Hubo un tiempo en que se llamaban Los Estómagos y, como tales, hacían punta en lo que se dio en llamar el rock post-dictadura en el Uruguay. Eran algo punks, algo post punks, bastante oscuros, y en 1989, tras cuatro discos publicados, llegaron al fin. Tres de los cuatro integrantes -Gabriel Peluffo, Gustavo Parodi y Marcelo Lasso- formaron un grupo bajo el nombre de Buitres. Si se saltean conversión y transiciones, casi cuarenta años lleva ya existiendo el dúo Parodi-Peluffo, hoy acompañados por Pepe Rambao, guitarrista y también fundador, Orlando Fernández en bajo y Federico Bianco en batería

Así forma la versión Buitres 2022 que llega a Buenos Aires para estrenar ante el público porteño su nuevo disco. Se llama Mecánica Popular, su nombre refiere a la histórica revista de ciencia y tecnología, lo pueblan doce piezas, fue grabado en la Argentina, y la posibilidad de verlo traducido al vivo será el viernes 15 de julio a las 19 en Uniclub (Guardia Vieja 3360), con los locales Superuva como teloneros. “Vamos a tratar de que convivan las nuevas canciones con temas clásicos de nuestro repertorio como 'Soy del montón', 'Mincho Bar' y 'Carretera perdida', todos mojones de intensidad emotiva en toda lista de Buitres. Armamos el set para estar cómodos e invitar al público a un recorrido particular en cada show”, sostiene el cantante y compositor Peluffo.

En apretada síntesis, el disco a estrenar en Buenos Aires implica una concatenación de canciones destinadas a describir ciertos mecanismos que mueven al mundo -soledad y crueldad, entre otros- para generar una resistencia frente a ellos. “El disco tiene un criterio clásico: planteamos el ensayo para construir a partir de una idea básica y así los temas tienen el nervio de la banda, ejecutados con intensidad”, reconstruye el también pediatra Peluffo. “Y respecto de lo musical, fuimos por el rock puro y duro abandonado en las últimas obras, aunque sin perder la costumbre de experimentar, por suerte”.

Mecánica popular es el disco número trece en la nutrida discografía de la banda nacida como Buitres Después De La Una (BDDL1), y reconstruye la vida de un personaje que recorre un paisaje familiar, algo anacrónico. “Él mira hacia atrás y toma conciencia. Luego mira adelante y percibe el final”.

-Conceptualmente, el disco tiene un tono rebelde, de lucha. ¿Podrías profundizar en ello?

-Bueno, nosotros empezamos haciendo lo que no hacía nadie; luego hicimos lo que hacían todos. Ahora hacemos lo que ya nadie hace. Y no es una postura, ¿eh? Se trata de honestidad. De estar plantado en tu historia, quiero decir. La verdad es que tenemos entrenamiento en supervivencia extrema. El nudo de esto es que siempre hay una salida y que nosotros vamos por ella.

-Hace tiempo pareciera estar todo inventado en el rock. ¿Por dónde pasa la idea de rebelión en este estado de cosas?

-Hay una canción de Buitres que está en el disco Bailemos, se llama “Fabulario”: el personaje es un sensible, un entusiasta que quiere ser héroe. En la segunda estrofa pregunta: “para saber, para pelear, los enemigos, ¿dónde están, quienes son?”. Entonces mira alrededor y hay sonrisas de satisfacción... ¿A qué voy con esto? A que no hay rebeldía sin ideología.

-¿Cuál es la ideología de Buitres, entonces? ¿Se deja traslucir claramente en Mecánica Popular?

-El disco juega con un anacronismo. Reivindica la forma de estar en el mundo como lo que uno es, no lo que debería ser. Pero como uno es ahora, no como hace treinta años. Lo que somos ahora es producto de nuestra historia. Pero no glorificamos un pasado mejor estático, en absoluto. Acá hay ideología.

Como parte de un peregrinar de más de treinta años, trece discos en estudio, tres en vivo y un documental (Tratando de ordenar el caos, filmado en España), Buitres ha sabido convivir muy bien con las actuales escenas musicales uruguayas. “Tenemos una excelente relación con las nuevas generaciones porque ellas han quebrado la rigidez en la relación entre artistas de la década de los '80. Nos han enseñado a bajar la guardia y además es admirable lo que han conseguido con su arte. Bien merecido que lo tienen. Y no es casualidad la inmensa cantidad de músicos uruguayos que andan por el mundo. Increíble, tantos y tan buenos”.

-Algo habrán hecho Mateo y Roos…

-Pues claro que sí, aunque en mi caso la dimensión de Mateo la adquirí con el tiempo. Ese vagabundo que nos pedía que lo ayudemos con algún peso a la salida del Palacio de la Música resulta que era un compositor exquisito. Ahora, sus compinches de generación y admiradores músicos más jóvenes siguen luchando por mantener su música viva en el lugar que merece; aunque es cierto que en vida no recibió demasiadas caricias.

-¿Y Jaime?

-Jaime es otra historia. Pocos artistas populares alcanzan su dimensión. Una obra perfecta, sin fisuras y con capacidad de mantenerse viva.