La fortaleza de Victoria Mateluna consiste en buscar justicia. No está sola; son muchas las mujeres que la acompañan en su lucha. Como sobreviviente del abuso de su padrastro –padre de su pequeña hija-- y de una violación grupal en Florencio Varela cuando tenía 17 años, logró sentar en el banquillo de los acusados al menos a diez de los varones que la violaron la noche del 30 de marzo de 2019 en una casa del barrio Santa Rosa. Los diez violadores fueron condenados a 15 y 16 años de prisión por abuso sexual agravado por la pluralidad de hombres que participaron. Pero esa noche en la que su cuerpo era disputado como botín de guerra al grito de “Dale que me toca a mí”, antes de quedarse dormida (había sido drogada), ella vio que había más varones. El Tribunal Oral Criminal N.º 1 de Florencio Varela integrado por jurados juzgará a Enzo González, el último imputado por ahora, aunque todavía se investiga la identidad de otros tres ADN que se encontraron en las muestras que le tomaron a Vicky.

La defensa de González, imputado por tentativa de abuso, eligió que sea juzgado por un jurado compuesto por personas de la sociedad. El juicio se realizará en una sala de los Tribunales de Quilmes por una cuestión de espacio y aforo. El acusado llegará en libertad por orden de la Cámara de Quilmes, que hizo lugar al pedido del defensor oficial Daniel González Stier, porque el imputado integra el grupo de acusados cuyos perfiles de ADN resultaron negativos. Romina Doncel, coordinadora del equipo de asistencia que acompaña a Mateluna desde la Fundación Micaela García y Se trata de no más trata, cuenta a Página/12 que Vicky recuerda que lo vio a González en la noche de la violación grupal. “Él intentó abusarla y ella le pegó un golpe en la espalda. También era uno de los varones que estaba haciendo fila en la habitación para violarla”, revela Doncel, que también asistió a Sandra Zapata, la mamá de Paula Martínez, la joven que se suicidó y no llegó a ver condenados a 20 y 19 años de prisión a quienes la violaron en diciembre de 2016.

Para Doncel es importante que se debata en público lo que ocurre en ámbitos privados, como sucede con las violaciones. “Sabemos que Victoria no miente; hay diez violadores condenados y detenidos, pero ahora queda el último imputado, que dice no haber estado. Esa es la estrategia de la defensa: sembrar la duda y decir que no estuvo”. La acusación se encuentra a cargo del fiscal del juicio Dino Mainstruck y al igual que la jueza María Florencia Butiérrez son los que intervinieron en los juicios contra el padrastro de la víctima, Carlos Rolando Acosta, “Carlinchi”, que fue condenado en noviembre de 2019 por violarla y embarazarla a 17 años de cárcel. En diciembre de 2021 fueron condenados los diez varones que la violaron en 2019. 

“Hacer fila, pelearse para el abuso, pegar ‘nalgadas’, grabar y violar a la vez a la víctima en forma anal, vaginal y oral mientras todos miran, tocan o chupan un seno y gritan en una clara arenga de grupo, de superioridad de género y numérica, no es meramente violencia sexual y cosificación de la mujer. Es síntoma de violencia patriarcal y símbolo obsceno de masculinidad”, fundamentaron Butiérrez, Jorge Moya Panisello y Santiago Zurzolo Suárez, integrantes del Tribunal en lo Criminal n°1 descentralizado de Florencio Varela.

Vicky fue a una fiesta en una casa del barrio Santa Rosa la noche del 30 de marzo de 2019. La fiesta devino pesadilla cuando empezaron a violarla más de diez jóvenes. “Dale que me toca a mí”, se peleaban los violadores. Vicky gritaba, lloraba y decía No. Nadie la ayudó, ni dijo basta, ni llamó a la policía. Ella no dudó en hacer la denuncia y le extrajeron restos de semen mediante hisopados. Pero la Justicia recién allanó la casa ocho meses después de la violación y se perdieron pruebas fundamentales. En diálogo con este diario Vicky confirma que González, el imputado, estaba en la habitación. “Antes de cerrar los ojos y ver todo negro, estaba en la fila esperando, mientras abusaban de mí. Ya de día, cuando me desperté, vi la puerta de la habitación entre abierta. Yo me me quejaba por el dolor, con las piernas abiertas, y él (por González) quiso abusar de mi, y Alexander Krick le dijo: ‘no, mirá cómo está’”.

La víctima llega a este nuevo juicio con el patrocinio de la doctora María Elena Colombo y el apoyo de varias organizaciones feministas, las mismas que acompañaron el juicio y condena por el caso de Paula Martínez. “Quiero justicia -subraya Vicky-. Ninguna mujer se merece que le falten el respeto”. Vicky sabe que las verdaderas guerreras no se rinden.