La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, llegó el martes a Taiwán en una visita no anunciada oficialmente que elevó las tensiones entre su país y China, que respondió mostrando su poderío militar e imponiendo sanciones a importaciones de la isla. Taiwán es uno de los mayores motivos de conflicto entre las dos potencias, debido sobre todo a que Washington es el principal suministrador de armas de la isla y sería su mayor aliado militar en el caso de un conflicto bélico con Beijing.
Taiwán señaló 21 incursiones chinas en su Zona de Identificación de Defensa Aérea, un área más vasta que el espacio aéreo de un país que en el caso de Taiwán se sobrepone parcialmente al de China. Por su parte China anunció que sus aviones caza habían cruzado el estrecho de Taiwán e incluso convocó al embajador de Estados Unidos en Beijing. En tanto, varios barcos de guerra estadounidenses surcaron las aguas de la región, incluyendo portaaviones con unidades de combate F-35 de última generación.
"Apoyo a la vibrante democracia taiwanesa"
Pelosi aterrizó en Taipei poco antes de las once de la noche locales procedente de Kuala Lumpur poniendo fin a muchas especulaciones, ya que su visita no se había confirmado con anterioridad pese a que medios estadounidenses y taiwaneses la daban por segura. La alta funcionaria, segunda en la línea de sucesión a la Casa Blanca, señaló poco después de aterrizar que su visita "honra el compromiso inquebrantable de Estados Unidos con el apoyo a la vibrante democracia taiwanesa" y "no contradice las políticas mantenidas desde hace un largo tiempo" por su país.
"Nuestra visita es una de las muchas realizadas por delegaciones parlamentarias a Taiwán y se enmarca en la política de Estados Unidos y la Ley de Relaciones de Taiwán de 1979 y los comunicados conjuntos sino-estadounidenses", indicó Pelosi en un comunicado, agregando que "la solidaridad de Estados Unidos con 23 millones de personas en Taiwán es más importante hoy que nunca a medida que el mundo se enfrenta al debate entre autocracia y democracia". Por su parte, la cancillería taiwanesa aseguró que la visita muestra el "apoyo sólido" de Washington a la isla de 23 millones de habitantes.
Cruzar la línea roja
Para Beijing, sin embargo, el viaje de Pelosi supone el cruce de una "línea roja" por parte de Washington y un desafío a la política estadounidense de una sola China que implica, en teoría, el reconocimiento de la soberanía china sobre Taiwán. China llevaba días advirtiendo que respondería con contundencia y sin excluir acciones militares a la presencia de la política estadounidense en la isla al considerarlo una muestra de respaldo a la independencia del territorio, que es para Beijing una provincia rebelde desde que los nacionalistas del Kuomintang se replegaron allí en 1949, luego de perder la guerra civil contra los comunistas.
Fue así que el ministro de Exteriores de China, Wang Yi, condenó este martes la "deplorable traición" de Estados Unidos en la cuestión de Taiwán y vaticinó que la actuación del país norteamericano "perjudicará su credibilidad a nivel internacional". La "reunificación" de China es un objetivo prioritario para el presidente chino, Xi Jinping, quien la semana pasada le dijo formalmente a Biden por teléfono que evitara "jugar con fuego".
Sanciones y despliegue militar
La primera respuesta concreta del gigante asiático fue prohibir la importación de cientos de productos alimentarios taiwaneses. Al mismo tiempo en que el avión de las fuerzas aéreas estadounidenses en el que viajaba Pelosi se aproximaba a Taipei, aviones militares chinos identificados inicialmente como SU-35 sobrevolaron el Estrecho de Taiwán, según medios estatales del país asiático. Minutos después, el ministerio de Defensa de China anunció una serie de "maniobras militares dirigidas" en respuesta a la visita de Pelosi con el objetivo de "defender decididamente la soberanía nacional y la integridad territorial" del país.
A nivel diplomático, China convocó "urgentemente" al embajador estadounidense en Beijing, Nicholas Burns. Según el viceministro de Exteriores chino, Xie Feng, Estados Unidos y Pelosi cruzaron un límite peligroso al viajar finalmente a Taiwán. "El gobierno estadounidense debió frenar la decisión sin escrúpulos de Pelosi e impedirle ir contra la tendencia histórica, pero, en cambio, la secundó y colaboró con ella, hecho que agrava la tensión en el estrecho de Taiwán y daña gravemente las relaciones entre China y Estados Unidos", sentenció Xie.
Buques de guerra estadounidenses
Estados Unidos no se quedó atrás en la respuesta. La Séptima Flota de la Armada informó que el portaaviones "USS Ronald Reagan", que navega por la región desde principios de julio, se hallaba en el Mar de Filipinas, al sur de Taiwán. La Marina estadounidense publicó imágenes del Ronald Reagan realizando maniobras el domingo con el buque de carga "USS Carl Brashear".
El portaaviones y su grupo aerotransportado "realizan una misión de rutina en el Pacífico Occidental", informó una funcionaria estadounidense que pidió el anonimato. En ese mismo momento un barco anfibio de los marines, el "USS Tripoli", navegaba al este de Taiwán, según el Instituto Naval de Estados Unidos (USNI), un organismo independiente cercano a la Marina estadounidense. El Ronald Reagan y el Tripoli son portaaviones de combate F-35 de última generación, de acuerdo al USNI.
"Estados Unidos no busca ni quiere una crisis. Estamos preparados para gestionar lo que Beijing decida hacer", dijo en una rueda de prensa en la Casa Blanca el coordinador de Comunicaciones del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby. El funcionario aseguró que las advertencias lanzadas por Beijing durante las últimas horas están "en la línea" de lo que Estados Unidos había anticipado, y defendió que "no hay ninguna razón" por la que el gobierno chino use este viaje como "pretexto para aumentar su actividad militar" en la región.
Pelosi es bienvenida en Taiwán
Mientras tanto, en Taiwán muchos celebraron la presencia de la representante estadounidense y el rascacielos más alto de Taipei, el Taipei 101, se iluminó con mensajes como "Bienvenida a Taiwán", "Gracias a nuestro amigo democrático", "La amistad entre Estados Unidos y Taiwán siempre será firme" y "Protejamos juntos el orden internacional".
Legisladores y representantes de distinto signo político de la isla manifestaron su satisfacción por la visita, que según Lo Chih-cheng, del gobernante Partido Progresista Democrático, "aumentará la fe de Taiwán en el compromiso de Estados Unidos con su seguridad". Liu Tsai-wei, vocera del principal partido de la oposición, el Kuomintang, dijo que su partido da la bienvenida "a todos los invitados internacionales amistosos con Taiwán", aunque le pidió a la presidenta, Tsai Ing-wen, que no "explote esa amistad" para provocar a Beijing.
Se trata de la primera visita de un presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos a Taiwán desde la que hizo en 1997 el republicano Newt Gingrich. También es la visita de mayor nivel por parte de un representante estadounidense desde esa fecha, si bien varias delegaciones de congresistas pasaron por allí en los últimos meses.
Según medios locales y a falta de una agenda oficial, Pelosi se reunirá este miércoles con la jefa del Ejecutivo taiwanés y se espera que poco después abandone la isla y reanude su gira por Asia con paradas en Corea del Sur y Japón luego de las realizadas desde el lunes en Singapur y Malasia.