Existen varias expresiones para referirse a la suma de personas que funcionan juntas en un ambiente laboral. Pero no todos los términos aplican en cualquier caso. Si se repasa oficios y profesiones que requieren de una coordinación seria, territorial y exigente, donde un detalle puede alterar toda la jugada, a ninguno, pero a ninguno, le queda tan bien la etiqueta de familia como a esos que suceden en la cocina.

Ahí hay que poner el cuerpo -otra expresión que le queda perfecta- y tratar de conocer al otro lo más que se pueda. El mote de "grupo" está asociado a los encuentros de autoayuda, que también se ven en esta serie. Y el de "equipo" viene impreso ya de una carga corporativa y, por consiguiente, hipócrita. La idea de "familia", en cambio, se carga de otro peso.

Aunque suele haber (malos) sueldos de por medio, la familia en gastronomía se siente, con sus contradicciones, roces y bemoles, ahí, entre un Rorschach de fritura en el repasador y los dedos listos para un crimen, con sus yemas víctimas de reflejos lerdos ante el roce de ollas, cacerolas y sartenes humeantes, e infinidad de objetos punzocortantes.

Christopher Storer, el creador de la serie The Bear, parece tenerlo bien presente. Storer vienen de producir y dirigir varios capítulos de Ramy, la serie que muestra el conflicto espiritual de un pibe musulmán estadounidense de origen egipcio. Quizás otra de las joyas que por encontrarse en una plataforma no disponible en Argentina (Hulu) no se conoce demasiado.

► El paquete familiar pesa más

En la escena que abre The Bear vemos a Carmy (Carmen) enfrentándose con un oso. No hay que detenerse en la veracidad de la pelea, lo importante es la figura que representa. Además de oso, bear en inglés también se refiere a cargar el peso sobre las espaldas, y esa será (parte de) la carga que sostenga Jeremy Allen White a lo largo de todo el show: justamente el trabajo en gastronomía, atenta, entre otras cosas, contra la salud postural.

Quizás un poco de eso vaya The Bear. Escapando de lo tendencioso, la serie abre en plan "lo que nadie te cuenta de la cocina" y, aún dentro de los parámetros de la ficción, permite conocer algo de la dinámica de un local de comidas.

No está el cliché de la venganza escatológica para el cliente molesto (los comensales ni siquiera tienen diálogo) pero sí se aprende el motivo por el que el brunch es lo peor que le puede pasar al empleado gastronómico, o cómo tolerar los contratiempos mientras todo parece desmoronarse alrededor. Y también hay espacio para el chiste pesado y la sobremesa.

No es algo que ocurra seguido en la pantalla: si no son reality shows que eligen exprimir a los participantes y en ocasiones tejer una alianza macabra con el público, linchamiento virtual incluido (véase Samanta y Bake Off); son los especiales que produce determinada plataforma sobre un alimento específico, o recorridos regionales "representativos", pero tan sesgados que rozan la parodia.

También están los programas de algún cheff millonario que se esfuerza con su generosidad por demostrar lo fácil que es comer simple con tan sólo empuñar una olla de cobre al pie de la ladera de una montaña en compañía de un perro cuyo pelaje combina con la intensidad del río de fondo...

► Ositos enquilombaditos

La historia de The Bear se desarrolla en ocho capítulos de media hora cada uno, y se ve de una sentada. Un episodio trágico en la familia de Carmen lo lleva a hacerse responsable de The Beef, el local de su hermano. Michael no dejó guías ni consejos. Pero un antecedente como cheff en "el mejor restaurante del mundo" y el sentimiento por mantener vivo parte de lo que su hermano supo ser (y sobre lo que Carmen aún se pregunta) son suficientes para hacerse cargo de un mostrador percudido por la grasa y los compañeros que allí marcan pulso. Allí contratará a Sidney, quien preparará los platos para el staff, puesto que rápidamente se verá transformado.

En The Beef se cocinan fideos, sánguches y algún risotto de contrabando. Pero su estructura y la forma de narrar es una ciencia exacta como la repostería: tan precisa y calculada como Marcus tratando de crear la dona perfecta en sus baches libres. La serie se construye desde una premisa que indica que en la cocina siempre se está a contrarreloj, y serán esas agujas las que acecharán a Carmy de manera constante.

Carmy no llega: no llega a entregar la comanda, pero tampoco llega a pagarle al proveedor de carne, no le alcanzan las latas de tomate, ni son suficientes las discusiones con su hermana para poder desahogarse. No hay mise en place que aguante en esta mesa de trabajo que es su cabeza.

Todo se ve bien y no en plan filtro de Instagram aesthetic: bien porque se siente real, los pisos pringosos, las bachas, el pelo sin lavar de Carmy, sus tatuajes borroneados, las frustraciones de la veterana Tina, las actitudes canallas de Richie, el primo con el que mantiene a la fuerza el negocio (Ebon Moss-Bachrach, el insoportable novio de Marnie en Girls).

The Bear se debate entre frustraciones constantes y la represión de lo que sienten los personajes. Quienes forman el universo de la serie están aguantando lo que sienten y piensan, son máquinas cuya mecánica lleva su neurosis al extremo. Y cuando explotan, se llevan todo por delante. Es que, al menos en la primera temporada, no hay ni sugerencias románticas para nadie.

Crédito: prensa The Bear

► Un plato excepcional

A falta de opening, la serie que transcurre en "Chicagoland" encuadra su banda sonora con un camino obvio pero no por eso menos preciso: Wilco, R.E.M., John Mayer, Sufjan Stevens y Radiohead le ponen música a las peleas y apoyan la certeza de que todavía queda algo en que creer.

El actor que interpreta al protagonista logra quitarse la musculosa blanca y el alcohol de Lip, el personaje que sostuvo en la serie Shameless por once años (!). Quienes vieron esa versión hardcore de Party of 5/Verano del ‘98 tendrán la sensación de haberlo visto crecer (es lógico: empezó a los 19 y terminó a los 30). Aunque parece que el título de hermano ficcional lo lleva como karma y lo que es mejor aún: confirma su solidez actoral.

Encima, los 20 minutos del capítulo 7 son de los más inquietantes de la televisión de 2022. Y, como dicen los comentarios de Reddit, verlo da ganas de fumar incluso aunque no se tenga el hábito. El plano secuencia y la sensación de tiempo real son apenas uno de tantos recursos que conciben a The Bear como una de las series del año.

Tuvo su estreno en junio, y a días de su final ya estaba anunciada la grabación de su secuela. Al parecer va a poder verse por Star+ desde octubre. Y si no se quiere esperar, saben bien las comunidades virtuales por qué pabellones ir a buscarla. Bon Appétit.