Irina Werning se siente cómoda teniendo un perfil bajo, en efecto esta es la primera entrevista que da luego de que en marzo el prestigioso premio World Press Photo la premiara en la categoría "Historias en América del sur" por su proyecto La Promesa

Es la primera mujer argentina en obtenerlo, y aunque muches se preguntaban si vivía acá o en otra parte del mundo, Irina vive junto a su novio y sus dos hijxs en la Ciudad de Buenos Aires. “Cuando terminé de estudiar economía -profesión que nunca ejercí- viajé durante varios años por diferentes continentes. Siempre con la búsqueda interna de qué hacer de mi vida. Luego me asenté durante 8 años en Londres. Durante mi estadía en Inglaterra un día estaba hojeando una entrevista donde aparecía un editor de fotografía del periódico londinense The Daily Telegraph dónde contaba lo que era ser fotógrafo. Al leerla me dí cuenta que yo quería ser fotógrafa. Yo no sabía sacar ni una foto y ahí empecé”, cuenta a Las12.

Chicas de pelo eterno

Como cuenta Irina en su página de internet, uno de sus primeros trabajos fotográficos fue Back to the future (Regreso al futuro) donde retrató a diferentes personas tal cual estaban en sus antiguas fotos: mismo lugar, vestuario y actitud. Fue un éxito y ese trabajo estuvo expuesto en varios países del mundo. Sin embargo, su proyecto más ambicioso fue fotografíar a mujeres con cabellos extremadamente largos. Lo tituló Las pelilargas. 

Luego de fotografiarlas durante 12 años, Irina ya es una experta en saber quienes tienen el pelo largo a pesar de que lo lleven escondido en un rodete “cuando es muy largo, nunca lo llevan suelto”, dice. Como una plegaria -en tiempo y espacio- esta fotógrafa escuchó con atención las razones por las que el World Press Photo premió su proyecto La Promesa -el que se desprendió de Las Pelilargas-. “Me hablaron sobre la importancia de visibilizar las problemáticas educativas que existieron en América Latina con respecto al acceso a la educación, la no victimización de una niña del barrio de La Boca y la no estigmatización de nuestro país”. 

El jurado del premio tuvo en cuenta el gesto de mostrar otra América Latina, otra forma de contar las dificultades que sufren las niñas de poco recursos económicos en la región, lejos de lo que usualmente se cuenta en los medios y festivales de diferentes partes de Estados Unidos y Europa. 

Antonella


¿Cómo surge la idea de fotografíar a mujeres con pelos largos?

--Lo empecé a hacer sin cuestionarme mucho durante el 2006, que fue cuando empecé mi carrera fotográfica. Busqué por muchos lugares textos que me dieran algún contexto histórico del por qué ciertas mujeres en América Latina dejaban sus pelos largos y no encontré nada. En realidad, algunas cositas dentro de la cultura de pueblos originarios pero realmente era muy misterioso, casi un secreto. Llegaba a los pueblos pequeños del norte y colocaba carteles en diferentes lugares que decían “busco pelilargas”, lugar y fecha. Es difícil de encontrarlas porque por lo general llevan el pelo recogido con un rodete. Ahora ya voy cambiando los métodos. Al principio les hacía fotos de espaldas, luego les fui mostrando su rostro. En muchos momentos cuando voy a los lugares donde viven o tomó contacto con ellas, sé que puedo hacerlo porque somos del mismo género; entienden enseguida lo que quiero hacer, que básicamente es homenajear esos rituales de cabelleras largas que son su orgullo.

¿Qué encontraste en esas historias originarias y orales?

--La importancia de las abuelas, sus ancestros, en general se transmite oralmente con ceremonias. En esta búsqueda de pelilargas por las diferentes comunidades que visité, entrevisté a muchas abuelas y me pudieron contar que el cabello largo son las extensiones de las ideas. Cuando alguna de ellas mueren, sí se lo cortan, lo entierran y llevan a cabo un pequeño ritual al enterrarlo. También en el cuidado que hacen de su cabello unas a otras, hay silencios y en esos silencios hay un trenzado muy femenino.

