“El gorrión de París” canta otra vez. Y es que Piaf, el fenómeno musical que consagró a Elena Roger como artista local, llega al escenario del Teatro Liceo este jueves, por únicas 12 semanas. Y del otro lado del teléfono, la voz de su protagonista confirma la emoción del regreso. “Siempre fue un deseo volver con esta obra, y me pareció que hacerlo ahora era la ocasión perfecta”, asegura Roger en diálogo con Página/12.

Escrita por Pam Gems, y dirigida por el director inglés Jamie Lloyd, la puesta revela la vida de la cantante Édith Giovanna Gassion, quien trascendió con su nombre artístico Édith Piaf y se convirtió en un emblema de la canción francesa. El repertorio elegido ofrece 13 de los temas más sobresalientes de su carrera, entre los que se destacan títulos como “La Vie en Rose” y “Non, je ne regrette rien”. Y en escena, se reconstruyen pasajes de una biografía tan compleja como fascinante, desde su infancia en un burdel y sus inicios como artista callejera, hasta su estrellato mundial atravesado por amores truncos y por adicciones que la llevaron a una muerte temprana con sólo 47 años.

“Quise tener una buena excusa para repetir esta experiencia”, señala la cantante y actriz que cautivó al público argentino con su interpretación del ícono parisino. “Adrián Suar me propuso volver muchas veces, pero yo sentía que no era el momento. E intentamos volver a los diez años del estreno, pero el director no podía venir. Luego, tuve a mis hijos y en esos años de crianza seguí haciendo shows y giras, y seguí grabando discos, pero no me interné a hacer una temporada de teatro. Y ahora, después de la pandemia, mi hijo más chico ya tiene cuatro años y tiene más autonomía, así que decidí que era hora de reestrenar”.

En el espectáculo se reconstruyen pasajes de una biografía tan compleja como fascinante

Piaf llegó en 2009 a la cartelera del Liceo, la misma sala que la recibe nuevamente para acompañar los festejos de sus 150 años de vida escénica. El edificio, que se encuentra emplazado en la esquina de Rivadavia y Paraná, fue construido un 26 de julio de 1872, y ostenta la particularidad de ser el teatro más antiguo de la Ciudad de Buenos Aires. El 15 de marzo de 2020 se había realizado allí su última función, y el empresario teatral Carlos Rottemberg, dueño del espacio, comenzó meses después a planificar su restauración.

“Pasaron trece años desde la primera función que hicimos acá, y por eso es especial actuar en este escenario”, apunta Roger, quien a su vez anticipa que la propuesta conserva el mismo espíritu con el cual se concibió. “Siento que es una puesta moderna para esta época. No es algo que haya quedado antiguo a pesar del paso del tiempo. Y además, tenemos la gran fortuna de contar con casi todo el elenco original”.

El ambicioso proyecto se gestó en Londres en 2008, y debutó en el Donmar Warehouse. De allí pasó al circuito comercial, más precisamente al Teatro Vaudeville. Y ese trabajo le permitió a Roger ganar el Premio Laurence Olivier a la mejor actriz de musical. Con ese reconocimiento como antecedente, el espectáculo desembarcó en Buenos Aires con una temporada breve pero intensa. “Mi mamá me reprocha que no haya seguido haciendo funciones, porque el éxito no se había acabado cuando decidimos terminar. La realidad es que podríamos haber seguido durante mucho tiempo más, pero yo estaba agotada y siempre pensé que no quería ser la actriz a la cual la identificaran sólo por interpretar a Piaf”.

(foto: Guadalupe Lombardo)

-Sos una rara avis, porque cualquier otra artista en tu lugar, y frente a ese fenómeno, hubiera hecho diez temporadas.

-Es que siempre tengo ganas de transitar muchas cosas. Hicimos siete meses de funciones, y sentí que ya había cumplido su ciclo. Yo tenía tanto por hacer, que no quería sólo quedarme con eso. Entonces, cuando terminamos me fui a Londres a hacer otra obra llamada Passion, y el proyecto se diluyó.

-¿Cómo llegó la posibilidad de ponerse en la piel de Piaf?

-La idea nació en 2008, y surgió con el objetivo de seguir haciendo carrera en Inglaterra, porque dos años antes había protagonizado Evita, en Londres. Después de eso, mi representante se puso a buscar material y ahí encontró esta obra de Pam Gems. Y finalmente, hicimos el montaje original en el Donmar Warehouse, un teatro londinense muy prestigioso, con la dirección de Jamie Lloyd, a quien ya conocía porque él había sido asistente de dirección en Evita. Y me encontré con un director increíble y con la experiencia de interpretar este personaje tan rico y maravilloso.

-¿De qué manera te acercaste a su vida? ¿Y qué descubriste en esa búsqueda?

-Cuando decidimos hacer Piaf, yo ya tenía una biografía en inglés que me habían regalado, así que empecé por leer ese libro. Por otro lado, empecé también a buscar videos. No era tan fácil la búsqueda en ese momento, porque en YouTube no había mucho material subido, y lo que había sobre todo eran VHS y DVD. Más tarde, como vivía en Inglaterra, viajé hasta Francia y ahí visité el cementerio de Père Lachaise donde ella está enterrada junto a su último esposo Théo Sarapo y su hija. Y en ese tiempo, empecé a estudiar francés, pero no como idioma, sino a través de las canciones, para saber cómo pronunciarlas. Para eso, encontré a una muy buena profesora de francés. Fue un proceso increíble, y todo ese conocimiento tuve que trasladarlo a la obra, que es otra cosa.

