La perspectiva del prestigioso psicoanalista italiano Domenico Cosenza en relación a la anorexia mental posee una doble vertiente. Por un lado, piensa a la anorexia mental como síntoma. Esto quiere decir, de acuerdo a lo que subraya este profesional, como una respuesta respecto a la reducción cognitivo-conductual de la anorexia como un trastorno, según la lógica y diagnóstico del DSM. “Esta es la primera vertiente, la de la anorexia como síntoma; como algo que tiene una implicación subjetiva, diferente de la manera con la cual se considera en el marco cognitivo-conductual la anorexia como un trastorno desconectado de la dimensión subjetiva y también de la transferencia”, puntualiza el psicoanalista, en diálogo con Página/12.

La otra vertiente pertenece a la tradición psicoanalítica; es decir, la noción de síntoma como Freud lo ha planteado desde el comienzo de su investigación. “Respecto a esto hay que poner en evidencia que si la anorexia mental es un síntoma, en la mayoría de los casos de anorexia encontramos una modalidad sintomática diferente respecto a la estructura clásica del síntoma freudiano, del síntoma neurótico en particular porque como subrayo en mi libro El muro de la anorexia, se trata de modalidades sintomáticas donde nos enfrentamos con una cierta desconexión del sujeto en relación con el inconsciente. Entonces, este tipo de síntoma no funciona como una metáfora, no funciona como un mensaje. Necesita una modalidad de tratamiento diferente respecto a la modalidad de tratamiento clásica que con Freud ha sido planteada para el tratamiento de la neurosis, por ejemplo”, agrega el analista nacido en Milán en 1967.

Esta perspectiva forma los cimientos sobre los que Cosenza construye una estructura de análisis de un fenómeno más característico en las adolescentes, pero no exclusivo de este sector generacional. Y lo desarrolla con profundidad y minuciosidad analítica en El muro de la anorexia (Xoroi Edicions).

Cosenza es licenciado en Filosofía y Psicología clínica y comunitaria, doctor en Psicoanálisis por la Universidad de París VIII y Profesor asociado en Psicopatología del desarrollo en la Universidad de Pavía. Tiene un largo recorrido en el ámbito clínico, en el tratamiento de los trastornos alimentarios y en la formación sobre estos temas con operadores de instituciones terapéuticas, y en la prevención con padres y profesores.

--¿Qué permite trabajar el psicoanálisis en estos casos a diferencia de las terapias cognitivos-conductuales? En ese sentido, ¿qué aspectos se tienen en cuenta y en qué se diferencia una clínica del trastorno de una clínica del síntoma para la anorexia?

--Respecto a la clínica del trastorno que excluye a la implicación subjetiva, la clínica del síntoma, la implica, la reintroduce en cierto sentido, así como reintroduce la dimensión de la transferencia, aunque hay que subrayar que en esta clínica la subjetivación del síntoma es un efecto del tratamiento. No es algo que podemos encontrar desde el comienzo, desde algunas entrevistas preliminares como pasa en la clínica de la neurosis. La implicación del sujeto con el propio síntoma es ya un efecto del tratamiento en la clínica de la anorexia mental, así como en la clínica de la toxicomanía, por ejemplo, o de otros síntomas contemporáneos. Esto quiere decir que la implicación subjetiva se produce como un efecto del trabajo y no como algo que ya tenemos desde el comienzo.

--O sea que un poco el objetivo de su investigación es afirmar que la anorexia no es un simple cuadro nosográfico sino el resultado de un proceso de construcción inconsciente en el que el sujeto que la padece está implicado, ¿no?

--Exactamente, y aunque el sujeto no lo sepa. Y durante mucho tiempo continuará negándolo, diciendo que no porque efectivamente una de las características de estos síntomas, como la anorexia (pero no solo la anorexia) es precisamente el hecho de que el sujeto no reconoce su condición como una enfermedad, como algo patológico. Hay como una denegación de toda esta dimensión. Y necesita un largo recorrido en el tratamiento para que el sujeto pueda, en un cierto sentido, reconocer lo que le está pasando como algo de un orden sintomático. El trabajo que se hace con esta clínica es un trabajo de sintomatización del trastorno; es decir, trabajo que permita al paciente devenir un analizante. Y esto necesita de un largo recorrido. También porque en el caso de la anorexia el sujeto no reconoce ser un paciente. Ya reconocer el hecho de ser un paciente es un pasaje porque la anoréxica no piensa su condición como una enfermedad. La piensa como un estilo de vida, como una elección de otro tipo.

--¿Se puede establecer una relación entre la anorexia y la melancolía?

--Sin duda. Hay casos de anorexia melancólica, como decía Freud. Fue el primero en poner en evidencia que la anorexia no es una estructura sino que hay posibilidades de encontrar sujetos de estructuras diferentes. Y Freud puso en evidencia, en particular, la vertiente histérica y la vertiente melancólica. Y seguro hay casos de anorexia melancólica que tienen una caracterización muy precisa, donde efectivamente el sujeto se muestra de manera evidente como sujeto que se ha quedado atrapado al objeto primero, sin ninguna posibilidad de separación respecto a él. Se trata de una posición muy particular, de una versión particular de la anorexia. No sé si podemos pensar que se trate de la forma más difundida entre las formas graves, pero seguro es una de las modalidades más importantes sin duda.

--¿Hay un incremento de los casos de anorexia a partir de la transformación que significó el mundo virtual?

--No me parece que haya una amplificación. Lo que pasa es que en el capitalismo contemporáneo es un fenómeno difundido de masa entre las chicas jóvenes. Pero no hay un aumento exponencial. Lo que aumenta de manera exponencial es la obesidad, mucho más que la anorexia. Pero es verdad que entre las adolescentes es un síntoma elegido para sujetos que tienen cierta fragilidad en particular. Pero en general, entre las chicas es elegido también de manera amplia, aunque como síntoma transitorio por muchas de ellas. Es decir que para muchas es un síntoma transitorio y para otras deviene un verdadero síntoma que se cristaliza y dura muchos años, en algunos casos toda la vida.

--¿Cree que las publicidades audiovisuales promueven conductas anoréxicas?

--Sí, sin duda. Hay sitios web como los pro-ANA, que promueven la anorexia. Hay dos tipologías de sitios web sobre la anorexia. Por un lado, los que intentan ayudar a salir de la anorexia y, por otro lado, están los que empujan hacia la anorexia. Claramente, estos tienen una cierta difusión, en particular en sujetos más frágiles que, en muchos casos, encuentran en lo virtual un punto de anclaje que les falta en la vida que tienen.