“Conocer Desate es conocer una manera de pensar la salud mental, con un componente integrador donde la salud mental no es solamente la cuestión psicopatológica sino una construcción histórica y social, y una inclusión de los pacientes como sujetos de derechos”, plantea la psicóloga Silvia Maltz. Maltz coordina Desate, un podcast que, con apoyo del ISER, se distribuyen por distintas emisoras además de sus propias redes sociales (@desate_radio en Instagram, “desate” en Soundcloud y “desateok” en Facebook). El podcast, que también puede concebirse como una serie de micros creados por las propias pacientes del Hospital Braulio Moyano, cuenta en el equipo, además de Maltz, con la producción de Marcos Auchterlonie y Romina Romero.

Desate, cuenta Maltz, surgió hacia 2008. “Era un momento de grandes cambios a nivel institucional en el hospital -recuerda-, y en un hospital público un cambio de dirección no es poca cosa porque significa poder llevar adelante ciertas políticas nuevas, que a partir de ese momento fueron más inclusivas”. Más allá de que ya hubo experiencias más famosas, como la de La Colifata (con quienes colaboraron varias veces), Desate  busca la inclusión de las pacientes y las externadas en la sociedad. “A mí se me ocurrió armar una radio, pero sabía también que una radio común y silvestre era imposible, pero fue la partida para buscar un dispositivo de comunicación, de lazo social, que lo hiciera posible”, cuenta.

Ese contexto de 2008, explica, habilitó distintas instancias ministeriales, autorizaciones, permisos y vínculos con otras instituciones que podían acercarse al hospital para concretar el proyecto. Así asomó una cátedra de comunicación comunitaria, el Afsca –luego Enacom- y finalmente el ISER. “Hacer todo eso hasta le cambió el nombre al proyecto, porque inicialmente nos pensábamos como FM Desate, cuando no éramos una radio, éramos apenas un programa que realizamos”.

La revinculación con la sociedad es la principal razón de ser de Desate. Según explican sus responsables, el principal problema para las pacientes que reciben el alta es volver a integrarse a la vida cotidiana. Esto es particularmente difícil por los prejuicios sociales, pero además se vuelve más cuesta arriba cuanto más tiempo haya durado la internación. “La condición de internación, más allá de sus diagnósticos, provoca una fuerte ruptura con el lazo a la comunidad”, advierten. Desate busca refundar ese vínculo comunitario. “En la radio, las participantes dejan de ser pacientes cuya identificación es el número de su historia clínica para convertirse en comunicadoras creativas, reflexivas, relacionadas y comprometidas con un nuevo interlocutor, el oyente. Para nuestras comunicadoras, nada más terapéutico que saber que otro le brinda su escucha”.

En la práctica, además, las pacientes-comunicadoras reciben un subsidio del Ministerio de Trabajo que les permite subsistir por fuera del Moyano. “Desate también intenta una mayor autonomía posible para que la salida de lo manicomial pueda ser posible”, dice Maltz. “Muchas externadas de hoy eran internadas ayer y pudieron, en parte, ser externadas gracias a Desate, porque les da unos ingresos que les permiten vivir en comunidad”.

Son además las propias pacientes –quienes se definen como “comunicadoras de salud mental”- las que producen los micros/ podcasts. Cuentan, claro, con un equipo que las apoya. “Con las chicas trato de compartir mis conocimientos en periodismo y locución, trabajamos la voz, sus expresiones, y las acompañamos en las temáticas propias del espacio: violencia, inseguridad, pobreza, salud mental, género”, cuenta Romina Romero. “Ellas escriben, muchas veces en las charlas mismas surgen nuevas temáticas o surgen historias, o quieren compartir cosas de sus propias vidas, entonces nos permitimos compartir recuerdos de felicidad antes del encierro. Ahí mi rol es ir extrayendo lo que ellas generan, darles un formato a su exposición, aunque muchas escriben directamente y sólo acomodamos el texto para que quede radiofónico”.

Una de las ópticas fundamentales de Desate pasa por concientizar sobre los derechos humanos de quienes están encerrados por razones de salud mental y abogan por la plena implementación de la ley de salud mental. “Un profesor mío decía que los pacientes entran por locos y se quedan por pobres. La idea es que la pobreza sea contemplada para que haya instancias y dispotivos que eviten la vida en un hospital. Por eso desde Desate se trabaja para generar interés, conciencia, y para que se pueda escuchar a mujeres pensantes, críticas, a mujeres interesadas en una vida con dignidad”, cierra Maltz.