En su columna de La Mañana, el periodista Fernando Borroni reclamó que sea obligatoria la vacuna contra el coronavirus para toda la población frente al aumento de contagios. Borroni reclamó que las vacunas contra el coronavirus sean obligatorias, con el objetivo de frenar el avance de la pandemia de coronavirus. En su columna de La Mañana, pidió combatir los discursos de “libertad” de los antivacunas.

La columna de Fernando Borroni

Los casos de covid continúan creciendo en el mundo y también en nuestro país. Es una película de terror que parece nunca acabar.

Por un lado, era de suponer que si el mundo entero no podía acceder a vacunas de forma igualitaria, si la individualidad no quiere vacunarse, esto no iba a terminar más.

El covid nos empujó a reflexionar sobre dos temas que están frente a la vista de todos: el concepto y el criterio de libertad individual y el de libre mercado. Tienen relación directa con los que nos pasa con la pandemia. Lo saco de lo científico, lo médico y lo sanitario.

La vacuna debe ser obligatoria, porque la libertad es siempre colectiva. La libertad individual es una mentira del mismo modelo. Si la decisión individual de cada uno atenta contra el bien común, contra la salud del otro, eso no puede ser libre. Muchos se rasgarán las vestiduras, pero estoy convencido: la libertad de uno no acaba cuando comienza la del otro, sino con el otro. Es el Estado el que debe educar.

La obligatoriedad de las vacunas debe discutirse pronto. Están ahora los pases sanitarios y está perfecto, pero más temprano que tarde la Argentina y el mundo debe discutir la obligatoriedad de la vacuna.

Vacunarse es cuidar la vida del otro y la propia. Cuidar la vida del otro en una sociedad que diga que cuida los derechos humanos no puede ser una opción sino una obligación.

No es una medida autoritaria. Lo sería el individualismo que asfixia a nuestra sociedad. O mirarse al ombligo diciendo “no me quiero vacunar” y si contagio a los demás es problema del otro.

Hay que perder el falso pudor de tomar decisiones que son antipáticas y necesarias para una sociedad más justa y empática.

No puede ser que los Estados Unidos tengan siete vacunas por habitante cuando el 45 por ciento de su población no se quiere vacunar. Ómicron es el nombre de la desigualdad.

La nueva cepa se generó a partir de territorios donde no llegó la vacuna. La pandemia es el nombre del individualismo. Nada de lo que pasa es sorpresa Legitimar la desigualdad mata, el individualismo mata. Esto se sabe hace tiempo. La diferencia es que ahora mata a cualquiera, hasta a los individualistas y los que fomentan la desigualdad.