Tras la incorporación de las tobilleras como método de control para el arresto domiciliario, la provincia espera que Nación envíe antes de fin de año los dispositivos para ser utilizados también en casos de prohibición de acercamiento a víctimas de violencia machista. Según pudo saber Rosario/12, cada juzgado de Familia de Rosario otorga entre 40 y 50 órdenes semanales de restricción contra varones denunciados. Se trata de una medida judicial a favor de la víctima, que es notificada al presunto agresor para indicarle que no puede acercarse a la denunciante a una distancia que se determina en cada caso. Sin embargo, desde las organizaciones de mujeres, es histórico el planteo de que se trata de una medida con la que las víctimas no se sienten seguras, ya que no hay control y suelen ser incumplidas, poniendo en riesgo a las mujeres. El año pasado el Concejo municipal aprobó un proyecto de la concejala Norma López para la puesta en funcionamiento de las tobilleras en estos casos, pero aún no pudo ser implementado. La herramienta fue valorada también por la fiscal de la unidad de Violencia de Género, Raquel Almada, quien destacó que sería importante contar con el dispositivo, porque serviría como prueba irrefutable en casos de desobediencia a la autoridad, que es la figura que suelen imputarle a los agresores que violan la orden judicial.

En Rosario hay cuatro juzgados de Familia que, solo en 2016, recibieron más de 6 mil denuncias por violencia machista. En muchos de los expedientes se solicitan medidas de restricción de acercamiento o exclusión del hogar de los agresores; pero, reiteradamente las mujeres denuncian el incumplimiento. Como representante del colectivo Ni Una Menos Rosario, Majo Geréz lamentó que sea la mujer quien tenga que hacerse responsable de su seguridad, incluso después de haber tomando la decisión de denunciar al agresor. "Sucede cuando tienen que llevar ellas mismas la notificación de prohibición de acercamiento a la comisaría (para que anoticien al denunciado) y cuando tienen que llevar a todas partes un botón de pánico que les recuerda que son víctimas y que tienen que pulsarlo ellas cuando están en peligro. Las políticas públicas no están enfocadas a lo preventivo ni a la protección de las víctimas", se quejó. Al mismo tiempo, lamentó que las mujeres deben recurrir a las organizaciones sociales para que el Estado las escuche. Por ello, consideró "necesaria" la llegada de una alarma que se le coloque al agresor. "Políticamente permitirá correr el eje de la responsabilidad y la carga que tiene que llevar la mujer", estimó.

En ese contexto, desde el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos señalaron que el dispositivo para casos de violencia machista es diferente al de arrestos domiciliarios. Se trata de dos aparatos: por un lado la tobillera que lleva el agresor; y por otro, un detector para saber dónde está localizada la víctima. Cuando ambos se acercan a una distancia no permitida, se dispara el alerta. Lisandro Martínez Gorostiaga, subsecretario de Asuntos Penales de esa cartera, indicó que "la diferencia es que en el aparato domiciliario ‑que actualmente se prioriza para mujeres con hijos, (ver subtítulo)‑ hay un solo dispositivo; pero el de prohibición de acercamiento es dual y actualmente no lo tenemos. Esperamos que Nación lo envíe para fin de año, en un convenio con la Secretaría de Acceso a la Justicia, donde ya nos anotamos. En principio, estamos tratando de que lleguen para antes de fin de año, porque el sistema ya está implementado para las domiciliarias (aunque hay solo dos en funcionamiento), y poner en marcha estas otras tobilleras sería de rápida aplicación". Lo solicitaron entre marzo y abril pasado.

Por aquellos días, el Concejo Municipal aprobó el proyecto de la concejala López, que apuntó que la utilización del dispositivo. "Las prohibiciones de acercamiento, tal y como las ordena la Justicia, sólo sirven para que las mujeres, con sus hijos e hijas, restrinjan cada vez más su libertad; y garantizan la impunidad para los varones violentos. Las pulseras o tobilleras electrónicas al utilizarse por pares permiten seguir el acercamiento del agresor a la mujer y su círculo familiar. Es un avance en materia de seguridad con perspectiva de género", consideró la edila.