Para Emma D'Arcy, fue la calma antes de la tormenta: durante algunas semanas, la actriz de House of the Dragon estuvo en una especie de limbo, con un extraño status de fama: era la cara de uno de los más grandes lanzamientos del año, pero aún no había aparecido en pantalla. Estaba en carteles callejeros de toda clase, pero durante cinco episodios no pudieron verse sus ojos glaciales y su nariz real. Todo eso cambió en el capítulo seis, cuando finalmente la actriz apareció en los ropajes de Rhaenyra Targaryen, heredera del Trono de Hierro. D'Arcy tenía razones para estar nerviosa. Después de todo, se trata de la precuela de Game of Thrones, la serie de HBO basada en la novela Fire & Blood de George R. R. Martin.

Pero D'Arcy no es una desconocida. Pisó las tablas teatrales en producciones como The Crucible y Romeo y Julieta, fue una fantasma en la serie de Amazon Truth Seekers e interpretó a la hija de Toni Collette en la serie Wanderlust. Pero nunca protagonizó nada de esta escala, a veinte millones de dólares por episodio. Las grandes apariciones rara vez son más grandes que esta, y al menos no tienen que preocuparse de si será un éxito: la serie alcanzó los 29 millones de espectadores por episodio y, mejor aún, fue creciendo semana a semana. 

La actriz es no binaria, utiliza un lenguaje acorde, y sabe que su aparición en la serie no es indolora. Aunque es cierto que D'Arcy fue elegida primero para el elenco, es la australiana Milly Alcock quien se encargó desde el comienzo de Rhaenyra, y los fanáticos ya expresaron su desilusión por la pérdida de la princesa adolescente. "Es complicado, ¿no?", se encoge de hombros. "Es un punto difícil para encontrarse con la audiencia. Se encuentran conmigo al mismo tiempo que pierden a Milly, con lo que el encuentro es en un lugar de pena por la pérdida de alguien con quien ya han pasado cinco horas". Exhala un suspiro nervioso. "Bueno... estoy muy al tanto de eso."

D’Arcy tiene un coprotagonista que sabe lo que se necesita para plantarse en zapatos muy grandes, de un favorito de los fans. "Tuve una linda charla con Matt Smith (quien interpreta al tío y algo más de Rhaenyra, Daemon) el otro día, y me dijo que es como la maldición de Dr. Who. Tenés que regenerar. Y sí, desafortunadamente Rhaenyra cambia completamente de rostro y cuerpo en un par de horas."

Hasta entonces, la actriz pudo disfrutar unos pocos últimos momentos de casi-anonimato. D'Arcy tiene 30 años y una sonrisa élfica, y un peinado muy corto platinado a lo Targaryen que le da cierto halo a su rostro. Es fácil ver cómo, en un universo alternativo, D'Arcy -que puede verse etérea y natural a la vez- podría haber sido elegida para el otro gran producto fantástico de estos días, la serie de Prime Video The Lord of the Rings: The Rings of Power. Hoy viste ropa deportiva roja cerrada hasta el cuello, y juguetea todo el tiempo con un encendedor.

"Probablemente me decidí por la actuación dos veces", recuerda. La primera vez fue cuando interpretó a Titania en una versión de Sueño de una noche de verano en la escuela en Cheltenham. "Era esta chiquita de 11 años llena de adrenalina, corriendo por un campo de fútbol, drogada con la emoción del asunto." La segunda vez, cuando la decisión realmente caló hondo, fue al terminar la escuela de arte. "Cuando estaba en la Ruskin School of Art (parte de la Universidad de Oxford) empecé a hacer algunas cositas de teatro. Al principio me dediqué mucho al diseño de arte, después a algo de actuación y diseño de arte y luego a dirigir, algo de actuación, y más diseño de escenario", se ríe D'Arcy, que fue haciendo su camino con un set de herramientas en la cintura.

El prospecto de trabajar sola en las finas artes la llevó a decidirse por la actuación. "Las realidades son las que nos hacen, pero habitualmente, cuando dejás la escuela de arte, pasás un montón de tiempo sola en el estudio, y pude ver que eso no iba a ser bueno para mí. Encontré otra cosa en el teatro: podía explorar cosas similares, pero con otra gente alrededor."