-Piaf trascendió por su particular forma de cantar. ¿Cómo trabajaste la parte vocal para aproximarte a ese registro?

-Yo venía de cantar en Evita, que es algo muy distinto, y cuando empecé con los ensayos notaba que no me salía bien. Me sentía muy lejos de ese estilo, pero comencé a escucharla. La pronunciación de la erre que es tan característica en ella apareció después con el tiempo. Y de tanto interpretarla, todo empezó a acomodarse. Esta obra me lleva a un viaje muy intenso, porque una vez que entro al escenario no salgo de escena por un tiempo largo. Casi no hay momentos en los que me pueda desconectar, y eso hace que pueda ir cargando las emociones, la vejez del personaje y todo lo que va viviendo. Es un verdadero tour de force.

-Dijiste públicamente que éste es el personaje más hermoso que te tocó interpretar. ¿A qué se debe esa definición?

-Ella es hermosa. Tuvo una vida dura, y sin embargo también tuvo una vida de mucho bienestar. Fue una suerte de Maradona, porque salió de una pobreza infinita y de vivir en la calle, pero gracias a su voz, su luminosidad e inteligencia llegó a ser la cantante mejor paga del mundo en su época. Creo que fue muy afortunada, porque más allá de que tuvo desgracias, como perder un gran amor, perder una hija, tener un padre borracho y una madre que la abandonó, hay mucha gente que nace en esas mismas condiciones y no puede salir de ahí. Además, fue muy generosa, dado que sacó a gente de los campos de concentración, y puso en riesgo su vida. Por ese motivo, en su funeral se puso la bandera francesa arriba del ataúd, ya que se la consideraba una heroína de guerra. Y aun con todo eso que vivió, en sus videos se la ve cantando sólo con un vestidito negro.

-No se olvidaba de sus orígenes. Tenía conciencia de clase.

-Mantuvo su lugar. Hay una historia que cuenta que Atahualpa Yupanqui estaba tocando en las calles de París, y ella lo invitó a tocar en su recital. Una vez ahí, cuando empieza la función, ella lo presenta y se va sin cantar. Así hizo con muchos, como Aznavour o Yves Montand. Es muy bella la historia de Piaf, y la obra rescata mucho de todo eso. Es importante no olvidarse del contexto, y de lo que significaba ser mujer en esos años. Ella hizo cosas de vanguardia e iba para adelante en tiempos en los cuales la que mostraba tener deseo sexual era una puta.

-¿Cómo te encuentra esta nueva Piaf tantos años después? Porque en este tiempo creciste como artista…

-Yo no soy la misma, y mis compañeros de elenco tampoco. Y estamos disfrutando mucho este proceso de volver con este material, porque no pensamos en lo que este proyecto le va a aportar a nuestra carrera. Ninguno especula con el posible éxito de este trabajo, sino que encaramos esta propuesta desde un lugar de reencuentro y celebración del teatro después de la pandemia. En 2009, ninguno del equipo esperaba la gran repercusión que tuvo cuando se estrenó. Llegábamos al teatro y nos sorprendía ver que había cola para sacar entradas.

-Ahora ese suceso se reaviva. ¿Por qué creés que genera esa fascinación?

-No lo sé. En 2009, venía de hacer Piaf en el exterior, y de ganar el Premio Olivier, pero en aquel momento mi nombre no era tan popular porque todavía no había actuado en Broadway. Pero ahora sí sé que mucha gente que ya la vio está comprando las entradas para verla otra vez e incluso llevar a sus hijos.

-¿Y qué expectativas tenés frente al reestreno?

-No tengo expectativas, sino que vivo el momento con total felicidad. Estoy enamorada de lo que estamos haciendo. Entiendo que pasaron varios años, y yo me siento más calma, y estoy disfrutando mucho más. No espero nada más que seguir disfrutando. Lo único de lo que estoy segura es de que esta es una oportunidad para que el público vea muy buen teatro.

La Ficha

 

Piaf, de Pam Gems. Dirección: Jamie Lloyd. Elenco: Elena Roger, Julia Calvo, Rodrigo Pedreira, Natalia Cociuffo, Diego Jaraz, Iván Espeche, Eduardo Paglieri, Romina Groppo, Angel Hernández, Nacho Pérez Cortes, Federico LLambí, Gustavo Guzmán y Martín Andrada. Versión Argentina: Mariano Detry. Director Repositor: Edgardo Millán. Director Musical: Néstor Ballesteros. Músicos: Carlos Britez y Gabriel Abramovici. Diseño de Escenografía: Soutra Gilmour. Diseñadora de Escenografía Asociada: Julieta Ascar. Diseño de vestuario: Soutra Gilmour. Diseñadora de Vestuario Asociada: Sofía Di Nuncio. Diseño de Luces: Neil Austin. Diseñador de Luces Asociado: Jamie Platt. Diseño de Sonido: Gastón Briski. Productor Ejecutivo: Sebastián Arcos. Productora General: Mariana Correa. Productores Originales: Donmar Warehouse. Productores en Argentina: Adrián Suar - Preludio Producciones. Lugar: Teatro Liceo (Rivadavia 1495). Funciones: De miércoles a viernes, a las 20, sábado a las 19.30 y a las 22, y domingos a las 19. Duración: 100 minutos.