Desde Mendoza

Reina la paz. Existe el ruido, claro, porque el ambiente responde a las características de un circuito que viene a revolucionar un deporte por completo. De repente, sin embargo, tanto en las inmediaciones como en las entrañas del inmenso Aconcagua Arena de Mendoza, los cantos son ineludibles: "¡Belaaaaa, Belaaaaa!".

Apareció el ídolo: Fernando Belasteguín emergió como la figura rutilante para 1500 chicos que llegaron provenientes de 13 federaciones provinciales de pádel. El escenario lo convierte en un momento único: fue en su debut en la primera parada del novedoso Premier Padel en territorio argentino.

"En la cancha estoy concentrado y no logro darme cuenta de lo que pasa. Pero antes de los partidos lo veo; me pasó con esos chicos de las escuelitas que cantaban mi nombre. A mí me gusta mucho, sobre todo porque soy del interior. Hay mucha gente que hace miles de kilómetros para vernos jugar. Sé todo el esfuerzo que representa", reflexionó Bela, en diálogo con Página/12, instantes después de haberse estrenado con un cómodo triunfo junto a su compañero español Arturo Coello.

Número uno del mundo de manera ininterrumpida entre 2002 y 2017, instalado en Barcelona desde hace 22 años, Belasteguín jamás abandonó las raíces. “Cuando supe que iba a estar el torneo de Mendoza no lo dudé ni un segundo. Saqué pasaje para poder disfrutar un día y medio en Pehuajó. Volver a Pehuajó para mí es un escape de nuestro pequeño mundo del deporte, salir un poco de un ambiente con demasiados intereses, demasiada falsedad. Más allá de ser jugador de pádel uno no deja de ser el mismo de siempre", profundizó.

Belasteguín, en la alfombra de Mendoza. Foto: Mendoza Premier Padel.

Por primera vez desde aquella recordada explosión de los '90 el pádel está en el sendero del desarrollo en términos sustentables a nivel internacional. En un contexto de progresión apareció el Premier Padel, impulsado por Qatar Sports Investments, la unidad de negocios deportivos creada por Nasser Al Khelaifi, el presidente del PSG francés. El plus del circuito nacido esta temporada es la institucionalización: está regido por la Federación Internacional de Pádel (FIP) y entrega puntos para su ranking. El Premier Padel, en pocas palabras, es un producto superador.

"Premier Padel llegó en el momento justo. Los jugadores exigíamos las cosas que Premier nos dio. Este circuito nos llevó a jugar a escenarios como París o Roma, donde jugaron Roger Federer, Rafael Nadal y todos los fenómenos del tenis mundial", contó Belasteguín, de 43 años, que vivió todas las etapas del pádel y augura un futuro alentador.

Mendoza es la quinta de las seis estaciones de este año en el innovador Premier Padel. Las primeras tres citas fueron Majors: la de Doha, la de Roma, en el Foro Itálico, y la de París, nada menos que en Roland Garros. Luego llegó la de Madrid, de categoría P1, un escalón por debajo, estatus que sostiene Mendoza. Queda la última parada, en noviembre, en Monterrey.

"En París no quise entrar a la Philippe Chatrier hasta que no me tocara jugar. Fui el lunes y recién me tocó jugar el miércoles; me entrené en las canchas de afuera porque quería tener esa sensación de entrar por primera vez ahí. No se puede describir. No te lo puedo explicar. Es como tener hijos: hasta que no los tenés no lo podés saber. Lo viví de esa manera. La evolución del deporte va a generar que los jugadores que estén mucho tiempo puedan ganar más plata que nosotros, pero un escenario más alto no existe. Yo salí de Pehuajó, empecé a jugar en una canchita, y llegué a Roland Garros", se emocionó Bela. 

El Premier Padel fue tan disruptivo que generó, de movida, una colisión directa con el World Padel Tour, el circuito que dominaba la escena del pádel hasta entonces. Nació, entonces, una batalla de intereses que, según Belasteguín, podría generar un plus para el pádel si llegase a existir un acuerdo: "Nosotros queremos que el deporte crezca por encima del negocio. Y que sea entre todos. Con la división de los caminos llegamos hasta acá; no me quiero poner a pensar en qué lugar podemos estar en los próximos tres o cuatro años si esos caminos se juntan. El negocio va a estar; hoy es momento de que todos se saquen las caretas, se miren a la cara y se junten".

El Premier Padel brotó en el epílogo de la carrera de Belasteguín, el hombre que se mantuvo en medio de las generaciones y que pretende valorizar la última parte de su carrera. "Yo me cuidé siempre pero con los años, para poder competir con chicos que tienen veinte años menos que yo, me tengo que cuidar las 24 horas, los siete días. Y lo hago: me siento con fuerza física y mental, por el esfuerzo que tengo que hacer, para estar dos años más. Quiero jugar 2023 y 2024. Después pienso disfrutar desde afuera todo lo que creció el deporte. Es un regalo de la profesión: tener 43 años y jugar con chicos de 20", expresó.

Su condición de estrella, por más que su simpleza la pueda disimular sin demasiado empeño, lo llevó a lugares impensados y a vincularse con gente inimaginable. "La vida me dio la posibilidad, a través del pádel, de hacerme amigo de personas a las que admiré. Con David Nalbandian nos hicimos muy amigos. Yo lo vi ganar el Masters de Madrid en 2007, cuando eliminó a Djokovic, Nadal y Federer, y el deporte me permitió ser amigo suyo. El pádel me regaló estar con fenómenos del deporte mundial. Yo jugaba al pádel con ellos, nos íbamos a cenar y, cuando volvía a mi casa, me acostaba y pensaba: ‘Qué suerte tengo’”. Bela tiene, también, la fortuna de ver crecer al pádel como nunca antes lo hizo en su historia.

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