Game of Thrones se hizo célebre por su férrea seguridad, y House of the Dragon no es muy diferente. Por ejemplo, D'Arcy fue parte del grupo de actores que pidió guiones en papel: "Inicialmente la respuesta fue no, ¡pero necesitás el papel para hacer anotaciones y tirarle el té encima y seguir!". Afortunadamente, los productores cedieron. Del mismo modo, cuando D'Arcy hizo su audición para el papel de Rhaenyra, le pidieron que leyera escenas falsas de un proyecto de fantasía sin título. "Estoy bastante segura de que todos los demás actores sabían que era para la precuela de Game of Thrones, con lo que el hecho de que yo no lo supiera habla de cierta ingenuidad en mí", sonríe. "Una que espero que sea reemplazada por sabiduría en cualquier momento."

Tres meses de videos autoproducidos más tarde, D'Arcty fue invitada a audicionar en persona para los showrunners Miguel Sapochnik y Ryan Condal. "Al final, la actitud de Miguel era algo así como 'OK, lo hiciste bien, andá a emborracharte y nos pondremos en contacto en breve'". Pero tras un par de días, D'Arcy recibió un mensaje de su agente diciéndole que le parecía que tendría una negativa. Se fue al campo a recuperarse.

"A la mañana siguiente, estaba sola en un campo con unas vacas y recibí un llamado. Todo lo que recuerdo es a Ryan diciéndome que me comprara unos lentes de sol, lo cual, bien visto, no tiene ninguna lógica. No tenía ninguna relación, era 'Bueno, obtuviste el papel. ¿Te compraste ya unos lentes de sol?'", hace la mímica D'Arcy, con el ceño fruncido. Lo que implicaba eso, claro, es que se iba a necesitar cierto tipo de disfraz. Una gorra de béisbol tampoco estaría mal.

Sapochnik, quien estuvo detrás de algunos de los episodios más celebrados de Game of Thrones, anunció su salida de la serie tras solo una temporada. Sobre esa inesperada renuncia, D'Arcy tiene algunas palabras. "Uhhhh, sí", dice con cautela. "Tuve un conversación con algunos miembros del equipo y sí, es una pena. Pero es lo que es."

La actriz aún no había visto Game of Thrones cuando llegó a House of the Dragon, aunque conocía algunas claves: sexo y violencia. Pero le aseguraron que el spinoff tomaría una ruta diferente, aunque igualmente sangrienta, para alcanzar sus fines. "Para el momento en que recibí la oferta para el papel, había visto algunos guiones completos y no era como empezar un viaje en la oscuridad. Miguel y Ryan me habían puesto al tanto de que desde el mismo comienzo esta iba a ser una historia construida alrededor de dos personajes femeninos, y que buscaba interrogarse sobre la violencia inherente del patriarcado desde una perspectiva femenina. Eso me pareció un punto de partida muy diferente al de Game of Thrones. Y además yo amo hablar del patriarcado, con lo que estaba muy entusiasmada", dice sonriendo de oreja a oreja.

Como la hija mayor del Rey Viserys (Paddy Considine), y la primera heredera de la historia al Trono de Hierro, Rhaenyra está en el corazón del conflicto político de HotD. Son los asuntos de su corazón, sin embargo, los que despertaron mayor entretenimiento y despertaron mayores controversias. La peligrosa relación de Rhaenyra con su tío, la oveja negra Daemon, dividió a los espectadores.

"Supongo que vi la tensión sexual entre ellos desde las primeras páginas", dice D'Arcy. "No es algo sobre lo que sepa mucho, pero sí sé que algo muy eléctrico y erótico puede suceder entre personas que comparten material genético pero no crecieron juntas." El hecho de que Daemon sea un mal chico, abiertamente crítico de su padre, ciertamente ayuda al asunto. "Eso es siempre excitante y peligriosos, especialmente cuando se es joven", se ríe D'Arcy y agrega: "El le ofrece a Rhaenyra nuevos horizontes, y no sé vos pero a mí me parece una cualidad muy atractiva en una persona."

El controversial episodio cuatro le vino bien a la tensión creciente entre Daemon y Rhaenyra. Los parientes se suben la temperatura en una casa del placer... hasta que Daemon se sube abruptamente los pantalones y se va tan rápido como llegó. O no. Luego de ese episodio, los espectadores no se pusieron de acuerdo sobre si la pareja había tenido efectivamente sexo o no. D'Arcy puede ofrecer alguna luz: "Mi interpretación es que él no pudo avanzar. Está muy abierto a la interpretación, pero creo que la impotencia es un gran tema para Daemon."

