"Sólo el presidente tiene legitimidad de reducir su propio mandato", sugirió el expresidente y referente del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Fernando Henrique Cardoso, en una clara señal para su aliado Michel Temer a horas de que el fiscal general Rodrigo Janot defina si le abre una investigación por corrupción, que podría marcar el inicio del fin del gobierno golpista. Cardoso reflejó la encrucijada del partido que respaldó el impeachment contra Dilma Rousseff entre la necesaria salida de Temer, por la abrupta caída de la popularidad, y la pretensión de lograr la aprobación de las reformas laboral y previsional, que impulsa la coalición gobernante. 

"Apelo al presidente para que medite sobre la oportunidad de un gesto de grandeza, con el cual ganará la anuencia de la sociedad para conducir una reforma política y comandar nuevas elecciones", dijo Cardoso en una entrevista al diario Folha de Sao Paulo, días después de que el mismo matutino brasileño publicara una encuesta que reveló que temer cuenta solo con el 7 por ciento de apoyo. 

"Sólo el presidente tiene legitimidad de reducir su propio mandato, proponiendo una iniciativa de enmienda a la Constitución que abra espacio para modificaciones (electorales)", propuso Cardoso forzado por los sondeos de opinión que muestran un ascenso del Partido de los Trabajadores, y su líder Lula Da Silva, y los reclamos populares por "diretas já", pedido de elecciones que, hasta el momento, es bandera de la oposición. 

El expresidente envió el mensaje a Temer subrayando que "cualquier maniobra para sacarlo del poder sonará como un golpe". La preocupación de Cardoso parece estar relacionada a la lectura que la sociedad realizó sobre el impeachment contra Rousseff, cuando los cuatro ministros que el PSDB aportó al Gabinete de Temer reflejan el rol de ese partido en el golpe. 

El PSDB no sólo quedó expuesto ante la posibilidad de que el procurador Janot decida abra en las próximas horas una investigación por corrupción contra Temer, lo que abrirá el proceso de destitución, sino por la propia acusación contra Neves, quien debió pedir la licencia como presidente partidario. Neves fue grabado pidiendo sobornos de 650 mil dólares al empresario Joesley Batista, del grupo JBS, el mismo que puso a Temer contra las cuerdas.

La encuesta difundida por Datafolha el viernes pasado puso blanco sobre negro la situación política, social y económica de Brasil: el 76 por ciento desea la salida de Temer, el 83 por ciento demanda elecciones directas, mientras que el PT suma un 18 por ciento del respaldo popular. Un dato alarmante es la confianza del 43 por ciento de la población en las fuerzas armadas. Traducido en posibilidades electorales ante unas próximas elecciones que inicie una nuevo procesos presidencial antes de enero de 2018, el expresidente Lula aparece con un 27 por ciento de la intención de voto, seguido por el militar retirado Jair Bolsonaro, con el 14 por ciento.