Las fuerzas ucranianas aseguraron este lunes haber recuperado terreno en el este y el sur gracias a sus ofensivas contra las fuerzas de Moscú, que replicó bombardeando algunas de esas zonas y prometió luchar hasta lograr sus objetivos. A finales de agosto, las posiciones rusas y ucranianas estaban estancadas. Pero desde entonces, el conflicto dio un vuelco y Kiev ha realizado fuertes avances territoriales. En paralelo el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en consultas con Kiev y Moscú para el establecimiento de una zona de seguridad alrededor de la central nuclear ucraniana de Zaporiyia, informó que existen señales positivas de ambas partes. 

Más de 20 localidades recuperadas

"En algunas áreas del frente, nuestros soldados llegaron a la frontera con la Federación Rusa", dijo el gobernador de la región nororiental de Jarkov, Oleg Syniehubov, un movimiento que elevó la moral de las tropas ucranianas, aseguran las autoridades en Kiev, que buscan que la contraofensiva constituya un punto de inflexión en el conflicto.

"La liberación de localidades en manos de invasores rusos continúa en las regiones de Jarkov y Donetsk", en el este del país, señaló el Ejército ucraniano en un comunicado. En toda la línea del frente "las fuerzas ucranianas lograron expulsar al enemigo de más de 20 localidades" en 24 horas, agregó, asegurando que "las tropas rusas están abandonando apresuradamente sus posiciones y huyendo".

Ucrania afirma haber recuperado alrededor de seis mil kilómetros cuadrados de su territorio, principalmente en la región de Jarkov desde principios de septiembre. Y este lunes reivindicó la reconquista de 500 kilómetros cuadrados en dos semanas de contraofensiva en Jersón, en el sur. La ciudad se quedó sin electricidad y suministro de agua debido a los bombardeos, indicó el alcalde Ihor Terekhov.

El jefe prorruso de Jarkov, Vitali Ganchev, justificó el lunes en la televisión pública la retirada de las tropas de esa región alegando que el número de soldados ucranianos "era ocho veces superior, como mínimo, al de nuestras tropas". Rusia, que califica el repliegue a Donetsk de reagrupación y cuya falta de transparencia y error de cálculo han sido criticados incluso por fieles al Kremlin como el líder checheno, Ramzan Kadirov, reaccionó a la mayor derrota sufrida en el terreno desde abril pasado, cuando tuvo que retirar las fuerzas de las regiones de Kiev, Chernigov y Sumi.

Rusia retoma la ofensiva y resiste

Moscú retomó el tono agresivo este lunes al anunciar el bombardeo de las zonas recuperadas por Kiev en la región de Jarkov, en los sectores de Kupiansk e Izium. Además aseguró que la ofensiva rusa lanzada en febrero continuará "hasta que se alcancen los objetivos", en palabras del vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, quien agregó que actualmente "no hay perspectivas de negociaciones" entre Moscú y Kiev.

Las autoridades de ocupación prorrusas en la región de Jarkov dijeron el lunes que se habían trasladado a la región rusa de Belgorod, cerca de la frontera, oficialmente para ayudar con la afluencia de refugiados. Y el líder de la autoproclamada república separatista de Donetsk, Denis Pushilin, admitió el lunes que la situación era difícil en el frente, aunque aseguró que las fuerzas rusas resistían.

"Gracias a Dios que el ministerio de Defensa empezó, por fin, a lanzar ataques contra la infraestructura ucraniana. Esperemos que, de una vez por todas, todo esto tenga un carácter más firme", afirmó a la prensa rusa el líder de la anexionada península ucraniana de Crimea, Serguei Axionov, en otra crítica a Moscú.

El golpe es duro, porque entre las aproximadamente 60 localidades liberadas en la región oriental se encuentra también la ciudad de Izium, que servía de base a las tropas rusas hasta hace poco y cuyo control era vital para Moscú. Desde allí podía volver a atacar hacia el norte pero también hacia el sur, dirección en que se encuentran Sloviansk y Kramatorsk, los dos bastiones más importantes de Ucrania en la región de Donetsk.

Señales positivas en Zaporiyia

También en el sur se mantiene la expectativa sobre la central nuclear ucraniana de Zaporiyia, donde ya se cerraron todos los reactores. En una entrevista telefónica el domingo el presidente francés, Emmanuel Macron, le pidió a su par ruso, Vladimir Putin, retirar las "armas pesadas y ligeras" de la central. Putin advirtió por su parte de las "consecuencias catastróficas" de los ataques contra la central ucraniana. 

El OIEA, en contacto con los dos bandos para establecer una zona de seguridad alrededor de la planta, mencionó el lunes "señales positivas" al respecto. "Necesitamos un compromiso de que no haya acciones militares dirigidas contra la planta y sus entornos que pueden afectar su funcionamiento", señaló el responsable de la agencia nuclear de la ONU, Rafael Grossi.

En un informe publicado la semana pasada, poco después de una misión sobre el terreno, el OIEA había recomendado el establecimiento de una zona de protección del emplazamiento. Situada en el sur de Ucrania y ocupada desde el cuatro de marzo por las fuerzas rusas, esta central nuclear, la más grande de Europa, fue bombardeada varias veces en las últimas semanas. Ambos países se acusan mutuamente de estos ataques.

En el terreno ruso también se hacen sentir los efectos del conflicto. El gobernador de la región de Belgorod, Vyacheslav Gladkov, afirmó que un bombardeo ucraniano en un puesto de control fronterizo en Logachevka, en el sudoeste de Rusia, causó al menos un muerto y cuatro heridos. "Según informaciones preliminares, casas fueron parcialmente destruidas y se dañaron coches y líneas eléctricas", declaró Gladkov en su cuenta de Telegram.