El juez Anastasio Vázquez Sgardelis, de la Sala II del Tribunal de Juicio de Tartagal, condenó a prisión perpetua a Luis Rebilla (59), por el femicidio de Nélida Susana Zerpa (68).

"Estoy muy conforme de saber que le dieron reclusión perpetua, que no tendrá ningún beneficio ni libertad condicional para salir a causar más daño. Es una condena que va a cumplir sí o sí", dijo a Salta/12 la hija de Zerpa, María Delgado.

Rebilla fue declarado autor del delito de homicidio calificado por el vínculo y por la violencia de género en perjuicio de Zerpa.  En 2011 el femicida había asesinado a otra mujer, Zulema del Valle Gómez (44), pero cumplió una pena menor porque aún no se contemplaba la figura de femicidio en el Código Penal, que establece la pena de prisión perpetua. 

El hombre permanecerá alojado en la cárcel de Tartagal.

Rebilla había convivido con Zerpa durante tres meses, hasta que ella dio por terminada la relación de pareja. La hija y las amigas de la víctima, dijeron que desde el día anterior ella no contestaba su teléfono y no había regresado a su casa. 

Zerpa vivía sola en Tartagal, su hija residiendo en Tucumán y el hijo, en Jujuy. Ella se dedicaba a la actividad comercial, era propietaria de un negocio de insumos de repostería y era corredora inmobiliaria.

Delgado expresó que la condena a Rebilla ha significado, para ella y su hermano, "un alivio". "Que se empiece a visibilizar el caso, a mejorar las leyes, a dar prioridad a las víctimas es algo muy importante", manifestó. Señaló la importancia de que las víctimas de violencia de género sean escuchadas y no tengan miedo de denunciar por pensar que "se les van a reír o que las van a acusar a ellas, necesitamos apoyo, no alguien que nos culpe más".

Zerpa fue encontrada sin vida el 1 de octubre del año pasado en su local comercial. Delgado dijo que estando en Tucumán notó que su madre no contestaba los mensajes ni llamadas desde el día anterior, por ello pidió a una vecina, que tenía las llaves de la casa de la madre, que fuera a verla pero esta mujer no la encontró. Luego otra vecina que pasó por el negocio de Zerpa alrededor de las 23, se sorprendió al ver las luces prendidas. Ella estaba en comunicación con estas mujeres. 

Delgado indicó que fueron las amigas de su madre quienes juntas llegaron al negocio de Zerpa a las 6 de la mañana, vieron que las luces seguían encendidas y escucharon la radio también prendida. Luego se dirigieron a la policía para que les tomaran la denuncia. 

Sin embargo, Delgado recordó que estuvo toda la madrugada del 1 de octubre llamando a la Comisaría 42 de Tartagal pidiendo que buscaran a su madre y, sobre todo, que fueran al negocio para ver si estaba ahí y la auxiliaran, ya que entre todos los escenarios que había imaginado, pensaba que podía haberse descompuesto. Sin embargo, relató que la policía le decía que no le podía tomar la denuncia a la distancia y la hicieron ir hasta una dependencia policial en Tucumán, donde tampoco pudo radicarla por tratarse de otra jurisdicción. Los efectivos no le indicaron que estaba vigente el sistema de denuncias web del Ministerio Público Fiscal. 

Delgado añadió que cansada de insistir, una vez más llamó a la policía de Tartagal,  y finalmente aceptaron ir a las 7 de la mañana al local. Al ingresar, encontraron a Zerpa sin vida. Al día siguiente detuvieron a Rebilla. 

Zerpa conoció a Rebilla cuando cumplía condena por el crimen de otra mujer en el penal de Tartagal. La víctima acompañaba a una amiga a las visitas que hacía a su pareja que también se encontraba allí detenido. En julio de 2021 el femicida salió con una modalidad condicional; entonces se instaló en casa de Zerpa donde mantuvieron una convivencia de solo tres meses, hasta el 23 de septiembre, cuando ella lo echó de su casa, harta de maltratos e insultos. 

Zerpa mantenía comunicación telefónica constante y de confianza con su hija. Delgado dijo que aportó los chats de whatsapp en los que su madre le contaba de las acciones violentas de este hombre, y fueron parte de las pruebas que sirvieron para que lo condenaran. Ella dijo que no confiaba en la pareja de su madre, pero no la juzgó por esa relación. Antes y después de separarse, "ella a mí me contaba con dolor y tristeza como (el acusado) la maltrataba y manipulaba psicológicamente", y los "insultos" que le profería. "Fueron pruebas contundentes aportadas a la justicia", indicó.

Zerpa decidió separarse cuando advirtió que Rebilla tomó las llaves de su negocio sin autorización, se dirigió hasta allí y revisó sus papeles, pero no quiso denunciarlo, aunque lo echó de su casa y habló con una hermana de él advirtiéndole que "si se acercaba a molestarla lo iba a denunciar". Zerpa le había contado la situación que atravesaba con su pareja a un vecino que se encontraba con sus amigos, para que la ayudaran en caso de que fuera a molestarla. Rebilla volvió en la noche, como salieron los vecinos, retiró su ropa y se fue.

El 24 de septiembre Zerpa le confirmó a su hija que ya se había separado. "Lo había echado, pero la seguía hostigando en el negocio", contó Delgado.

Rebilla asesinó a Zerpa con 15 puñaladas, Delgado señaló que fue "el mismo modus operandi" que usó al matar a la anterior víctima, a la que le aplicó 11 puñaladas. 

Delgado contó que tuvo asistencia de la Secretaría de la Mujer de Tucumán donde le tramitaron el acceso a ley de reparación económica para hijxs, víctimas colaterales de femicidio, también le brindaron ayuda económica para viajar a este juicio, contención psicológica y asistencia letrada. También dijo que tuvo acompañamiento del Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad de la Nación. 

En Salta, Delgado dijo que la contactaron del Programa de Asistencia a las Víctimas, y que también tuvo la representación de la defensora de género, Andrea Valeria Magadán, en la querella que presentó en este proceso. Señaló que la Fiscalía a cargo de Gonzalo Vega le tramitó los pasajes y también mediante el MINGEN le fueron informando de la causa hasta esta instancia. 

María Delgado dijo que espera que la condena a Rebilla por el femicidio de su madre sirva para que otras mujeres que estén siendo víctimas de violencia de género tomen conciencia de su situación. Indicó que es importante "poder identificar" la violencia de género "y saber alejarnos" pero entendió que "lamentablemente no siempre es así, no tenemos todas los mismos recursos emocionales, económicos, ni de crianza, ni de apoyo". Por ello señaló que es valioso que las víctimas puedan decir "basta", pero lo mas difícil y fundamental es que encuentren "apoyo".