Hace pocas semanas, en la Escuela de Educación Media Nº 1 Julio Cortázar, del barrio de Flores, las alumnas y alumnos consiguieron derogar el Código de Vestimenta, una causa por la que venían peleando desde hacía un año. “En el 2016 organizamos asambleas, sentadas y un pollerazo, para instalar el debate del Ni Una Menos y vincularlo con nuestro código de vestimenta”, cuenta Milena Levit y destaca el logro estudiantil. 

–¿Cómo se modificó? 

–Antes prohibía a las mujeres el uso de remeras escotadas y tanto shorts como polleras cortas. Era muy subjetivo, dependiendo el cuerpo que tengas a veces te decían algo o no. El actual dice que está permitido todo tipo de vestimenta que no comprometa el uso de las escaleras del edificio como ojotas, zapatos altos con taco, polleras o pantalones que lleguen al piso. En educación física, por seguridad, se deberá respetar el reglamento de esa asignatura.

Las problemáticas de género y diversidad sexual que los atraviesan día a día en el colegio y que observan a nivel del país,  las tratan en reuniones semanales que convoca la Comisión de Género del Centro de Estudiantes, apunta Milena, que tiene 15 años y está en tercer año. 

La falta de educación sexual integral es una demanda que une al Cortázar con el resto de escuelas secundarias porteñas.

–Actualmente aplicamos la consigna en el colegio de “Sin ESI no hay Ni Una Menos” porque creemos fundamental la aplicación de la ley de Educación Sexual Integral en todos los colegios de todos los niveles para dar la disputa al machismo.