El quebracho serrano es conocido comúnmente como horco quebracho y su nombre científico es Schinopsis haenkeana, aunque algunos botánicos ya lo consideran de la misma especie que el quebracho colorado santiagueño. Se trata de un árbol de gran porte, sumamente importante para la ecología de las sierras. Forma parte de la ecorregión chaqueña y crece principalmente en las laderas de las sierras que rodean al Valle Central de Catamarca. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, el horco quebracho se encuentra en estado vulnerable (VU).
“En las zonas más secas, donde las precipitaciones en promedio rondan los 500 mm anuales, forma bosques más abiertos junto a la achuma -cardón grande-, mientras que en las zonas más húmedas, con lluvias promedio de 600 mm o más, logra formar bosques más cerrados y acompañados por otras especies de árboles, como el molle de beber, el viscote y el coco. Incluso llega a estar presente en la transición con la ecorregión Yungas en ciertos sectores, donde las precipitaciones superan los 750 mm anuales”, contó a Catamarca/12 el biólogo Gonzalo Martínez.
En primavera, el horco quebracho nos regala un paisaje espléndido gracias a su follaje verde claro recién brotado, mientras que en verano y otoño ese verde se torna más oscuro, mezclándose con la tonalidad del resto de las plantas.
“Sin embargo, es en invierno cuando más resalta su follaje debido a la senescencia que se produce por su condición de semicaducifolio, es decir, cuando se prepara para dejar caer sus hojas más viejas. Es en ese momento que la mayoría de los horcos quebracho, en especial los que se encuentran con menor disponibilidad de agua, convierten su follaje con tonalidades rojizas y amarillentas por la concentración de carotenoides. De hecho, algunos se tornan muy rojos y resaltan notablemente en el paisaje serrano. Los detonantes de esta particularidad son los primeros días cálidos después de un período frío y sobre todo el alargamiento de las horas de sol después de producido el solsticio de invierno”, explicó Martínez.
“Al igual que varias especies de esta familia, de quebrachos y molles, el horco quebracho también genera cierta reacción alérgica conocida como ´flechazo´ en la piel de algunas personas, ya sea por roce o acercamiento. Esta característica generó la creencia de que a este tipo de árboles hay que saludarlos y pedirles permiso para estar bajo su sombra”, dice el biólogo y aclara: “Por esta reacción alérgica que les produce a ciertas personas es que no se lo cultiva demasiado para forestar zonas urbanas, pero es un árbol autóctono de gran belleza estructural y de enorme importancia ambiental”.
Al igual que el quebracho colorado, el horco quebracho ha sido un árbol históricamente codiciado por su madera, principalmente para la elaboración de carbón y leña de buena calidad, por lo que hubo tiempos en los que se lo ha llegado a explotar intensamente en los alrededores del Valle Central, en especial la zona de La Aguada, al norte de la ciudad capital.
“Sin embargo, gracias a que esta especie crece principalmente en zonas montañosas, muy escarpadas, se ha logrado salvar del avance del ser humano con sus actividades, por lo que hoy en día podemos gozar de su presencia y de los bosques que conforma en las sierras que nos rodean”, señaló.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN ), el horco quebracho se encuentra en estado vulnerable (VU). “Más allá de la protección natural que presenta gracias a lo escarpado de las sierras, es indispensable que se creen áreas naturales protegidas y una regulación de la ganadería extensiva, pues el intenso ramoneo de las vacas en las plantas jóvenes de esta importante especie y de otras no permite el crecimiento de muchos ejemplares, retrasando así la recuperación de los bosques”, concluye Martínez.