La lluvia, incesante, del fin de semana dejó un aluvión de noticias. Las calles de la Ciudad de Buenos Aires estuvieron nuevamente bajo el agua y los memes estallaron en las redes sociales recordando la icónica frase del expresidente Mauricio Macri: "¡No se inundas más!". Aunque, parecería que sí, para Adrián Stoppelman, Capital Federal "se inunda más".

Aunque, claro, Macri cumplió su promesa. "Porque él en realidad no estaba prometiendo que el agua iba a dejar de subir medio metro. Estaba prometiendo que nos iba a dejar secos".

Pasan cosas raras con la ciudad de Buenos Aires y las lluvias torrenciales. La cosa es que ayer llovió, bastante, reconozcámoslo, y quedó claro que el único lugar donde no se inunda más es en el desierto del Sahara. Acá se sigue inundando como en la época de Noé.

Hay videos en las redes de distintas zonas de capital con más agua que el Paraná. En la línea B del subte habían puesto un cartel que decía que funcionaba con demoras por “problemas climáticos”.

A ver: es un subte. Que no sale en ningún momento al exterior. No fue por problemas climáticos: fue porque el agua caía como catarata del Iguazú por las escaleras porque estaba desbordada la vereda.

Hay escenas que muestran que llovía más adentro del túnel del subte que afuera. Con decirte que los vendedores ambulantes vendían escafandras, patas de rana y algún snorkel.

Esquinas de Congreso o Almagro incruzables. Y es peligroso cruzar cuando es tan alto el nivel del agua. Podés tropezar con una tapa de desagüe abierta, un cable, o como me pasó a mi, que patié algo y resultó ser un buzo táctico que andaba por la zona.

Mirá si se habrá inundado que el GPS te decía: doble por Libertador y contenga la respiración al menos dos minutos.
En Once y en Villa Crespo, por la Avenida Corrientes, muchos paisanos en problemas: algunos rezaban para que Dios abriera en dos las aguas de Corrientes y Pasteur, como hizo con el Mar Rojo, pero el milagro no ocurrió.

Hay fotografías y videos que demuestra la utilidad de las bicisendas en estos días: En lugar de ciclistas, había surfistas, que aprovechaban a practicar con las olas.

Era tanta la lluvia que en un momento Elisa Carrió no dudó en decir que no se trataba de una inundación, sino que los malvados jóvenes de La Cámpora habían tapado los sumideros con las pecheras que les había provisto el gobierno de Putin a través de la ruta Teherán, Santiago de Chile, Caracas con apoyo logístico de Corea del Norte.

Algunos turistas que solían sacarse fotos con las estatuas de Mafalda, de Porcel y Olmedo y esas que hay por ahí, se sacaban fotos con la de Aquaman.

Para alegría de la gente de Villa Crespo, donde está el nuevo estadio, se inundó Juan B Justo y Camargo y fue tanta el agua que parece que le están por cambiar el nombre al estadio: en lugar de Movistar Arena le están por poner Movistar Mundo Marino.

Los que estaban re calientes, para variar, eran los taxistas. No solo tenían que evitar hundirse en el agua o competir con los Uber y las combis, sino que además les salió competencia: las lanchas colectivo que venían de zona norte y aprovechaban para hacerse un viajecito.

A favor del gobierno porteño un par de cosas para resaltar: Muy útiles las vallas amarillas de plástico utilizadas como botes salvavidas, incluso en la bajada de Plaza Las Heras algunos las usaban tipo barrenadora y para ser honestos, digamos que el agua escurrió rápido, dentro de lo esperable: en este gobierno porteño todo se curra rápido.

Y respecto de la famosa frase de Miauricio de No se inunda más, quiero decir que cumplió su promesa. Porque él en realidad no estaba prometiendo que el agua iba a dejar de subir medio metro. Estaba prometiendo que nos iba a dejar secos.

El diario La Nación tiene un título de esos para que el jefe pregunte… ¿quién fue el gracioso? 2023 Los motivos del “desembarco” de Jorge Macri. A confesión de parte…

Obviamente fue tendencia en las redes, que aprovecharon para intentar pescar unas mojarritas. Y también llovieron las críticas y la pregunta que muchos se hacían es cómo es que tanta gente votó a este gobierno porteño. La respuesta es una paradoja: No les importa que se inunde: Aunque caiga el diluvio universal el odio no les permite que el agua les llegue al tanque.