Rumbo a Liniers

Si bien la comunidad boliviana es una de las más grandes del país, su gastronomía es poco conocida en la Capital Federal. La mayoría de los (pocos) restaurantes bolivianos están en Liniers, en el llamado barrio boliviano. Uno de ellos es Imperial, que ofrece platos tradicionales abundantes y económicos, en una propuesta apta todo público.

En la entrada un gran cartel muestra los platos con su respectiva foto para hacer un poco más fácil la elección, aunque no está de más pedirle consejo a los mozos, que amablemente harán una exhaustiva descripción de cada plato. Las empanadas (que se conocen como salteñas) se preparan con una masa firme que funciona como contenedor de un relleno de carne, ají amarillo, papa y caldo: vienen con una cuchara para comer el relleno ya que si se intentara morderlas como si fueran empanadas argentinas, sería imposible no mancharse. Son extra jugosas, con un toque dulzón y picantitas: una delicia.

Si está fresco, es ideal continuar con la famosa sopa de maní que hizo conocida Elba (la ganadora de la primera edición de Masterchef) o con un caldo de cabeza de cordero o de pollo ($1000). Para seguir hay saise ($800), un guiso que tiene como base carne y vegetales y trae arroz blanco; o el calórico chicharrón de cerdo ($2000) que se sirve con tomate cortado en cubos chiquitos, maíz blanco y papas al horno. Otro clásico de la gastronomía boliviana, originario de Oruro, es el Charquekan ($1400): se prepara con carne desmenuzada y deshidratada (en el norte suele utilizarse llama, acá se hace con carne de vaca) sumando queso fresco, huevo duro, papa hervida y maíz blanco. Las bebidas son de litro, se puede comer en el salón o una de las mesas altas de la vereda y, de desayuno, hacen api, una bebida a base de maíz morado, con azúcar y canela ideal para acompañar un pastel.

Comer en Imperial es una manera de internarse en la gastronomía de un país al que por muchas décadas la ciudad porteña le dio la espalda. Una reivindicación esperada.

Imperial Bar queda en Ibarrola 7224. WhatsApp: 11-5494-6664. Horario de atención: todos los días de 8 a 22.

Corazón costeño

Aurelia es un viaje al interior del corazón costeño de México, bien lejos del popular tex mex de los tacos y las quesadillas, y más cerca de las tradiciones familiares y de la cocina de cantina. En esta propuesta (de los mismos creadores de Ulúa y del desaparecido Xolo) se busca revelar una parte menos obvia de la cocina mexicana, basada en buenos productos y un saber heredado por generaciones. La carta está organizada en platos que se recomiendan compartir, algunos más orientados hacia las entradas como los cornalitos fritos con chile y lima ($1800), los langostinos al carbón y las empanadas de minilla que llevan una masa de maíz, rellenas de pescado desmenuzado, queso, crema y verdes ($1600 las cuatro); y otros más contundentes como las ribs de cerdo en salsa verde con arroz y tortillas ($3500) o el chilpachole de mar, un caldo rojo espesado con masa de maíz, pesca del día y langostinos ($2800). Con los primeros calores primaverales, un punto alto del menú es el aguachile, primo hermano del cebiche, a base de pesca del día, cebolla, pepino y cilantro ($2900).

El salón es cómodo y amplio, con la calidez de una cantina de pueblo. Aurelia tiene una carta corta de cócteles con tragos como el Tepacherita (suerte de Margarita con tequila blanco, tepache, jarabe de ananá y escarchado de tajín), donde el contraste del picante que rodea la copa con el dulzor de la fruta le da un toque muy especial. Lo mismo pasa con el Cantarito, que se sirve en cacharros de barro, típicos de las cantinas, y que preparan con tequila blanco, juego cítrico, refresco de toronja, tajín y chamoy ($1200). En la vereda armaron un deck con mesas y luces para disfrutar la noche en una zona relativamente tranquila más allá de estar en pleno Palermo. 

De postre, además del clásico tres leches, hacen un flan de elote (maíz) servido con caramelo de chala y crema de naranja que es simplemente perfecto ($750).

En los últimos años llegaron a Buenos Aires cocineros mexicanos trayendo un poco de la verdadera cocina de su país: de eso se trata Aurelia Cantina.

Aurelia Cantina queda en El Salvador 5090. Horario de atención: miércoles a sábados de 20 a 24; domingos de 13 a 17. Instagram: @aureliacantina.

Dieta mediterránea

En una esquina de Palermo, en silencio y con bajo perfil, apareció un pequeño lugar donde se pueden comer los mejores souvlaki de la ciudad. El souvlaki es uno de los platos más tradicionales y populares de Grecia, una suerte de shawarma preparado con un pan que se enrolla y se rellena de carne especiada hecha a la parrilla, tomate y un yogur saborizado con ajo.

Durante años Jorge Theosharis soñó con tener su propio lugar. De padres griegos, no tenía dudas sobre qué comida quería ofrecer y, luego de varios años cocinando en Canadá y Grecia, volvió a Buenos Aires para cumplir con esa deuda pendiente. Su idea es tener una carta simple y concisa, donde hay pocos productos pero de sabor auténtico. En esa búsqueda, como no encontraba el pan que le gustara, decidió amasar el propio, una masa esponjosa y a la vez flexible; lo mismo hizo con el yogur, siguiendo una receta tradicional aunque bajándole la cantidad de ajo para hacerla más amigable al paladar local. El resultado es un sabroso wrap que se puede elegir de cordero, de cerdo o, en su versión vegetariana, de falafel (desde $1100).

Theos Souvlaki –así se llama el restaurante– abrió en pandemia: primero fue un take away y a medida que fue pasando el tiempo habilitaron las mesas que hoy suelen llenarse todas las noches; conviene llegar temprano para conseguir lugar. De todas formas, al ser una comida callejera, el souvlaki puede tranquilamente comerse de parado o llevarse hasta la plaza más cercana para un picnic improvisado. El menú se completa con papas con paprika ($600) y el famoso pastel de berenjenas griego conocido como moussaka. De postre, por ahora hay pocas opciones: un kadaif que es una masa tipo filo, cortada muy finita en forma de fideos típica de la pastelería de Medio Oriente al igual que el baklava. 

Dentro de poco, promete Jorge, sumará más dulces y alguna que otra sorpresa salada. No hay apuro, el combo de Theos Souvlaki es simple y funciona muy bien: es rico, barato y rendidor.

Theos Souvlaki queda en Gorriti 4400. WhatsApp: 11-5524-8678. Horario de atención: jueves a domingos de 12 a 16.30 y de 18 a 23. Instagram: @theos.souvlaki.