Y cuándo hay palabras ¿Qué se cuentan?

--Cuando la abuela trenza a la nieta le va contando cosas de la cultura, de los ancestros, de la tierra. En los pueblos pequeños el pelo largo para las chicas y adolescentes representa un status social. Hay muchas razones culturales que responden a llevar el cabello extremadamente largo, pero que quedan en un orden popular y cultural de nuestra Latinoamérica y de una inmigración que se da entre nuestros países limítrofes.


Durante agosto, Irina va a fotografiar pelilargas en el Teatro San Martín.

¿Hay secretos de cómo lavarse esas cabelleras?

--Sí, luego de lavarlo algunas se lo enjuagan con romero. Me han llegado a contar que secarse el cabello sin secador de pelo tarda hasta un día

¿Cómo conociste a Antonella, la protagonista de tu trabajo fotográfico La promesa?

--La conocí cuando tenía 9 años, hace ya 4 años. Empecé a hablar con su mamá y nos juntamos en una plaza de Recoleta. Hicimos varias fotos antes de que llegara la pandemia, cuando sucedió el encierro y se podía empezar a transitar fui a su casa en la Boca y allí empezamos a jugar con los interiores, en el encierro, la convivencia junto a su mamá y hermana, las terrazas, en el kiosco de su familia y también cuando tomaba clases online. Antonella es una muy buena alumna y tenía muchas ganas de volver a clases presenciales. Un día, me dijo “apurate, porque prometí que cuando vuelvan las clases presenciales me lo corto”. Al principio me deprimí, incluso me despertaba y lo primero que hacía era ver las noticias de cuándo volvía a clases.

La Promesa se llevó este año el primer premio del World Press Photo como mejor historia en América Latina y una de las razones es porque tocá el tema de la desigualdad educativa en la región ¿Podés desarrollar un poco más esto?

--Latinoamérica además de haber tenido el cierre más largo de escuelas, es uno de los continentes con más desigualdad en torno a la educación. La pandemia lo que hizo fue exacerbar y ponerlo en evidencia. Es verdad que hubo clases virtuales, en efecto yo soy docente y les profesores pusieron muchísimo, pero la realidad es que muches chiques no tuvieron acceso a la virtualidad, Antonella tomaba clases con el celular de la familia (se ve en las fotos), pero lo cierto es que hay un 30 por ciento de les chiques que no pudo tomar clases virtuales. Un dato más específico es que según UNICEF alrededor de 4 de cada 5 estudiantes de sexto grado no serían capaces de entender e interpretar adecuadamente un texto de longitud moderada. Yo sé que como Antonella hay muches chiques que fueron víctimas de la pandemia. 

¿Esperabas recibir el World Press?

--No, para nada. Una trabaja como hormiga, muy a pulmón sin saber qué va a pasar con las historias. La selección de las rondas de este premio son muchas y realmente te piden muchas justificaciones. Una de las razones que dijeron cuando me otorgaron el premio, fue que era una historia que envolvía muchas capas: la educación, la desigualdad, la perspectiva en género y la no victimización de una niña en América Latina con dificultades para acceder a la educación.

¿Cuáles son tus próximos planes?

--Quiero ir a Ecuador a fotografíar a los hombres que usan el pelo largo con una simba en la comunidad Comunidad Kichwa y finalmente luego de 17 años de trabajo realizar mi libro sobre Las pelilargas. 

La promesa de Irina Werning, está expuesta en los balcones de la Fotogalería del Teatro San Martín. Av Corrientes 1530. Se puede visitar de 14 a 20 hs.

“Se busca pelilargas”: durante el mes de agosto, Irina estará tomando fotografías en el Teatro San Martín a personas de extremo pelo largo.

irinawerning.com

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