En un caluroso depósito, tres mujeres disertan sobre los vínculos sexoafectivos. Camufladas entre maniquíes y cajas de cartón, como si fueran muñecas, exorcizan sus dudas y temores, y se abren a nuevos deseos. Con ese disparador sube a escena Cartón pintado, la nueva obra teatral escrita y dirigida por Victoria Hladilo que pone la lupa sobre el universo femenino, y que puede verse los viernes a las 20.30 en El Camarín de las Musas (Mario Bravo 960).

Raquel y Miriam son amigas y, además, socias en un local de ropa un poco flojo de ventas. Esa tarde no están solas, porque su amiga Belén acude en su ayuda. Y es que Raquel atraviesa la separación de una pareja reciente y no puede pensar en otra cosa. Frente a la situación, Belén, casada hace muchos años con su primer novio y con hijos, se muestra amorosa y paciente, pero Miriam, la soltera que va al frente, aporta una mirada menos piadosa y sin filtros. Todas rondan los cuarenta, y llegan a esa edad con distintas perspectivas acerca del amor, pero juntas buscarán desandar lo aprendido. La puesta cuenta con las actuaciones de Julieta Petruchi, Mercedes Quinteros y Victoria Hladilo, la colaboración en dirección de Verónica Mc Loughlin y la voz en off de Mike Amigorena.

“Yo venía hace tiempo con la idea de hacer una obra sobre la amistad entre mujeres. Y lo primero que me apareció en la cabeza fue la imagen de tres barbies medio maltrechas. De ese concepto partí para escribir, y finalmente terminé la escritura en un taller de la Emad. Después, comenzó la pandemia, y en esos meses empecé a buscar junto con Julieta y Mercedes un material que pudiéramos hacer juntas. Y ahí apareció Cartón pintado, que estaba esperándonos”, cuenta la directora acerca de su cuarto título luego de La sala roja, La culpa de nada y La casa de las palomas.

En su dramaturgia se revela el lado oscuro del mundo adulto. Cualquier situación cotidiana puede desatar una lucha sin retorno, y sus tres obras anteriores conservaban ese espíritu. Pero esta vez pasa lo inverso. Sin escaparle al conflicto o a las tensiones, predomina la empatía, la sororidad y la escucha. “En mis otras piezas existía entre los personajes una fricción y una batalla, y no había ahí una red de contención. A su vez, cada personaje mantenía distintos vínculos familiares, de pareja o de amistad, pero al mismo tiempo vivían una profunda soledad y eso los llevaba a enfrentarse con los otros. En cambio, en esta historia estas tres amigas se sostienen y la batalla es con ellas mismas y con las luchas internas que cada una tiene”  analiza Hladilo.

Las criaturas de esta puesta tienen en común cierta fragilidad. La que tiene una relación estable desea conocer otras formas de vincularse, mientras la separada siente que no puede realizarse sin un marido ni hijos. Y, en el medio, la más empoderada frente a la adversidad del desamor también sufre y se siente insatisfecha. “Todas tienen problemas. No hay un estado ideal, y si existe ninguna de ellas sabe cuál es”, apunta la autora que decidió abordar su nueva propuesta con una perspectiva de género que busca, siempre con el humor como recurso, desnaturalizar los mandatos de la maternidad y el amor romántico.

“Mi procedimiento al momento de escribir tiene que ver con la observación de cierto mundo en el que me muevo. Y el tema de los mandatos sociales que nos atraviesan y nos interpelan a las mujeres es algo que me venía dando vueltas y que venía observando en mis amigas y en mis pares. Porque por más que trabajemos para deconstruirnos, las imposiciones siguen estando, y corrernos de eso es un trabajo diario. Pero ahora hay espacio para cuestionar estas cosas. Si una mujer no tenía el deseo de ser madre, antes no existía el espacio para decirlo, pero hoy sí”.

El de Hladilo es uno de los nombres más convocantes del circuito independiente. Con La sala roja, su primer trabajo, realizó numerosas temporadas y una gira internacional, y siempre un estreno de su autoría genera expectativas. “Lo que está bueno de Cartón pintado es que pone sobre la mesa cuestiones que estamos atravesando. Y la respuesta del público fue mejor de lo que esperábamos. Estrenamos tímidamente, y con lo que fue pasando del otro lado, nos dimos cuenta de que la obra, además de tener mucho humor, abre espacios de pensamiento que dejan huella en quienes vienen a verla”.