Con adaptación y texto de Jorge Thefs, Salvar el fuego llevará al teatro el universo inquietante de Las cosas que perdimos en el fuego, el cuento sobre violencia de género que da nombre al libro de relatos de Mariana Enriquez en el que aborda el terror contemporáneo a partir de un trabajo con problemáticas sociales.

La iniciativa nació como un ejercicio de Thefs en la Escuela Metropolitana de Arte Dramático (EMAD). "La ensayamos de forma virtual durante la pandemia y después, de forma presencia. La obra tiene lugar en una casa. La obra de Mariana me cautiva y también a las actrices. No pensamos el sitio específico sino que por la pandemia empezamos a trabajar de una forma que se trasladó a la presencialidad", cuenta el director sobre la obra que el público podrá ver en septiembre en la sala del barrio de Villa Crespo.

Con la actuación de Victoria Duarte, Gabi Moura, Sol Rieznik Aguiar, Magui Downes, Jazmín Siñeriz, Myriam Ramírez, Daira Escalera y Juliana Ortiz, Thefs creó un texto teatral basado en el ultimo relato de Las cosas que perdimos en el fuego, que lleva el mismo nombre que el libro. La obra, que dura media hora, se podrá ver el domingo 4 de septiembre a las 15, a las 16 y a las 17 horas en De la Tía Espacio (Jufré 141) en el marco del festival Abriendo Escena de la EMAD.

"Las cosas que perdimos en el fuego" construye una trama dolorosa sobre la historia de un grupo de mujeres que decide quemarse ante la virulencia y la oleada de violencias machistas. En julio del año pasado, la autora confirmó que será llevado a la pantalla grande por la cineasta inglesa Prano Bailey-Bond.

"Hicieron falta muchas mujeres quemadas para que empezaran las hogueras", escribe la narradora de este cuento, luego de enunciar violencias hacia las mujeres de hombres que rocían con alcohol, prenden fuego, lastiman y asesinan. En ese relato, una de las personajes del cuento, le dice a otra: "Las quemas las hacen los hombres, chiquita. Siempre nos quemaron. Ahora nos quemamos nosotras. Pero no nos vamos a morir: vamos a mostrar nuestras cicatrices".

Como contó Enriquez en una entrevista, para el relato tuvo dos disparadores: por un lado, el asesinato de Wanda Taddei en manos de su pareja, el músico Eduardo Vázquez, que era integrante del grupo Callejeros luego de la tragedia de Cromañón, y por el otro, "una chica real que pedía dinero en el subte, estaba totalmente quemada, era muy atractiva y tenía un cuerpo impresionante".