Entre los restos de las víctimas del atentado contra la AMIA se detectaron dos pequeños restos humanos que genéticamente no coinciden con ninguno de los 85 fallecidos en el ataque. La conclusión surge del trabajo que los más prestigiosos genetistas del país hicieron a lo largo de dos años y a pedido de la Unidad Fiscal AMIA, que integran los fiscales Roberto Salum, Leonardo Filippini y Santiago Eyherabide. Ese trabajo arduo y meticuloso debió haberse hecho hace más de una década, pero el fiscal Alberto Nisman siempre fue reacio a basarse en la genética. En concreto, ahora se revisaron todos los restos de las víctimas, depositados en las tumbas de La Tablada, en una fosa común del mismo cementerio y en un recipiente de la Policía Federal. Se identificaron la totalidad de los ADN, y la conclusión fue que esos dos restos no coinciden con el ADN de ninguna de las víctimas. El dato encaja con la hipótesis de la existencia de un suicida en el atentado, pero eso será materia de muchísimos más estudios y un largo camino por recorrer. Por de pronto, Nisman identificó en su momento a ese supuesto suicida a partir de informes de inteligencia norteamericanos e israelíes. Por eso en la causa judicial está el nombre del libanés Ibrahim Berro como el que manejaba la camioneta. Dos de los hermanos de Ibrahim viven en Chicago y seguramente se harán gestiones para que se presten a aportar muestras y realizar la comparación. No será fácil. Ambos --Abbas y Hassan-- negaron que Ibrahim haya estado en la Argentina y más aún que haya protagonizado el atentado. De todas maneras, también está la alternativa de que El Líbano acepte colaborar y por esa vía se aporten muestras de otros integrantes de la familia Berro.

Camioneta

El paso anterior de la Unidad Fiscal AMIA fue el análisis de las esquirlas extraídas de los cuerpos encontrados entre los escombros de la mutual judía. Esas esquirlas estaban en sobres plásticos reservados en las autopsias y, además, también se encontró una especie de tacho en una heladera de la Policía Federal.

Con el método sofisticado del microscopio de barrido electrónico se analizaron las partículas de las esquirlas y la Unidad definió que esas esquirlas se corresponden con el resto de las partes de la camioneta Renault Trafic encontradas en Pasteur 633 después de la explosión.

Genética

 A partir de esos análisis iniciales, Salum, Filippini y Eyherabide conformaron un verdadero seleccionado nacional de la genética y de la identificación de cuerpos humanos. Lo integraron el titular del laboratorio de la facultad de Farmacia de la UBA, Daniel Corach --una de las mayores autoridades mundiales en la materia--; el Equipo Argentino de Antropología Forense --prácticamente el de mayor prestigio en el mundo-- en este caso encabezado por Carlos Vullo y el Cuerpo Médico Forense (CMF), que depende de la Corte Suprema, con Enzo Canónaco al frente.

Este cronista tuvo la chance varias veces de hablar con el fiscal Nisman sobre el uso de la genética en el caso AMIA, sobre todo porque existían algunos restos en un pedal, una alfombra y una chapa de la camioneta. Incluso el EAAF había transmitido su voluntad de colaborar y señaló, a través de su presidente, Luis Fondebrider,  que valía la pena estudiar los restos. Sin embargo, Nisman nunca se mostró dispuesto a avanzar en esos estudios: estaba aferrado a sus conclusiones y para él la cuestión estaba terminada.

Tras la muerte de Nisman, el nuevo equipo de fiscales mostró al poco tiempo un resultado de importancia: se identificó a una víctima que en 22 años no había sido identificada. A partir de la genética se demostró que la víctima número 85 fue Augusto Daniel Jesús. Y esa conclusión no surgió de estudios ultrasofisticados, sino de la comparación de los ADN de las víctimas: Augusto era hijo de otra víctima, María Lourdes.

Desconocido

Los genetistas trabajaron sobre la totalidad de los restos, la mayoría identificados por ADN en 1994, ya que se reservaron muestras en cada una de las autopsias. Sin embargo, hubo restos sin identificar. Y ese fue el trabajo de los últimos dos años, sumándose también lo encontrado en el recipiente que estaba en una heladera en la Policía Federal. Es que junto a las esquirlas extraídas de las autopsias, también había restos humanos.

De ese trabajo del EAAF, el laboratorio de Farmacia y el CMF surgió la identificación de la totalidad de los restos recuperados después del estallido. Y la conclusión --entregada por los genetistas a los fiscales-- es que hay dos pequeños restos humanos, que estaban en el recipiente de la Policía Federal, que no se condicen con el ADN de las víctimas.

En verdad, en ese tacho se detectaron restos de tres personas: dos se corresponden a víctimas  --personas que estaban en la vereda de la AMIA-- y los dos pequeños restos que no se corresponden con ninguno de los fallecidos. Debe tenerse en cuenta que si esos restos son del supuesto suicida, tiene lógica que se haya encontrado muy poco, dada su cercanía con la deflagración.

Caminos

Desde el punto de vista genético, ahora se avanzará en dos caminos.

El primero, es analizar las partes de la camioneta en las que parece haber material genético: un pedal, la alfombra y la chapa que separaba la cabina del motor. El avance de la genética permite hoy en día realizar pruebas sobre una gota, algo imposible en 1994.

El otro camino será el intento de una identificación a partir del ADN de los dos pequeños restos que no coinciden genéticamente con las víctimas. Como en el expediente figura el nombre de Ibrahim Berro desde 2005, el punto de partida será ése.

Según lo que informan desde Estados Unidos, Abbas y Hassan Berro, los hermanos de Berro, quedaron enojados por el manejo que se hizo en su momento de la imputación contra Ibrahim. Igualmente, es muy posible que los fiscales insistan en la posibilidad de que la justicia norteamericana colabore para que los Berro acepten entregar una muestra de sangre, saliva o pelo. Del otro lado, los fiscales han buscado la colaboración de El Líbano en varios aspectos y es muy posible que también lo intenten para llegar por esa vía a la familia Berro. En El Líbano viven hermanos y familiares de Ibrahim. Si algún familiar entrega muestra y no coincide o si no se consigue ninguna muestra de los Berro, las cosas se pondrán difíciles.

Está claro que ninguno de los pasos será sencillo, pero lo que se demostró es que hay terreno por el que avanzar y que muchísimo de lo que se podía hacer, no se hizo. En otros terrenos los obstáculos son cada vez mayores. El Poder Ejecutivo está bloqueando el estudio de la documentación sobre el atentado que tiene guardada la ex SIDE. Se habían logrado avances, pero un decreto empantanó el trabajo. Y en el juicio por las pistas falsas en el caso AMIA contra el ex presidente Carlos Menem, el ex juez Juan José Galeano, los fiscales y ex jefes de la SIDE y el ex jefe de la Federal, Jorge Fino Palacios, se asiste a la maniobra por la que los abogados del Gobierno tienen la instrucción de no poner demasiada vehemencia en la acusación y mantener la mayor distancia posible de los familiares de las víctimas. Todo esto, cuando faltan dos semanas para que se cumplan 23 años del atentado.

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