"Me preguntan cómo hice en este tiempo para hacer todo esto, y para mí no es tanto: siento que podría estar haciendo más", dice Azul Schenquerman. La frase no llama tanto la atención si no se tiene en cuenta que tiene 20 años y acaba de estrenar su segundo disco, Incendio, que presentará el jueves 29 de septiembre en El Quetzal.

Egresada del colegio Padilla (también conocido como "el Pugliese"), le sacó jugo a la doble escolaridad y metió la cabeza y el corazón a formar bandas con amigos en esas 12 horas diarias. La inquietud por la música venía desde su casa, con madre y padre artistas. "Ellos siempre me llevaron un poco por ese lado, siempre me mostraron mucha música. Cuando les dije que quería cantar, me incentivaron a también aprender instrumentos", dice. A los 7 empezó a tocar piano y estudiar música.

El incendio, en clave poética, es usado en este caso como el fin de todo lo que genera duda o incertidumbre, como dice el haiku del poeta y samurái japonés Mizuta Masahide: Se incendió mi casa, ahora nada me obstruye la visión de la luna. Es el título, además, del primer track del flamante disco, una canción que describe dulcemente las relaciones en pandemia.

"En lo que representa esta canción y en el disco en sí, veo a nivel metafórico al incendio como una manera de escapar de ciertas situaciones. Como un incendio estratégico, como que me voy antes de que la situación evolucione, sea de una manera positiva o negativa, y voy a incendiar todo para no saber el resultado, porque no quiero ni que sea bueno ni que sea malo. El miedo, justamente como dice la canción, a veces nos paraliza tanto que nos escapamos o incendiamos nuestro entorno, nuestros vínculos, nuestras posibilidades, antes de saber cuál puede llegar a ser el resultado", cuenta.

El disco, que empieza con Pablo Neruda recitando un fragmento de su poema Pido silencio, fue compuesto en plena pandemia. Dice Azul que estaba en un momento muy drástico, porque, a nivel mundial, "cada pequeña cosa tenía un impacto grandísimo". Sentía que cada acción que hiciera podía ser un montón, y al mismo tiempo estaba en un vínculo con alguien.

"La frase dice 'Si me voy antes que vos, quedate más que nunca' porque estaba con estos pensamientos sobre irse antes que la otra persona para no sentir el abandono, o que la otra persona te está dejando. Y en esa época de pandemia y cuarentena los vínculos estaban muy frágiles, porque no podíamos realmente vernos con nuestros seres cercanos."

► Crisis, catarsis y cantos

Catarsis fue su primer disco, publicado en 2019 y presentado en el ya extinto El Universal con una banda de sesionistas cuyos músicos no son, precisamente, de la generación de Azul, como Ale Franov. "Tuve esa banda y fue excepcional. Tocaron muchos músicos que fueron invitados en el disco, creo que todos o casi todos. Aunque, por lo general, mis bandas suelen ser con personas de mi generación o amigos músicos", cuenta.

En 2017, Azul participó del concurso Vamos Las Bandas, con más de 2500 inscriptos en todo el país, y ganó en Capital Federal. Veinticuatro seleccionados grabarían la canción concursante y de su autoría con Lito Vitale. "Un día, de pronto, me llamó Lito al celular. Yo estaba en la escuela y atendí y era él, me avisó lo del concurso y después me mandaron mails con la información de cómo iba a ser", cuenta.

Fue a Tecnópolis de Mar del Plata con sus amigos, con quienes tenía una banda, a tocar. Después de un tiempo, grabó Esos ojos tristes, la canción ganadora, con Lito Vitale en un estudio que, según Azul, era una locura. "Él tocó el piano y yo la guitarra, y haber tocado en vivo al mismo tiempo con un músico así fue un aprendizaje, una experiencia increíble. Fue un antes y un después en mi vida."

Entre las enseñanzas que el pianista y productor le dejó a Azul, una fue inyectarle confianza ante su estilo de composición. "A veces entro en crisis, porque lo que hago es un poco distinto, no suelo ir con lo que está generalmente en el mainstream, y él lo vio como algo positivo, distinto a lo que venía escuchando. Eso me motivó bastante. A veces, cuando estoy en crisis, me acuerdo un poco de esa conversación que tuve con él", dice.

De la música que tuvo influencia sobre esa forma "distinta" de componer, Azul nombra a "bandas más etéreas", como Pink Floyd, Radiohead, Queen, o artistas como Nick Drake y Jeff Buckley, su mayor inspiración. Pero también sigue a Amy Winehouse y a Elizabeth Fraser, la cantante de Cocteau Twins, y a Harry Styles, de quien grabó Fine Line, como lo contemporáneo que más le gusta.

Por esa época empezó a recopilar las canciones para Catarsis, un primer disco que engloba su adolescencia y que empezó a componer a los 13 o 14 años. "A esa edad hice las primeras canciones y lo terminé de componer y grabar a los 17. No me acuerdo en qué momento de mi adolescencia descubrí el término catarsis y su significado, pero me resonó un montón. Y desde que empecé a componer me gusta porque describe mi proceso de composición, que no tiene mucho que ver con algo quizás técnico o académico."