“La lectura es soledad, dijo Italo Calvino alguna vez, y esa es la idea en que ha inspirado esta serie. Serie de templos culturales que reúnen comunidades, aunque la experiencia literaria –y por tanto, la experiencia de estos espacios– permanezca solitaria”. Así presenta el joven fotógrafo francés Thibaud Poirier una de sus más recientes obras: una colección de imágenes que captura algunas de las bibliotecas más preciosas de Europa. Intitulada Palacios de autodescubrimiento, rinde homenaje el artista a sitios arquitectónicos que ofician “de accesible escape para  millones en búsqueda de conocimiento”, donde –resalta el muchacho– cada detalle es sagrado. “Desde el equilibrio entre luz natural y luz artificial, amén de optimizar la lectura pero preservar los textos antiguos; hasta la distribución selectiva de mesas de estudio para fomentar la comunidad o estimular la reflexión solitaria”, pormenoriza quien optó retratar cada “santuario” desprovisto de seres humanos para ofrecer –según propia definición– una contundente interpretación visual de cómo nos aislamos  al sumergirnos en la lectura. Haciendo, dicho sea de paso, “uso de la simetría para resaltar los valores clásicos de la belleza”. Valores encarnados por bibliotecas evidentemente notables; entre ellas: la alemana Stadtbibliothek, en Stuttgart; la berlinesa Grimm Zentrum; la italiana Angelica, en Roma; la Bibliothèque nationale de France, en París.