A los sectores industriales pymes se les encendió otra luz de alarma. El programa de modernización que está abordando la Aduana incluye la reducción del llamado “canal rojo”, que obliga al análisis físico de la mercadería importada (y también de las exportaciones). En el caso de los sectores sensibles, el canal rojo es una de las etapas de protección frente a la competencia desleal. Por ejemplo, en calzado y matrices, la totalidad de las importaciones se chequean al detalle en los containers. Una de las maniobras típicas que se busca evitar es la tergiversación en la posición arancelaria declarada, lo cual permite evadir el filtro de las licencias no automáticas. También se utiliza para detectar maniobras de subfacturación y sobrefacturación. “Es una instancia menos de control y una señal favorable para el importador”, coinciden empresarios del sector pyme al evaluar la intención de la Aduana se bajar el peso del control físico. La Aduana asegura que se pasa a un método de control electrónico que será más eficaz.

El tema fue el primer punto de discusión en una reunión improvisada que tuvo lugar en la feria anual del calzado en Costa Salguero. Dirigentes del sector del calzado, textil, marroquinería y metalurgia fueron a la exposición y se juntaron a discutir el impacto que tendría la reducción del “canal rojo”. Los visitó el secretario de Industria, Martín Etchegoyen, para dialogar sobre la Ley de Compre Argentino, pero se encontró con las quejas sobre la nueva modalidad aduanera. El funcionario evitó hablar del tema. “El vínculo entre Industria y la Aduana será otra zona de fuerte conflicto”, interpretó uno de los empresarios pyme.

Durante la presentación del programa Operador de Riesgo Administrado, funcionarios de AFIP adelantaron el proyecto aduanero. El encuentro fue consignado días atrás por el diario Ambito Financiero. “Cambiamos de paradigma para dejar de poner el foco en la mercadería para ponerlo en los actores, y salir de la lógica de ´tocar y contar´ para pasar a un control inteligente”, dijo Pedro Luis Chapar, a cargo de la Aduana. Detalló que la idea es avanzar hacia un programa de “facilitación comercial: un comercio exterior que fluye, y un control que no toma de rehén a las mercaderías en el puerto sujetas a la discreción operativa”, planteó Chapar.

“Antes, por falta de herramientas para el manejo de datos y un concepto atado al control operativo, se daba una incidencia preponderante del funcionario en el acto, con demoras, contacto con la mercadería, la necesidad de dar explicaciones con la carga frenada, etc. Vamos a ir a una gestión inteligente del control, de manera anticipada, por un lado, y de fiscalización posterior, por el otro”, agregó Pablo Allievi, subdirector de Control Aduanero. El “contacto con la mercadería” consiste en el “canal rojo”, que es el chequeo físico de los bienes que ingresan y salen. 

Hay determinados sectores que no pasan por el canal rojo, otros que lo soportan en determinada proporción y un tercer grupo que está totalmente filtrado por el canal rojo.  Desde la Aduana aseguran que su reducción no implica levantar la barrera para que todo ingrese sin control sino que es una forma de hacer más eficiente el proceso de administración comercial.

Pero los pymes descreen del argumento de la Aduana. El tema afecta a los llamados “sectores sensibles”, que son los que están más expuestos a la competencia importada. “Se reduce uno de los mecanismos de control, con lo cual es una señal más en sentido negativo para la producción nacional y en cambio un guiño para los operadores de comercio exterior. Yo soy industrial exportador y también importador de algunos insumos y me ha sucedido que demoren mi venta o compra al exterior por el control físico del canal rojo. Pero para la producción es una instancia importante. Me preocupa mucho si se va a una reducción del control físico”, dijo a este diario Aldo Lo Russo, secretario de Camima, entidad que agrupa a los metalúrgicos.