¿Qué se cuenta en un espacio de intimidad, donde la palabra circula, la confianza crece y los sentimientos se comparten? Treinta mujeres de doce países se juntaron para poner sobre la mesa sus experiencias como mujeres migrantes, para (re)construir colectivamente sus historias y sus identidades, y para visibilizar sus problemáticas. En definitiva, para no sentirse ni solas, ni raras, ni diferentes. La posibilidad de traducir sus vivencias vino de la mano del proyecto Migrantas, creado por Marula Di Como y Florencia Young, que utiliza el dibujo como herramienta para integrar en sus talleres a mujeres cuyo denominador común es haber migrado de sus países de origen. Con la coordinación de Marula y Florencia, se encontraron para contarse las marcas de ese migrar. Porque a menudo, el tránsito no es fácil y muchas experimentan una doble vulnerabilidad, por su condición de mujeres y por su condición de migrantes. A través de dibujos tejieron redes de significados que dieron cuenta de sus particularidades y que luego fueron utilizados para la intervención del espacio público. Es ahí donde este Colectivo se vuelve un altavoz. ¿Qué les sucede? ¿Cómo se sienten? ¿Cuáles son sus deseos? La táctica son los pictogramas, un lenguaje visual que ya les es propio y que condensa en una imagen la síntesis expresiva de un pensamiento. Cada pictograma cuenta una experiencia: “Soy tu prójimo”, “Migración = Enriquecimiento” o “Palabras que duelen” fueron algunas de las ideas trabajadas. 

Pero a raíz de un pictograma en particular, la polémica circuló por las redes sociales. Hay  un afiche que muestra a una mujer negra en medio de dos mujeres blancas que agarran sus bolsos con los dos brazos, y abajo la frase “No soy ladrona”. Los posteos hacían referencia al modo estigmatizante en el que el Gobierno de la Ciudad quería concientizar sobre la discriminación. El punto que sumó confusión fue el color amarillo que la ONG usa como color de fondo –y que deliberadamente decidieron no cambiar en Buenos Aires–. Pero esa lectura resonó de modo particular en nuestra ciudad, donde el amarillo está directamente asociado al PRO. El logo del Gobierno de la Ciudad aparece junto al de las otras instituciones que organizaron este proyecto. Migrantas pasó por Buenos Aires invitadas por el Instituto Goethe, en una iniciativa con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el programa Todas de la Dirección General de la Mujer y el Centro Metropolitano de Diseño del GCBA y explicaron que todos los pictogramas que salen a la calle son elegidos por las propias mujeres migrantes que participan en los talleres y habitan la ciudad. Y aclararon que no se trata de una campaña del Gobierno. Participaron mujeres de Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Estados Unidos, Filipinas, Paraguay, Perú, Senegal, Uruguay, Venezuela y de algunas provincias argentinas. Todas dieron voz a vivencias profundas, donde los deseos, los miedos, los dolores y las esperanzas trazaron el surco en el que quieren caminar por sus derechos. Cada pictograma cuenta algo que se enriquece con las historias particulares. Otras frases fueron: “No me juzgues a través de mi apariencia”, “Pedimos respeto y no maltratos”, o “No al decreto macrista 70/2017 que expulsa migrantes”. Así, se hicieron eco del decreto presidencial de necesidad y urgencia que modifica la ley de migraciones, pone bajo la mira a las y los migrantes y establece condiciones más estrictas para el ingreso y la permanencia de extranjeras y extranjeros en nuestro país.

Durante el mes de junio, el resultado de los talleres se exhibe en diferentes puntos de la ciudad: una gigantografía en Corrientes y Junín, tres pantallas led –en Av. 9 de Julio y Corrientes; Cabildo y Juramento; Santa Fe y Godoy Cruz– y afiches en esquinas y estaciones de subte (Carlos Pellegrini, Constitución, Leandro N. Alem y Facultad de Medicina). Migrantas visibiliza de esta manera esos sentires que tantas veces se ven silenciados.