La Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF advirtieron que la pandemia de covid-19 generó la mayor caída ininterrumpida de la vacunación infantil en 30 años. El número total de niños y niñas que recibieron tres dosis de las vacunas contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DPT), considerada un marcador de la cobertura vacunal a nivel nacional e internacional, disminuyó en un 5 por ciento entre 2019 y 2021 en todo el mundo, hasta alcanzar un 81 por ciento. En Argentina se registró una caída abrupta durante 2020, pero los datos preliminares indican un fuerte rebote en 2021.

Según la OMS, 25 millones de niños no recibieron el año pasado una o varias dosis de la vacuna DPT en el marco de los servicios de vacunación de rutina. Esto supone 2 millones más que en 2020 y 6 millones más que en 2019. 

Para el organismo dependiente de la ONU, son diversos los factores que explican este descenso. Entre ellos destacan el aumento en la cantidad de niños que viven en situaciones de fragilidad y conflicto, donde el acceso a la vacunación suele ser difícil, el aumento de la desinformación y los problemas relacionados con el covid, como las interrupciones de los servicios.

2021: tras la caída, el repunte de la vacunación

Consultado por Página/12, el subsecretario de Estrategias Sanitarias del Ministerio de Salud de la Nación, Juan Manuel Castelli, explicó que en la Argentina la vacunación alcanzó su pico en 2015. Y desde 2016, la cobertura empezó un proceso de caída que se “aceleró” durante la pandemia. “En 2020 tuvimos un descenso como lo tuvieron todos los países en los niveles de cobertura en general de las vacunas”, detalló Castelli. Pero aclaró en tono optimista: “En 2021 lo que tenemos como dato preliminar es que hemos tenido una recuperación entre tres y cuatro puntos porcentuales en las coberturas”.

Entre los datos que se destacan, por ejemplo, está la cobertura de la Triple Bacteriana, que se aplica a los seis años: en 2020 la cobertura fue del 72,4 por ciento; en 2019, del 85,2 por ciento; y en 2015 del 88,1 por ciento. En tanto, los números aún provisorios que maneja el equipo de Salud proyectan para 2021 una cifra cercana al 82 por ciento, 10 puntos porcentuales más que el año anterior, pero más de cinco por debajo del pico de 2015.

Otro ejemplo: en 2020, la cobertura de la Triple Viral (contra el sarampión, rubéola y paperas) fue del 71,7 por ciento, en tanto el 2019 fue del 84,2 por ciento y en 2015 estuvo en el 86,6 por ciento. Los datos esperados para 2021 también muestran un aumento, ya que se prevé que rondará el 81,7 por ciento, también casi 10 puntos porcentuales más que el año anterior.

Para Castelli, la explicación de esta caída en 2020 radica en cómo se organizaron los equipos de salud durante la pandemia. “Hubo que reorganizarlos para el covid y esto tuvo un impacto en el sistema general, que es lo que le pasó a la mayor parte de los países", precisó, aunque explicó que en la cobertura de vacunas más importantes aunque todas lo sean se dio un descenso interesante y luego la recuperación.

Vacunación: un largo camino por delante

Tenemos que seguir mejorando, porque las coberturas tienen que ser del 95 por ciento, idealmente. Es el objetivo que se tiene. La caída desde 2015 tiene que ver con cómo muchas veces se va trabajando en la importancia de la agenda sanitaria. De lo que tiene que ver el uso de la vacunación. También en que estén los insumos, las dosis y la posibilidad de que tenga buenas condiciones para que las vacunas estén garantizadas”, explicó Castelli.

Y añadió: “También tiene que ver con cómo se trabaja desde el punto de vista de la ponderación de la agenda sanitaria y el uso de las vacunas. Cuando la vacuna se pone en agenda y se muestra el impacto que tiene, que claramente es superlativo, es una de las medidas de salud pública que mayor impacto tienen en salvar vidas, después de asegurar el agua potable. Se debe trabajar proactivamente para que las acciones sean las necesarias para que se alcancen buenos niveles de cobertura y puedas sostenerlos en el tiempo”.

Por qué es fundamental tener la vacunación al día

Por otra parte, la médica pediatra especialista en adolescencia Angela Nakab explicó la gran importancia que tiene cubrir en tiempo y en forma el calendario de vacunación. “Con las diferentes dosis vamos generando respuesta inmunológica. Vamos consiguiendo anticuerpos en caso de que aparezca una infección. Hay muchas vacunas que requieren de tres dosis y un refuerzo, por eso es importante estar asesorados y tener los esquemas al día”, explicó.

Sin embargo, en casos de atrasos en el calendario de vacunación previsto por el Ministerio de Salud, la también Coordinadora de la Subcomisión de Medios y Comunicación de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) aclaró que “es importante que pueda hacerse si aún es tarde”. “El organismo tiene memoria inmunológica. Así que no hay que empezar un esquema nuevo”, dijo. Y añadió: “Es la manera que tenemos de erradicar enfermedades, o de hacerlas más leves”.

En particular, sobre la Triple Bacteriana, que se usa a nivel mundial como indicador de los niveles de vacunación, explicó: “La difteria está casi erradicada y es importante mantenerla fuera de la infancia y adolescencia. El tétanos es una enfermedad muy severa que se previene con la vacunación completa y los refuerzos. Y la tos ferina ataca las vías respiratorias y puede complicarse y dejar secuelas respiratorias que pueden causar mortalidad o dejar problemas para toda la vida”.

Los riesgos de caída de la vacunación

La vacunación tiene un objetivo central en las políticas de salud de un país. Y su caída puede afectar de forma directa en la realidad de miles de personas. “El mejor ejemplo es lo que pasó en 2019 y principios de 2020, que tuvimos un brote de sarampión”, explicó Castelli, quien indicó que hubo un descenso en la cobertura de vacunación, por lo que se fue acumulando "susceptibles".

“Las personas que están expuestas a la enfermedad la desarrollan porque no digieren la respuesta inmunológica que genera la vacuna. Va ocurriendo que, cuando no se tiene una enfermedad eliminada, hay riesgo de reintroducción. Cuando se acumula susceptibles existe la posibilidad de que un adulto que viaja a países en donde hay circulación viral pueda infectarse y no termine transmitiéndoselos a otros adultos, porque la mayor parte están protegidos, pero sí a los niños que no tuvieron esa exposición”.

Y finalizó: “La mayor preocupación es que las enfermedades inmunoprevenibles pueden tener complicaciones severas, requerir internación, producir secuelas y la muerte. El ejemplo es el covid. Los casos siguen ocurriendo, pero no tienen el impacto que tenían en la era prevacuna”, finalizó.