Son cuatro amigas que superaron hace rato los setenta años, que se conocen desde hace mucho tiempo y que vivieron juntas alegrías, tristezas, frustraciones y toda clase de vicisitudes. Son de esas amistades “de toda la vida”, más allá de la imprecisión que engloba esa descripción. Norma, Julieta, Lili y Elsa se acompañan y se quieren. Esa “hermandad”, sin embargo, empieza a encontrar grietas ante la posible muerte de Norma, que por una enfermedad debe estar postrada en la cama. Una situación que acelera un viejo sueño: pasar todas juntas el último tiempo de sus vidas, bajo un mismo techo. Un anhelo que sacará a flote secretos, mentiras y traiciones que harán de la convivencia una aventura muy distante a la soñada. Ese es el eje de la trama de El buen retiro, la ficción otoñal que desde hoy forma parte del catálogo de la plataforma Flow.

Ganadora del concurso Renacer audiovisual 2021, el programa de fomento a la ficción nacional creado por el gobierno argentino, El buen retiro parte de una premisa para celebrar: cuenta una historia protagonizada por mujeres que tienen más de 60 años. En un sistema de producción que decretó que la vida finaliza a los 50 años, y que todo lo que pase más allá de esa edad solo puede ser relleno de la historia juvenil principal, que una ficción desarrolle una serie protagonizada por adultos mayores, con problemas y situaciones acorde al sector etario al que representan, resulta -aunque su riqueza y atracción parezca una obviedad- innovador y original para la industria argentina.

En la ficción creada por Martín Kweller (Kuarzo), Norma, Julieta, Lili y Elsa son interpretadas por Mirtha Busnelli, Betiana Blum, Claudia Lapacó y María Leal, un cuarteto de lujo que le imprime una carnadura interpretativa de calidad a la serie de ocho capítulos. El elenco, además, tiene otro hallazgo: Luciano Castro abandona el rol de galancito que acostumbra para calzarse en la piel de Martín, el hijo de Norma, que cuando su madre enferma se enfrenta al dilema de cumplirle el último deseo a quien lo trajo al mundo (vivir junto al sus amigas) o hacerle caso a su esposa (Mey Scapola) de vender la casa e internarla en una clínica. Una casa que, por si faltaba algo, esconde un secreto que sólo unos pocos saben: hay muchísima plata escondida en algún lugar.

“Los personajes pasan por todo tipo de vicisitudes. Hay algo del argumento de El buen retiro que es genial, que tiene que ver con que tiene tintes de policial, algo de fraternidad entre las amigas y mucho de amor… Hay muchas pasiones dando vuelta. Estas amigas tienen situaciones muy graciosas. Mi personaje está casi toda la tira postrada, pero se ven situaciones que pasaron juntas a través de flashbacks“, le cuenta Busnelli a Pagina/12. “Todas las mujeres fantaseamos con esa idea de irnos a vivir juntas a algún lugar cuando seamos viejas, o de vivir cerca o en un mismo edificio. Ahora hay una tendencia y creo que es genial. Tal vez la ficción sea inspiradora para muchos”, agrega la actriz. Monica Cabrera, Gustavo Garzón, Andy Kusnetzoff, Raul Rizzo, Brenda Gandini, Renato Quattordio y Agustina Mindlin completan el elenco de la serie original de Kuarzo y Flow.

“Cuando vi el elenco que tenía la serie y leí los libros, me dije que tenía que estar sí o sí en el proyecto”, cuenta Blum. “Es una ficción que tiene de todo, porque la historia da lugar al drama, a la comedia y hasta al policial. No le falta nada. Imaginate la historia de vida que tienen estas cuatro mujeres, todo lo que tienen para contar y fundamentalmente todo lo que tuvieron que ocultar”, subraya la actriz, tan pícara como el personaje que interpreta, que adelanta que es “la más escondedora y mentirosa de las cuatro.

Sobre la posibilidad de que la ficción nacional amplíe sus horizontes más allá de la juventud, sobre todo teniendo en cuenta que hay mucho público mayor esperando por contenidos que los interpelen, las actrices no dudan en tomar postura. “¡Le va a ir como el orto!”, dispara Busnelli y larga la carcajada. “¿No viste que a nadie le gusta la gente vieja? Al menos eso parece en la tele”, agrega, irónica. Blum asiente, divertida, y apunta: “eso es lo fuerte de elegir protagonistas de esta edad, porque han pasado toda una vida. No son adolescentes que por lo general no tienen mucho que contar. Acá, cada una tiene un mundo enorme. Hay cosas a esta edad que uno ve que antes no veía. La mirada con experiencia ofrece perspectivas distintas. y eso aparece en los personajes”.

Por último, la actriz de Esperando la carroza deja una reflexión acerca del recorte etario sub 50 que la industria de ficción nacional suele hacer a la hora de contar historias, y que El buen retiro intenta compensar con su propuesta. “Cada escena que hicimos con las chicas -cuenta Blum- fue un placer. Cuando hay actrices de peso, las escenas son una maravilla. ¡Hasta se entiende lo que pasa! Siento que a veces muchas ficciones acumulan jóvenes en escenas que hablan todos juntos y se entiende poco. Es una modalidad que no se entiende. Hay actores y actrices que, o no saben la letra o no tienen idea de la intención que debe acompañar ese guión, qué querés lograr del otro en esa escena, cómo se los vas a decir, cuando y donde colocar un silencio… La fórmula del pie y texto, pie y texto, pie y texto… A veces ni siquiera hay un pie: hablan todos juntos. En El buen retiro eso no pasa y creo que el público lo va a saber apreciar”.