La multiplicidad de proyectos conforma su mundo emotivo, que mezcla alegría y melancolía, magia y realidad a través de una voz grave y personal que la define y la hace única. Mimi Maura tiene su proyecto solista, canta canciones de los 60 con los Aggrotones, con Los Sedantes y en El Siempreterno, la agrupación en la que participa junto con su marido Sergio Rotman, que ya tiene tres discos y un estilo que los distingue y los convirtió en una de las bandas de rock más enérgicas de los últimos años. Todo empezó con la canción “El Siempreterno” que comenzó tocando en Mimi Maura, hasta devenir en una banda consolidada. “Cuando vuelve el alma al cuerpo, como cruzando fronteras, este imperio de miserias nos abre sus puertas muertas”, dice la canción que ya es un clásico en sus recitales y refleja esa impronta oscura, existencial y poética que transmiten las letras. 

“Tengo muchos proyectos por las ganas de hacer distintas cosas. Son ramas de lo que a mí me gusta, que son distintos estilos de música. No me da mucho tiempo para hacer otra cosa, siempre estoy dedicada a la música”, asegura Mimi, mientras la banda ensaya en una casa del norte del Gran Buenos Aires. Está vestida con una remera que dice “La gente me asusta”, frase extraída de una canción de Pez. Luego de idas y venidas, la cantante volvió a vivir a Buenos Aires, junto con su esposo y su hijo de 19 años, tras estar ocho años en Puerto Rico, su país natal. La decisión tomó un tiempo, pero fue inevitable: “Allá estábamos más cerca de la naturaleza, en la playa, íbamos a la montaña. Era más atractivo, acá estamos más metidos en el cemento, hay que alejarse un poco más. Parece haber una cosa muy caótica en todos lados, todo el mundo está en crisis. Eso genera que la parte cultural florezca, lo que espero es que la televisión no le siga metiendo ideas erradas a la gente, por lo domesticados que estamos. Pasa en todos lados, allá y acá. Tratamos de escapar de eso con la música, que es lo que nos mueve, es nuestro compromiso como artistas” dice. 

En El Siempreterno comparte la voz con Rotman. Su forma de cantar resalta entre los acordes y la atmósfera encantadoramente lúgubre. Las canciones están cargadas de sutil pesimismo, una mirada decepcionada de la realidad enmarcada en una alegría vital inquebrantable. “Tenemos una visión del mundo tal vez pesimista porque los seres humanos seguimos contaminando todo, no cuidamos lo nuestro, ni la tierra. El hombre se autoengaña, son cosas que van a seguir pasando. Pero somos personas felices y alegres”, confirma. El matrimonio musical entre Mimi y Rotman se duplica en la vida real. Están casados hace veintiún años, la música los juntó y los mantiene unidos a pesar del paso del tiempo. Ella asegura que en su casa las tareas se comparten, sin desigualdades: “Como no salgo a trabajar los dos hacemos tareas de la casa, nos turnamos con nuestro hijo, los dos cocinamos. Nuestro hijo viene con nosotros a todos lados y en algún momento tocará con nosotros”. 

Mimi empezó cantando en una banda de heavy metal, pasó por el reggae, el soul, el pop, el ska y hasta el bolero. Con El Siempreterno volvió a un rock poderoso, con el que se siente cómoda y respaldada. “Yo siempre estuve en el rock, es lo que hice siempre. Sí veo que ahora hay más mujeres, seguro fue difícil hacerse un lugar pero el rock machista se fue muriendo, por suerte. Lo más importante es darles educación y amor a los hombres para que aprendan, las madres tienen responsabilidad también en el modo de criar a sus hijos varones”. Ahora que volvieron al país, la banda no para de tocar en la Ciudad y el conurbano, y mantiene viva una escena que por momento parecía estar al borde de la extinción. Y

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