Andrés Núñez vivía en Villa Elvira y trabajaba arreglando electrodomésticos, aunque las crónicas instalaron que era albañil. Tampoco fue el primer desaparecido en democracia, como se suele consignar. Le gustaba jugar al fútbol y había probado suerte en Defensores de Cambaceres y en Estudiantes de Mar del Plata. El 27 de septiembre de 1990 fue visto por última vez cuando efectivos de la Brigada de Investigaciones salieron a buscar al ladrón de una bicicleta. El Gallego, como le decían, llamaba la atención por su costumbre de moverse pedaleando, así que los policías lo asociaron al robo y fueron a buscarlo a su casa, donde vivía con su compañera Mirna Gómez y sus hijos. Lo golpearon y se lo llevaron. Mirna encabeza la lucha que lleva más de tres décadas contra la impunidad, porque en la causa hubo condenas pero todavía hay un policía prófugo. En su memoria hoy a las 13 será descubierto un busto obra del artista Julio César Báez en el Museo de la Memoria, en 9 entre 50 y 51. Y el sábado 1 habrá una actividad militante y jornada de lucha con micrófono abierto a las 14 en Plaza San Martín, con familiares de víctimas de represión estatal.