Mientras estaba infiltrada en Madres de Plaza de Mayo, Isabelita cursaba la carrera de Ciencias de la Educación en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA). El título que obtuvo en 1982 le sirvió años más tarde para convertirse en la jefa de estudios de la Escuela Federal de Inteligencia, la institución en la que se formaban los efectivos que iban a dedicarse a esa especialidad dentro de la Policía Federal Argentina (PFA). Sin embargo, después de que su historia saliera a la luz a partir de una investigación de Página/12, la comunidad educativa en la que se formó terminó conmocionada. Por decisión unánime del Consejo Directivo, la Facultad se presentó ante los jueces federales Ariel Lijo y Daniel Rafecas para pedirles que investiguen si pudo haber estado involucrada en las desapariciones de estudiantes y docentes de ese centro de estudios.

Isabelita es una integrante del Cuerpo de Informaciones de la PFA. Durante la dictadura estuvo infiltrada en “Madres de terroristas”, según surge de su legajo que fue hallado durante la gestión de Nilda Garré al frente del Ministerio de Seguridad. Un exintegrante de la PFA también denunció en Suiza que esa fuerza tenía infiltrado al grupo de militantes que se reunían en la Iglesia de la Santa Cruz a través de una mujer llamada “Isabelita”. En 1977, doce de esos militantes fueron secuestrados y llevados a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).

Con esos elementos, Garré pidió en 2013 que se investigara a la agente de inteligencia retirada. Como la justicia no logró reunir los suficientes indicios, la causa quedó parcialmente archivada. Volvió a tomar impulso después de que su historia saliera a la luz con un pedido de la Secretaría de Derechos Humanos (SDH) para que Lijo –actualmente a cargo de la megacausa ESMA– la desarchivara. El fiscal Eduardo Taiano apoyó la solicitud.

Ahora, es la propia Facultad de Filosofía y Letras la que pide que se investigue a una de sus graduadas. La iniciativa surgió del Observatorio Universitario de la Violencia Institucional y de la Cátedra Libre de Derechos Humanos después de que este diario contara la historia de Isabelita. El 13 de septiembre pasado, el decano Ricardo Manetti llevó la propuesta a la reunión del Consejo Directivo y el apoyo fue unánime: todas las representaciones políticas y todos los claustros estuvieron de acuerdo con denunciar y pedir que se investigue a la infiltrada. Incluso los trabajadores no-docentes, que tienen voz pero no voto, pidieron la palabra para expresar su adhesión.

Lo que nos mueve es la reparación histórica y la necesidad de saber qué ocurrió en nuestra propia facultad. Desde el regreso de la democracia, la facultad se propone una defensa activa de los derechos humanos”, explica Manetti a Página/12 después de que el abogado querellante Pablo Llonto hiciera la presentación en los juzgados de Lijo y de Rafecas.

“Ingresé a Filo en diciembre de 1983 después de pasar dos años por la Facultad de Económicas pero recuerdo bien cuál era el clima de esa época, qué podía hablarse o qué no. En Filo, todo era mucho más marcado por la persecución que se había vivido”, dice Manetti y remarca que hay cientos de víctimas del terrorismo de Estado entre estudiantes, graduados/as y docentes.

A la vicedecana Graciela Morgade la historia de Isabelita la toca con mayor cercanía. Ella también es graduada de Ciencias de la Educación y estudió durante la dictadura. La noticia no solo tuvo eco a nivel institucional, cuenta, sino también entre sus compañeras de estudios de esa época que se preguntaban si compartieron el aula con Isabelita. “Es una demanda de toda la comunidad de Filosofía y Letras saber más. Es una institución en la que las políticas de memoria, verdad y justicia están muy presentes y pensamos que es necesario seguir construyendo conocimiento acerca de quiénes y cómo operaron durante la dictadura”, le dice Morgade a este diario.

Filosofía y Letras tiene un programa sobre Universidad y Dictadura que dirige Graciela Daleo, socióloga y exdetenida-desaparecida de la ESMA. Además, desde hace cinco años interviene como querellante en distintas causas por los desaparecidos y las desaparecidas que pasaron por ese centro de estudios.

En sus escritos, Llonto –que es uno de los abogados que reclama que se descorra el velo sobre la estructura de inteligencia de la dictadura– remarcó que debe investigarse si el trabajo de inteligencia de Isabelita culminó en secuestros por parte de los grupos de tareas y si algunas de las víctimas de la Facultad pudieron haber terminado privadas ilegalmente de la libertad por su delación. 

En el Cuerpo de Informaciones de la PFA como en otros organismos de la llamada comunidad informativa, existía la “Mesa Estudiantil” en la que se recopilaba información acerca de estudiantes y agrupaciones. En esa línea, el abogado también reclamó que se investigue al resto de integrantes del Cuerpo de Informaciones --cuyos legajos analizó el Programa Verdad y Justicia de la SDH-- que pasaron por los claustros de Filosofía y Letras.