No sólo la barra tiene su pujas internas en Newell's. También las tiene la comisión directiva, y eso en las últimas horas quedó a la luz con una serie de episodios insoslayables que desembocaron en la renuncia del secretario del club, Claudio "Tiki" Martínez. Además de la violencia sufrida, el dimitente dijo: "También motiva mi alejamiento mi desacuerdo con la constante toma de decisiones de manera imperativa del señor presidente Eduardo Bermúdez, como la falta de compromiso con el proyecto".

El dirigente, que sufrió los dos primeros aprietes violentos de esta gestión con atentados a balazos contra su domicilio, blanqueó en la salida su discordia con el titular del club en esa carta, pero antes ambos acudieron a una reunión con los fiscales penales que investigan la saga de hechos violentos con el club como epicentro y con el ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro.

Martínez anunció ayer temprano su "renuncia indeclinable", aunque en los pasillos del club la noticia se tomó sin sorpresa, habida cuenta del distanciamiento del mandamás leproso con parte de sus colaboradores en apenas cinco meses de gestión. Primero, adjudicó su dimisión a los ataques que sufrió dos veces en la fachada del edificio donde vive con su familia. "Siempre le dediqué muchas horas y días al club, sacrificando tiempo de mi trabajo y familia. Esto siempre estuvo consensuado y lo que ponía en juego eran tiempo y sentimientos, pero actualmente el nivel de violencia recibida hace que esté exponiendo la integridad física y moral de quienes me rodean, ya que viven con miedo", expresó Martínez en una carta difundida en la tarde de ayer. La misiva concluye: "También motiva mi alejamiento mi desacuerdo con la constante toma de decisiones de manera imperativa del señor presidente Eduardo Bermúdez, como la falta de compromiso con el proyecto que lideré desde el Movimiento Rojinegro Querido que también hizo mella en mi convicción de poder continuar en el cargo".

Por estatuto, el lugar de Martínez lo ocupa ahora quien era prosecretario, José Menchón, quien participó junto al dimitente y al propio Bermúdez de la reunión con Pullaro, y los fiscales penales Jorge Baclini, Fabián Spelta, Verónica Caini, Miguel Moreno y Marisol Fabbro.

Menchón contó al término del encuentro que los fiscales "tienen varias hipótesis y mostraron cómo están avanzando en las causas". No obstante, aseguró que no hablaron acerca de las investigaciones sobre los crímenes de barrabravas Matías Franchetti, Jonathan Rosales y Maximiliano Larocca, ocurridas entre el 7 y el 27 de junio.

Las declaraciones fueron de ocasión. "Tenemos un panorama más esperanzador, porque juntaron causas y nos dijeron que avanzaron en uno de los atentados, aunque esperamos resultados concretos. Queremos que el Estado resuelva los atentados, y que el Estado nacional ponga cartas en el asunto. Los directivos somos rehenes de esta situación", dijo el nuevo secretario leproso. Para entonces, Martínez ya había renunciado.

Menchón, por último, negó contactos con barrabravas. "En el período preelectoral jamás hablamos con nadie. Sí intentaron hablar, pero que nosotros hayamos respondido o prometido algo, absolutamente no".

La tensión reinante entre los miembros de la comisión quedó en evidencia el domingo, cuando desde el seno de la dirigencia y de agrupaciones opositoras echó a correr en las redes sociales un comunicado del que Bermúdez juró que ni estuvo enterado de su redacción. "Mañana puede ser tarde", decía ese texto en alusión a los ataques sin esclarecer contra Martínez, contra el vicepresidente Cristian D'Amico y la granada que arrojaron desde un auto contra la sede. "No vinimos para que nos maten. No vinimos a llorar un hijo. Vinimos a poner el hombro en el club que amamos (...) el poder de estos delincuentes se extiende por todo el país y mañana será otra institución la que lo sufra. No podemos esperar más".

La carta elevó un llamado de atención a las autoridades nacionales y al resto de la comunidad del fútbol profesional, empezando por AFA. "Por favor, actúen ahora", concluyó ese mensaje.

Esa misma tarde, antes del inicio del partido contra River en el Coloso del Parque, la Policía secuestró dos banderas pintadas en el mismo club, en lo que pareció una continuación del comunicado referido. "Macri, Bullrich, Rosario también es Argentina", decía una, y "Están asesinando al fútbol", decía la otra, tal como reveló Rosario/12 en su edición de ayer. De la misma manera que la anterior, Bermúdez también se desentendió de la confección de esas banderas cuando Pullaro se lo preguntó. El ministro justificó la incautación de esos trapos -y no de la profusa pirotecnia que la hinchada lanzó en el segundo tiempo desde los cuatro costados- con que "se consideró que lo mejor era incautar la bandera por el momento que atraviesa Newell's".