Un cosmos de desiertos, chañares y ríos habitados por divinidades, criaturas fabulosas y ancestros, magas de la fertilidad y magos ebrios, aves, llamas, serpientes y flores, mujeres y niñas se moldea en el nuevo libro de poemas de Sabrina Usach (Mendoza, 1985). 

El título nazca –escrito en minúscula– puede referirse tanto a la región y la cultura andina como a una orden o un deseo: “como si todo fuera conjugar / el verbo nacer en cada tiempo”. En sus poemas, los hijos son a la vez propios y ajenos, analfabetos e insaciables, barro o “gajo desprendido de la planta madre” e incluso ingénitos: “nos apagamos hijo fantasmas sin retorno”. También son signos de un sistema de escritura (“como los antiguos nascas tallemos / palabras nuevas en las rocas”) que aspira a la perennidad y seres bestiales a los que hay que cobijar: “hay una bestia de pie la quiero adoptar / la alimentaría a bocanadas de baba y sangre: / la vería crecer le enseñaría a escribir”. 

En nazca el nacimiento es un misterio mayor que la maternidad. El cuerpo de las mujeres, el hechizo de la naturaleza, la historia familiar y las tradiciones de pueblos originarios se conjugan en el libro. “El abordaje de estas cuestiones es desde el lenguaje, desde lo que surgió como un interrogante acerca de esta materia en que se manifiesta la poesía –dice Usach–. Fue la experiencia vital como persona capaz de gestar, y la posibilidad de fracaso inminente, la que me inclinó a ver la manifestación del deseo en distintos planos, a observar el nacimiento desde un lugar no humano; por eso la presencia de criaturas y vegetación, de un paisaje y su vacío germinando en y con el lenguaje”. 

Dos versos del poema “árbol” alumbran el método: “yo preferí hijar un poema a la sombra / en el cobijo de corrientes llanas”. En nazca también “nacen” neologismos. “Me es imposible hacer cualquier actividad sin pensar en poesía, propia o no –señala la autora–. Está, se manifiesta en la observación, en la búsqueda de otros sentidos que pueden nacer en el vínculo con la palabra. La práctica principal es la voluntad de ver cuando leo o cuando escucho a lxs niñxs, a mis estudiantes, al río, a la montaña. Por otro lado, está la creación de pensamiento; mis lecturas siempre tienden a hermanarse con la poesía que crea lenguaje”. 

Sobre la referencia a la comunidad nazca del desierto peruano, la autora cuenta que apareció azarosamente cuando su madre, que vive en Mendoza, habló de un temblor. “Lo mismo de siempre, la famosa placa de Nazca que intenta acomodarse”, le dijo. “Inmediatamente, pensé en los rituales a la fertilidad de ese pueblo, investigué y encontré un camino posible, que no está dado estrictamente en los temas, sino en el tono por momentos oracular, en el ritmo, en la forma del verso”. En “presagio”, la voz se vuelve admonitoria y cómplice: “pétalos espías de la materia / ahora soy yo quien habla: / con el amor materno que anda sobrándome / sentada en el umbral fingiré ser / –insólito brote– igual a ustedes”.

El tercer libro de Usach está dividido en tres partes, con epígrafes de versos de Leda Valladares, Blanca Varela, César Vallejo, Eunice Odio y la cantautora Gerónima Sequeida. Uno de los poemas está dedicado al poeta pampeano Juan Carlos Bustriazo Ortiz. “La distribución tiene que ver con la transmutación de la misma búsqueda –revela–. En la primera parte, los poemas se acercan al cuerpo, a un deseo de gestación compartido, al interrogante sobre el ser antes del nacimiento. En la segunda, los poemas necesitan recapitular, se encuentran con el origen, las relaciones familiares. Y la tercera es el resultado de la reflexión sobre la escritura misma como analogía de una fuerza que pulsa por aparecer”. 

En las próximas semanas, el sello Caleta Olivia lanzará la triza en el sueño -12 poemas a luca prodan, donde la escritora se acerca a la vida del músico desde una perspectiva metafísica y existencial. “Y estoy escribiendo una novela que se centra en el despojo y dispersión de una comunicad wichi del Impenetrable chaqueño –anticipa–. Pero el foco está puesto en hacer comparecer distintos discursos, el jurídico, el periodístico, el deportivo, el de los derechos humanos, y contrastarlos con una cosmovisión que maneja otros códigos perceptivos de relación con el mundo”. 

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Sabrina Usach
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