De las ilusiones que mayores estragos electorales causaron al kirchnerismo desplegadas por medios, analistas y consultores (opositores y no tanto) , la peor resultó la de los "votos propios".

Se trata de un supuesto exceso electoral que diversos candidatos, cada uno a su turno, se adjudicaron respecto al "espacio" del FPV, "proyecto" o como quiera llamársele,  exceso que finalmente refería a un plus de "votos propios" de estos candidatos, por sobre la acotada representación electoral - al final del día también política -  de Néstor  en su etapa y luego de Cristina Kirchner. 

A modo de arqueología de la ilusión de los "votos propios", en el origen del FPV ya se instaló la tributariedad del volumen electoral del kirchnerismo en general y de Néstor Kirchner en particular, a la transferencia de electores que promovió el PJ Bonaerense y el entonces Presidente Eduardo Duhalde, el otrora intrépido cazador de escualos de gran porte, negro, tachuela o zabeca de Banfield. 

Los votos kirchneristas resultaron "ajenos" ya desde el año 2003, y se insistía en que no acompañaban plenamente a Néstor Kirchner, que obraba como, y apenas,  un receptor de:

1- la transferencia positiva del caudal  electoral del PJ bonaerense - y la saga de gobernadores de baja popularidad en distritos estragados tras la crisis de 2001 -   y
2- complementariamente de la transferencia negativa, producto del rechazo a Carlos Menem.

Como se ve, ab initio, el kirchnerismo y su conductor  Néstor Kirchner, no tenían más que votos prestados, y esta certeza de inquilinato electoral, animó, por ejemplo, a José Claudio Escribano a sentenciar "un año de vida" para la experiencia de gobierno K, en una presuntuosa editorial, tan risible como olvidable. 

Corrían los días del "chirolita de Duhalde" (*) , un slogan opositor, en rigor una  metáfora de un poder bifronte desequilibrado , que signó todo el primer tramo de la transición popular- democrática hasta el año 2005, donde en la elección bonaerense de octubre, Cristina derrotó abrumadoramente a Chiche Duhalde y a buena parte de los referentes del PJ provincial aupados en las listas duhaldistas, demostrando la falacia de los análisis previos.

Medios, analistas y consultores opositores al kirchnerismo, también suponían entonces a los Duhalde, poseedores de "votos propios".

La segunda fase de la extravagante ilusión de "los votos propios" se encarna en la figura del entonces gobernador bonaerense Daniel Scioli, que también, medios, analistas, consultores opositores y propios, suponían poseedor de un "plus electoral" anclado sobre los "segmentos medios independientes" que siendo refractarios al kirchnerismo en general - llamado despectivamente “duro” o “cristinista”-  y a Cristina Kirchner en particular, acompañaban sin embargo fervorosamente la figura del entonces Gobernador de Buenos Aires, DOS.

Punteaba cómodo el ex motonauta en todos los "estudios de opinión pública" y bastante alejado de Cristina Kirchner, siempre relegada bajo la fórmula retórica  "tiene piso alto pero techo bajo". Otra pamplina incomprobable, instalada con ahínco por la patria consultora y agitada con sagrada furia por medios, analistas y dirigentes opositores al kirchnerismo y no solo opositores. 

Es necesario recordar cómo concluyó esa segunda fase de la ilusión de los "votos propios"? No nos parece el lugar ni el momento adecuado.

Lo cierto es que se inicia tras la derrota del año 2015, no el final, como era esperable,  sino un recomienzo de la ilusión de  los "votos propios", la tercera oleada, ya no como tragedia sino como farsa.

Es aplicada arbitrariamente ahora mismo sobre variopintas figuras, algunas francamente estrafalarias, que también suponen poseer "votos propios", superadores del alto piso pero bajo techo que adjudican a Cristina Kirchner, basados en encuestas infalibles que son las mismas que demuestran la teoría de los "votos propios".

Se insiste una vez más que siempre manteniendo el "alto piso", cada uno de los nuevos poseedores de "votos propios" -  y ya son varios los que suponen eso -  traspasarían cómodamente el "bajo techo" del kirchnerismo al captar las preferencias de adivinen quiénes? Si!:  Los "segmentos medios independientes", convertidos ya en un comodín semántico de la patria consultora, que con ellos todo lo explica, en particular lo inexplicable.

Creemos que va siendo hora de aceptar que la ilusión de "los votos propios" resultó un grave error político, electoral y básicamente conceptual, cuya inconsistencia fue demostrada una y otra y otra vez por la práctica electoral reciente, que muestra que donde hubo kirchnerismo en formato electoral, se ganó y donde se negó, silenció u opacó la pertenencia e identidad K, se perdió. Res non verba.

Falacia conceptual  la de los "votos propios", que desconoce la especificidad del liderazgo popular- democrático en toda la historia del peronismo y el tipo de vínculo único e intransferible (no sólo en la dimensión electoral) que construye la líder con las masas, una teoría absurda que, sin embargo, para muchos aún no ha concluido.

Una versión menor,  pero no por eso menos abyecta, de esta ilusión de los "votos propios" fue esbozada recientemente por algunos dirigentes second best que "proponen" hacer competir a Cristina en una PASO abierta contra el resto de los candidatos eventuales.  Un mamarracho ideado bajo la inspiración de Barba Dura, que ni vale la pena desautorizar.

En fin, para no extender esto inútilmente, preguntamos: Será necesaria otra prueba de ácido para observar el colapso de la ilusión de los "votos propios" dentro del FPV
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(*) Chirolita fue un muñeco de rasgos inquietantes, manejado por el ventrílocuo Mr. Chasman que hizo furor en los años 70 y 80. Siempre lo vamos a extrañar.

Artemio López