El inicio del juego le permitió a ambos equipos mostrar la intensidad que los caracteriza. Simón y Barco presionaron alto con el objetivo de evitar la profundización de los laterales de Vélez, que también buscó tapar la salida, pero River priorizó saltar líneas con Beltrán ejerciendo de pivot.

El delantero, que disfrutó de minutos en el triunfo ante Barracas Central por Copa Argentina, construyó la primera chance tras robar la pelota en tres cuartos e hizo gala de su olfato goleador. Casco aprovechó un hueco entre líneas y Simón, que logró desbordar por el sector derecho, le cedió el tanto al ex Colón, que remató de frente.

Ante la adversidad, el conjunto dirigido por Medina no se achicó. Con una postura similar a la llevada a cabo en los encuentros por la Copa Libertadores, el local capitalizó el desequilibrio de sus jóvenes valores, con Orellano como timonel.

El golpe propinado por River tuvo una respuesta inmediata. Jara asistió de media distancia a Bou, que cayó al suelo en su afán de superar a Armani. El árbitro Loustau no dudó en cobrar penal y el ex Defensa definió con prestancia para estampar la igualdad.

Luego del tanto, la inventiva de Vélez no cesó. El 10 protagonizó otras dos acciones clave: remató sin fuerza tras una jugada individual y, un minuto después, le brindó un pase preciso a Pratto delante de la meta que este no pudo concretar. Aquel fallo le dio vida a un River más que efectivo.

En el peor momento de la visita en la primera mitad, sacó a relucir una jugada magistral. Simón apareció en posición de 9 y le dejó la pelota servida a De La Cruz, que definió con una volea rasante pegada al palo derecho.

El segundo festejo desmoralizó a los de Liniers, que concedieron espacios y tuvieron inconvenientes para contener a los volantes con llegada. En ese contexto, De La Cruz arremetió en el área y generó zozobra; el uruguayo esbozó un enganche cuando quedó cara a cara con Hoyos, pero De Los Santos cortó la ocasión a tiempo.

El local, de todos modos, tuvo la oportunidad de igualar las acciones ante un yerro de Casco. Orellano sacó un latigazo que fue bien contenido por Armani. Los comandados por Gallardo emparejaron el partido sobre el final, pero se llevaron más premio del merecido al vestuario.

River no abandonó la disposición táctica en el complemento, pero entregó la pelota y se atrasó unos metros en el campo, evidenciando cierto cansancio luego del gran desgaste físico del primer tiempo. Zuculini empezó a tomar mayor trascendencia: el mediocampista se acercó a los centrales y se involucró en el trabajo sucio.

Las chances de riesgo comenzaron a escasear y, pese a que el local se adueñó del balón, no logró hallar resquicios en el bloque bajo que formó su rival. El fútbol de alto vuelo le dejó paso a un desarrollo más friccionado, y Vélez llegó a la igualdad final en ese marco.