Bienvenidos al infierno              6 puntos

Argentina, 2022

Dirección: Jimena Monteoliva.

Guion: Nicanor Loreti, Camilo De Cabo y Jimena Monteoliva.

Duración: 89 minutos

Intérpretes: Constanza Cardillo, Demián Salomón, Marta Lubos, Willy Prociuk, Emiliano Carrazzone.

Estreno: en salas únicamente.

El heavy metal y todos sus hijos, la familia más numerosa del rock and roll, han mostrado en algún momento una fascinación por los misterios del ocultismo, la magia negra y la demonología. ¿A qué otra cosa se refieren el nombre de la banda Black Sabbath, padres de la monstruosa criatura, y la canción homónima, que además le da título al primer disco de los patriarcas británicos? Desde aquel álbum seminal, este género se mantuvo cerca de todas esas cuestiones, alcanzando su máximo punto de contacto en el black metal, variedad que no solo encuentra su inspiración en el satanismo, sino que de manera abierta manifiesta su militancia dentro de ese culto improbable (pero que los hay los hay). En torno a ese imaginario se construye la tercera película de la directora, guionista y productora argentina Jimena Monteoliva. Se trata de Bienvenidos al infierno, cuya protagonista es una joven embarazada que huye de los cuatro integrantes de una banda de black metal, quienes la persiguen para convertirla en el cordero de un sacrificio ritual con invocación incluida.

Aunque Bienvenidos al infierno no se aparta de las reglas del cine de terror mainstream, Monteoliva se toma el tiempo para contar la historia, evitando desbordes que también son habituales en el género. En especial, se permite presentar en detalle a su protagonista, Lucía, una joven que apenas ha dejado atrás la adolescencia, quien parece haber sido criada por padres bastante ausentes y termina viviendo con su abuela muda en un rancho ubicado en las afueras de un pueblo rural. Las características de ese ámbito impregnan la primera parte del relato de una calma que es solo aparente, detrás de la cual se ocultan las miradas inquisidoras y los secretos a voces. En paralelo, Bienvenidos al infierno va introduciendo la historia del vínculo entre Lucía y Cristian, alias El Monje Negro, vocalista de los metaleros en cuestión, a través de dos líneas. Por un lado en forma de flashbacks que revelan el origen de la relación; por el otro, mostrando la forma desquiciada en que los músicos satanistas van cercando a la víctima.

Hay varios puntos destacables en Bienvenidos al infierno. Muchas de ellos tienen que ver con decisiones estéticas que ayudan a crear el clima de la película. En especial una fotografía que muchas veces parece homenajear las texturas ásperas de cierto cine de explotación italiano de los ‘70 y ‘80. En la misma línea se ubica el trabajo de arte, maquillaje y efectos especiales, que muestra un encanto por la truculencia analógica que parece sacada directamente de una película de Lamberto Bava o Lucio Fulci. Las actuaciones del elenco completo también merecen elogiarse, en particular el trabajo de Constanza Cardillo como Lucía y el del siempre efectivo y versátil Demián Salomón, figura habitual en este tipo de producciones, en el papel del Monje Negro. Tal vez los giros de la película se vuelvan algo convencionales, pero sin subestimar nunca al espectador.