Pero más importante que el aspecto físico es que Rhaenyra ve en Daemon una vida que tiene prohibida. Una vida excluida por su género. Es una situación con la que D'Arcy se identifica inmediatamente. "Es excitante ver en la página a una joven mujer que tiene una aguda conciencia de cómo operan las estructuras de poder, y que puede ver que alguien, en este caso Daemon, puede ser capaz de existir con todo un diferente paquete de reglas que el que se le permite a ella", dice. "Ese deseo de obtener una especie de libertad masculina y ganar espacio, en la manera que ve que los hombres pueden hacerlo, es algo que me habló directamente. Me sentí así de pequeña. Tenía esta especie de conciencia tangible de cómo serían las cosas si fuera un muchacho. Con lo que tuve esa misma experiencia."

Con el estreno de House of the Dragon, donde D'Arcy interpreta a un personaje femenino, el potencial de ser malinterpretada como actor y persona es grande. ¿Fue una preocupación al aceptar el personaje? "Mirá... realmente me gusta interpretar mujeres, y soy buena en eso. El peor escenario posible es que de pronto la gente me empiece a decir qué puedo hacer y qué no. Tengo todas las herramientas necesarias para interpretar mujeres. Viví como una durante mucho tiempo; la gente cree que aún lo soy. Pero se trata de que me dejen hacer mi trabajo, soy buena en él."

Así, lo que ama D'Arcy de la actuación es que se trata de un arte transformador. "Quiero vivir dentro de otra gente, exorcizar partes de mí", dice, y se toma un momento para pensarlo un poco más. Con un gran suspiro, lo resume: "¡Es complicado! En términos queer, la única buena razón para estar por ahí siendo una persona no binaria, pública y profesionalmente, es que espero que eso le permita a gente más joven que pueda sentirse de manera similar saber que en la industria hay espacio para elles. Porque definitivamente hay un punto en el que pienso 'Oh no, esto no va a funcionar. Definitivamente necesito tener el pelo largo y maquillaje para tomar este trabajo'. Y eso no es verdad."

De regreso a esos encuentros Daemon-Rhaenyra: según el modo en que lo ve D'Arcy, el problema no es tanto el incesto como la diferencia de edad. Al comienzo del show, Rhaenyra tiene 15 años y Daemon 31. "Es un escenario de grooming", dice D'Arcy con brusquedad. "La idea de que una chica adolescente es de alguna manera capaz de consensuar esa interacción sexual es un gran enredo. No hay manera de que el poder esté establecido de manera igualitaria en esa relación". Apropiado o no, el equipo Daemon seguirá creciendo a medida que la química entre la pareja crezca en desmedro de otros pretendientes de Rhaenyra.

De manera poco sorprendente, y potencialmente por obligación contactual, D'Arcy se muestra evasiva cuando se trata se declarar su propia lealtad. "¡No puedo responder a eso porque sé lo que sucede!", sonríe. "Será mejor dejárselo a los escritores de ficción. ¡Estaré leyendo!"

En los tres años transcurridos desde que terminó Game of Thrones, un número de intérpretes ha descorrido el velo sobre lo que fue filmar tantas escenas de sexo. Un "desorden frenético", según definió alguien. D'Arcy conocía los parámetros de su papel antes de firmar para House of the Dragon, y se considera afortunada de haber contado con un "coordinador de intimidad" en el set. "En este punto, eso debe ser un prerrequisito", dice. "Quise tener una conversación bien temprano para cubrir todas las áreas de confort y tener presente el tacto que se pondrá en juego. Es asombroso, porque también podés decir que no, que no harás nada de eso."

Se ríe ante lo fácil que suena eso. Es una demostración de cuán simple podría ser si la gente estuviera dispuesta a escuchar. "Así es como empoderás al performer. Desde lo estadístico, es más probable que las performers femeninas hayan experimentado alguna clase de ataque sexual que sus colegas masculinos. Con lo que cuando creás un proceso como ese estás empoderando a la parte más débil de la ecuación, lo que es bueno." Además, agrega D'Arcy, tener a una mujer detrás de las cámaras hace un mundo de diferencia: "¡La mirada es distinta!", remarca.

Las ambiciones de D'Arcy para su vida post-Dragon son modestas. "No soy muy buena visualizando el futuro, pero al provenir de un ambiente teatral, creo que mi esperanza es que, dado que el teatro a menudo requiere que los performers atraigan público -con lo triste que es eso-, supongo que la creciente visibilidad que me da esta serie pueda ayudar a generar más puestas", dice. Como queriendo no arruinar el deseo, agrega a la frase una risa y un dedo en alto: "¡Pero no lo sé! ¡No lo sé! ¡Acabo de empezar en el programa! ¿Quién sabe?" Como el mismo futuro de Rhaenyra, tanto en el amor como en el trono, que aún está por verse, la moneda de D'Arcy aún se encuentra en el aire.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.