: el 71,8 por ciento considera que no habrá mejoras.

“Dos valores alarmantes a tener en cuenta  –advierte Bacman–: el 61,4 por ciento de los argentinos califican al gobierno de  Cambiemos  con un aplazo y el peor indicador sigue siendo la economía. Otra vez  la maldita economía. Si se buscan más explicaciones y se pregunta acerca del balance de la gestión, las opiniones transitan el terreno de lo negativo. El peor balance radica en tres factores: el crecimiento de la pobreza, el manejo de la economía y el control de la inflación (entre 67 y 75 por ciento de desaprobación). En otro orden, siempre en un contexto negativo, pero con valores más compensados, los argentinos señalan a la promoción de igualdad de oportunidades, que Cambiemos representa una nueva forma de hacer política y la lucha que el gobierno ha emprendido para terminar con la inseguridad, con valores que oscilan entre 58 y 60 por ciento de desaprobación. Desde el primer momento, el gobierno de Macri carga con una mochila pesada: la gran mayoría piensa que gobierna para los ricos”.

Esto es lo que explica por qué habrá, en la misma campaña, tres campañas electorales muy distintas.

Discursos

Más allá de que el miércoles se presentarán las alianzas y en diez días habrá que entregar las listas, el contenido de los discursos de campaña será muy distinto. “Cambiemos está sostenido por el 27,7 por ciento de oficialistas –analiza Bacman–. Es más: las tres cuartas partes de este segmento está ya decidido a votar a cualquier candidato que represente a este espacio. La imagen positiva de Macri supera entre los oficialistas notablemente a la media y se ubica en el orden del 84,4 por ciento. Aprecian especialmente al gobierno en tanto representa una nueva forma de hacer política. Sin embargo, poseen moderadas expectativas en que el gobierno solucione la elevada inflación y bajas expectativas en que mejore la pobreza, la inseguridad y el narcotráfico durante este año. Aceptan que la economía no transita su mejor momento, pero hay que darle tiempo en tanto va por la senda correcta. Y creen que el kirchnerismo y el peronismo representan el pasado y graves episodios de corrupción. En otras palabras, ven en Cambiemos la forma de enfrentar el pensamiento y la acción populista”.

Bacman analiza también a los opositores. “Ese  segmento reconoce un fuerte predominio del PJ/FpV: el 65 por ciento de los pertenecientes a este sector de la sociedad argentina votarían, sin dudarlo, a candidatos que representen a este espacio. Su principal referente político es CFK. De esta afirmación no queda duda alguna: el 78 por ciento posee imagen positiva de la expresidenta.

Son muy críticos del Gobierno en todos los aspectos, aunque en especial ponen énfasis en la economía. También se expresan muy pesimistas respecto al futuro en todos los indicadores. En síntesis, el núcleo de anclaje descansa en que el gobierno de Cambiemos gobierna para los ricos y que la economía no arranca. En la periferia, prevalece la sensación de que los salarios no alcanzan”.

“El Frente Renovador, que ahora, con Margarita Stolbizer se llamará Un País,  debe asumir el desafío de construir la tercera opción, con la obligación de evitar a toda costa la polarización. Su potencial electorado, a diferencia de los otros dos partidos, está disperso entre los tres segmentos, oficialistas, opositores y ni oficialistas ni opositores. Obviamente, su fortaleza central descansa en los independientes: un 16 por ciento de ellos podría llegar a votarlo, su imagen es alta (53 por ciento) y el 31 por ciento de ellos lo votó en las presidenciales de octubre de 2015. Tanto entre oficialistas como en opositores se le presentan oportunidades, aunque son más potenciales que reales. En ambos segmentos su imagen es buena, aunque tal aspecto positivo aún no se correlaciona con la intención de voto. Su crecimiento, dependerá de su poder de seducción, tanto en los oficialistas como en los opositores”.

Las encuestas a esta altura, y más todavía una encuesta nacional, son un esbozo de la situación, no una predicción acabada. No están los candidatos, el choque es provincia por provincia, pesan los gobernadores. Pero de los datos surgen esbozos de importancia. Por ejemplo, que Cambiemos será un hueso duro de roer, con un piso que está por encima del 30 por ciento. Y que el desafío para el peronismo y la oposición no es para nada fácil. 

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Los segmentos de actitud y el voto

Fuente CEOP

Fuente CEOP