La foto, tomada por Pablo Piovano, es de octubre de 2003. Juana lleva la imagen de su nieto, Ezequiel Demonty. Reclama justicia. Había pasado poco más de un año desde que el dolor, la indignación, la impotencia, la injusticia, atravesaron el camino de la familia para no abandonarla más. Faltaba poco menos de un año para que iniciara el juicio a los nueve federales acusados de arrojarlo al Riachuelo, de los cuales tres fueron condenados a perpetua y los otros recibieron entre 3 y 5 años. El cuerpo de Ezequiel, de 19 años, fue hallado flotando, muy cerca del exPuente Alsina, en el extremo sur de la Ciudad de Buenos Aires, y que hoy lleva su nombre.

Pasaron 20 años de aquella noche. Dolly, su mamá, se estremece por su hijo asesinado y lo seguirá haciendo. A fuerza de transformar el dolor en cicatrices, Dolly impulsó una agrupación, Madres en Lucha, que intenta por todos los medios luchar contra la violencia policial. "Vos pensás que tu pibe es el último pero sigue pasando. Siguen matando pibes", dijo Dolly durante una entrevista realizada por la agencia universitaria ANCCOM. Lo dice con conocimiento de causa. Durante estos 20 años, las fuerzas policiales de todo el país mataron, torturaron, detuvieron sin causa, a miles de adolescentes de barrios vulnerables. 

Mañana, a las 14, como todos los años, Dolly, su familia, sus amigxs, otras madres que atraviesan ese doloroso, inenarrable vacío, se acompañarán hasta Agustín de Vedia y 27 de Febrero, a la orilla del río de aguas turbias donde hace 20 años, Ezequiel, fue arrojado, maltrecho por los golpes. El borde del Riachuelo, pegado a la base del exPuente Alsina, al lado de avenida Sáenz y en el extremo de Pompeya, a pocas cuadras de donde vivía Ezequiel. Allí arrojarán flores rojas, sobre la superficie negra, al grito de "¡Nunca Más!".